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Lo que peligra en estos tiempos en España es la libertad. Este es el Gobierno más abrasivo con las libertades de los ciudadanos. Da la impresión de que la covid les ha servido de disculpa para ensayar algo que creíamos que nunca llegaría: que coarten de nuestra libertad de movimientos. Sin embargo, para arrasar con la libertad de enseñanza ya no han buscado ninguna excusa. Han tirado por la calle del medio invocando la trampa de la equidad. Pero ¿puede alguien tener alguna duda de que en España, si estudias y tienes talento, funciona la igualdad de oportunidades? Al contrario, ellos quieren hurtar a los más humildes la posibilidad de subirse al ascensor social para mejorar. Como también le han hurtado a la inmensa mayoría de la ciudadanía la participación en el debate de una ley abrasiva con derechos fundamentales como poder enseñar a tu hijo la primera lengua oficial de tu país. En el fondo, estos socialistas de nuevo cuño, hijos de una pésima educación, y los neocomunistas, deudores de las ideas más crueles de la humanidad, tienen miedo a la libertad. No quieren que seamos libres. No hacen leyes para que el ciudadano pueda escoger o seleccionar entre distintas opciones. Legislan para imponer, adoctrinar y castrar las iniciativas. ¿Qué se esconde detrás de ese miedo cerval a que disfrutemos de la libertad? ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar en la cercenación del libre albedrío?

La imagen de la mitad del hemiciclo reclamando ayer libertad está dando la vuelta al mundo. España ha entrado en el pelotón de los torpes en la UE. Ya nos miran con recelo. Los suizos se atreven a llamarnos «Estado fallido» y los marroquíes se ríen de nosotros. Por eso es tan importante votar bien.