Fernando Bonete & Hilda García | 01 de mayo de 2021
Sajalín es una editorial independiente que comenzó publicando en castellano obras inéditas u olvidadas de la mejor narrativa extranjera contemporánea. Su director literario, Daniel Osco, explica que su trabajo se cuece a fuego lento: «Siempre hemos ido poco a poco, así puedes trabajar mejor los libros».
Pocos títulos, poco personal, pero mucha especialización. Sajalín es sinónimo de obra extranjera, siempre narrativa y traducciones protagonizadas por escritores que han vivido lo que cuentan y lo transmiten de forma autobiográfica o a través de sus personajes. Unos y otros, escritores y personajes, son en su mayoría tipos atormentados, transidos de melancolía, fuente de tristeza con sentido.
Todo viene del gusto de Daniel Osca, su director literario, que junto con Julio Casanovas fundó en 2009, plena crisis económica, este sello radicado en Barcelona con más de ochenta «obras inéditas u olvidadas de la mejor narrativa extranjera».
Pregunta: Sajalín es una isla montañosa de Rusia, fue colonia penitenciaria y recibió la atención de Chéjov. ¿Por qué Sajalín para denominar su sello? ¿Qué metáfora hacen de su significado?
Respuesta: Tenía en mente el nombre desde mucho antes de la propia fundación de la editorial. Lo tenía como idea, como sueño. Me gusta mucho la literatura rusa, y me fascina Chéjov. Más que como autor de La isla de Sajalín, Chéjov como autor en sí mismo. Me preguntaba: ¿por qué Chéjov escribió ese viaje a la isla? Estando enfermo, decide ir allí, más como médico que como escritor, para conocer las condiciones de la colonia penitenciaria. Un viaje larguísimo de seis meses, en condiciones de gran dificultad, para alguien que no tenía la necesidad de hacerlo. De hecho, amigos y familiares le desaconsejaron hacerlo. Esa locura es la metáfora. Si ya de por sí siempre es una locura montar una editorial, hacerlo en 2009 y sin experiencia previa lo era todavía más. Me apetecía y me lancé.
Pregunta: Publican «obras inéditas u olvidadas de la mejor narrativa extranjera». ¿Hay tantas obras inéditas u olvidadas para alimentar y seguir alimentando un catálogo editorial?
Respuesta: Hay muchísimas obras que se han quedado fuera, que nunca han sido publicadas o que se han publicado en traducciones no muy buenas. Así que la idea inicial era rescatar obras extranjeras, por una decisión personal, porque es un campo que siempre me ha gustado como lector, el que más ha despertado mi curiosidad. Y, leyendo, llega un punto en que descubro que hay obras no traducidas que merecen esa traducción. Y no solo no ha sido difícil encontrar esas obras, sino que hay más de las que podemos editar y publicar por nuestro tamaño y capacidad. Ahora no solo rescatamos libros, también acompañamos a autores contemporáneos que publican nuevos títulos.
La edición literaria independiente es siempre un proyecto arriesgado
P.: En su relación de autores hay poca presencia femenina.
R.: No es algo voluntario, pero es muy escasa, sí, solo dos autoras en la colección «Sajalín». En la colección «Al margen» no es fácil, porque en rescates, libros publicados desde hace muchos, muchos años, no es frecuente encontrar escritoras que toquen esa temática que antes comentaba que nos interesa para esta colección. También ha habido mala suerte, autoras que hemos querido publicar pero, por una razón u otra, ya se habían vendido los derechos y no nos ha sido posible. Es algo que quisiéramos revertir en el futuro.
P.: Nacieron en 2009, año que a todos nos trae el recuerdo de la crisis económica. ¿De dónde surge la iniciativa de empezar con una editorial en una época tan difícil?
R.: Para empezar una editorial, el momento casi nunca es bueno. La edición literaria independiente es siempre un proyecto arriesgado. El año 2009 era el momento peor, sería como empezar ahora, más o menos. Fue un tema personal. Yo soy economista y trabajé cinco años en una asesoría. Estaba ya un poco cansado y me llegó la oportunidad incluso de ascender en ese mundo, pero veía que si seguía me quedaría ahí toda la vida. Entonces, a mi mujer le surgió la posibilidad de ir a Italia, fuimos los dos a vivir allí y empecé a desarrollar lo que es Sajalín. No era un buen momento, pero al final lo decidí así.
