La historia de Flora, esa mujer víctima de todos los «soma» que ofrece la posmodernidad y que protagoniza la portada de The New Yorker.
Una nación de pasado turbulento, con tendencia a la autoflagelación, sacudida por intensas pulsiones centrífugas, dada al maniqueísmo y cuyos integrantes practican un levantisco individualismo, exige un poder simbólico, neutro y moderador por encima de la lucha partidista.
¿De dónde nace esta ceremonia de la confusión en torno al fascismo? Umberto Eco y su forma de afrontar la cuestión es la que impregna hoy el debate.
Toda sociedad envejecida debe decidir si invierte en atención a los ancianos o si impulsa la eutanasia. Nuestro Gobierno social-comunista parece haber decidido que lo progresista es lo segundo.
Las excentricidades del tunante Puigdemont no lograrán romper la discreta entente entre los antiguos socios de tripartit.
Escribir en El Debate de Hoy, y leer a sus colaboradores, ha sido una fuente de alegría, una escuela de aprendizaje.
Especiales
El artista nos presenta su última obra y reflexiona sobre el valor de la Belleza: «fue necesario que nos familiarizáramos con la relativización, primero, y la inversión, después, del concepto de Belleza en las artes para que aceptáramos con naturalidad la relativización de la Verdad y el Bien en todos los ámbitos políticos y sociales…»
Las formas son imprescindibles. Pero no olvidemos que lo son, no como un fin en sí mismo, sino para servir al fin último: dejar que Cristo penetre cada vez más en nuestro corazón.
Hay que seguir profundizando y escribiendo, pero también hay que pausar las palabras para que puedan ser leídas con su justa y hermosa entonación.