Monté el proyecto y convencí a un amigo, que es mi socio, Julio Casanovas. Contra todo pronóstico, empezamos muy bien. El primer título de la colección «Al Margen», el segundo de la editorial, que es No hay bestia tan feroz, de Edward Bunker, funcionó muy bien para una editorial que empieza. Eso nos dio un espaldarazo, fue muy importante. No esperábamos vender tanto ese libro, pero tampoco esperábamos vender tan poco los otros. Nos costó que tuvieran presencia en librerías y las ventas no eran muy elevadas. Y eso compensó un poco.
P.: ¿Cómo valora la evolución de Sajalín desde entonces? Luces y sombras de este periodo.
R.: Cuando creas una editorial de este tipo, lo difícil en general son los primeros años. En una editorial literaria, durante los primeros años tienes que ir publicando títulos para ir creando un catálogo, que la gente te conozca y confíe en lo que haces. El gran objetivo de un editor es que la gente, casi sin conocer al autor, compre un libro tuyo porque ha leído otros y se fía, es algo que cuesta y requiere tiempo. Al principio, Bunker nos ayudó, pero pasamos una época difícil a los cuatro o cinco años.
Después seguimos publicando en la misma línea y llegaron títulos que tuvieron cierto éxito. Cuando vas publicando más, tienes un fondo de libros que siguen vendiéndose cada año, que es el objetivo. Intentamos mantener el catálogo vivo, nuestros libros se pueden comprar siempre. Nunca hemos querido entrar en la rueda de la locura de las novedades. Hay editoriales que se ven obligadas a publicar mucho para que entre dinero y seguir produciendo. Eso es muy peligroso, creas una burbuja que puede estallar en cualquier momento. Nosotros siempre hemos ido poco a poco. De hecho, en los últimos años, nos iba mejor cuando publicábamos menos títulos. Es curioso, pero es algo que te da tranquilidad, puedes trabajar mejor los libros, vas reeditando títulos. Estamos muy contentos, porque cada vez más gente conoce la editorial, sobre todo la colección «Al margen». Hay gente que la sigue muy de cerca y se compra muchos de los títulos. También nos ha ido muy bien hacer estas políticas de autor, intentar publicar siempre obras del mismo autor. Es el caso de Chris Offutt, por ejemplo, que ha funcionado muy bien y seguiremos publicándolo.
P.: Ota Pavel es también uno de esos escritores longseller.
R.: Ota Pavel es un caso curioso, es uno de mis autores preferidos del catálogo, le tengo mucho cariño. Un amigo me recomendó una edición en inglés de Cómo llegué a conocer a los peces, que es el primer título que publicamos. Lo leí y me fascinó, porque es un libro de recuerdos, hay melancolía pero también humor, el padre era un personaje increíble. Compré los derechos y encargué la traducción. La sorpresa fue que, cuando me mandan la traducción de este primer título, no es el mismo libro que yo había leído. La edición en inglés mezclaba relatos de dos títulos, Cómo llegué a conocer a los peces y Carpas para la Wehrmacht, que publicamos después. Me quedé con las ganas de publicar el segundo, porque es el más humorístico.
Cómo llegué a conocer a los peces no funcionó muy bien al principio. Carpas para la Wehrmacht lo leí en italiano, me encantó y, como es un autor que me gusta tanto, me animé a publicarlo aunque el primero no había funcionado muy bien. Y este sí que gustó mucho. Ahora sacamos la tercera edición. Gracias a este, se vendió un poco el anterior y el año pasado publicamos un libro de relatos deportivos de Pavel. Era sobre deportistas checos de los años 60, de los que el más importante y conocido es Zátopek. Parecía una locura, pero nos apetecía seguir publicando a Pavel y estamos contentos con este último, ha funcionado bien.
P.: Con la pandemia, ¿han tenido que realizar muchos reajustes?
R.: Hemos tenido que hacer algún ajuste, pero no muchos, porque publicamos poco. Hemos movido algún título, sobre todo cuando comenzó el estado de alarma. Justo cuando llegó, teníamos el libro de Offutt, Noche cerrada, que llegó a las librerías una semana antes del cierre total. Fue un momento de pánico, creíamos que no lo iba a comprar nadie y era un libro importante para nosotros. Estábamos asustados, pero funcionó muy bien. El libro ya va por la tercera edición y nos ayudó mucho el año pasado, que para nosotros fue bueno. Es curioso, pero excepto el libro que publicamos en febrero, que no funcionó bien, el resto ha ido muy bien. Hemos publicado Noche cerrada, Caballos salvajes, El precio del triunfo, Pánico al amanecer y Un año en la vida de Johnsey Cunliffe. Los dos últimos los hemos reeditado.
Caballos salvajes de Jordi Cussà funcionó bien. Ha sido una sorpresa. Es un año en el que hemos perdido las ferias: Madrid, Sant Jordi… y la exportación ha caído totalmente. No vendemos mucho en Sudamérica, pero algo vendemos. El año pasado prácticamente no vendimos nada fuera, pero en España estamos contentos. La gente se volcó en la lectura y apoyó mucho a las librerías independientes, que es algo fundamental para nosotros, porque están en una situación muy delicada. Reservaron libros para pasar a recogerlos después. Dentro del desastre que está siendo la pandemia, en el mundo de los libros ha habido una reacción positiva, en el sentido de leer y apoyar a las librerías. Es lo bueno que saco yo de la pandemia.
La pandemia ha provocado una reacción positiva. La gente se ha volcado en la lectura y ha apoyado mucho a las librerías independientes
P.: ¿Qué proyectos tienen para lo que nos resta de año?
R.: En mayo o junio sacamos Formentera lady, de Jordi Cussà, el autor catalán del que ya publicamos Caballos salvajes. Es una especie de secuela que escribió quince años después. Se centra también en el tema de la drogadicción en Cataluña. Si Caballos salvajes está escrita más en caliente, porque era un homenaje a todos los caídos por la adicción a la heroína y el sida, aquí ofrece una visión desde el punto de vista de los que sobrevivieron, como es su caso.
En junio o julio tenemos otra novela de Donal Ryan, que es un autor irlandés, una literatura que me gusta muchísimo. Contamos con un autor clásico irlandés (Seumas O’Kelly) y los otros están vivos, son contemporáneos. En Irlanda se hace muy buena literatura hoy en día, pero no hay mucha traducida. Había algún fenómeno como Sally Rooney o Colin Barrett, cuyo primer libro de relatos (Glanbeigh) publicamos nosotros. Ryan es uno de los autores más conocidos ahora, cuyo debut, Corazón giratorio, ya publicamos. Siempre ha estado centrado en la Irlanda rural, en una especie de pueblo ficticio que se va repitiendo en todos sus libros. De él publicamos también Un año en la vida de Johnsey Cunliffe, que es su segunda novela. Ahora estamos con la tercera, cuyo título todavía no es definitivo. El original es All We Shall Know. Está centrado en una mujer que está embarazada, pero no de su marido, sino de un chico que es un traveller, que es la comunidad nómada de Irlanda. Es curioso que él, siendo hombre, escriba desde el punto de vista de una mujer.
Después del verano, llegará la nueva novela de Chris Offutt, que se publicará en julio en Estados Unidos y que se titula The Killing Hills.
P.: Una pregunta que hacemos siempre en esta serie de entrevistas: ¿qué es un editor? ¿Cuál es su relevancia social hoy?
R.: La relevancia de un editor creo que es más bien escasa. No sé si merece más o menos, eso ya lo dejo para otros. Para mí, un editor es alguien que trata de transmitir una pasión, al fin y al cabo. Es decir, al descubrir autores o libros que le han fascinado, trata de que lleguen al mayor número de gente posible. Algo que a ti te ha afectado positivamente, que esa sensación la pueda vivir otra gente. Creo que básicamente es alguien que trata de dar a conocer la obra de otros. Esa es la misión principal de un editor.
Fernando Bonete & Hilda García
El gerente y editor del sello Sekotia asegura que «estos tiempos de confinamiento han generado el hastiamiento absoluto de las televisiones y de los ocios que vienen dados, al tiempo que han relanzado la búsqueda y el descubrimiento de los libros».
Fernando Bonete & Hilda García
La Caja Books nació en Valencia, en mayo de 2018, con el lema «abre, lee, siente, piensa». Su director editorial, Raúl E. Asencio, explica que en un sello pequeño todo depende «de que los libros arranquen con fuerza, que aparezcan en ciertos medios y que nuestros lectores los reciban bien».