Bieito Rubido | 04 de mayo de 2021
Pocas veces se ha necesitado más dejar clara cuál es la voluntad de la ciudadanía. Un solo voto puede cambiar un parlamento y lo que es peor, puede darle el Gobierno a quien tú no quieres.
Entre las libertades de un ciudadano se encuentra la posibilidad de abstenerse en cualquier proceso electoral. Al menos en el mundo desarrollado así es. Entre las responsabilidades de un ciudadano de Madrid en el día de hoy está el acudir a votar. Pocas veces se ha necesitado más dejar clara cuál es la voluntad de la ciudadanía. Un solo voto puede cambiar un parlamento y lo que es peor, puede darle el Gobierno a quien tú no quieres. No voy a entrar ahora, justo en esta jornada, a decirle a nadie a quién tiene que votar, ya que mi posición es bien conocida. Yo apuesto por la libertad y por la concordia, por la convivencia y el diálogo, por la economía productiva y por la defensa de la privacidad e intimidad de las personas.
Me apunto a Madrid como ciudad abierta, acogedora de todos, donde nadie te pregunta de dónde vienes ni a dónde vas, y menos de dónde eres oriundo. No hay más identidad que la suma libre de todas las sensibilidades. Con esas ideas y con esos principios votaré hoy, ejerciendo mi derecho y también mi responsabilidad. No será, por tanto, mi ausencia lo que determine el resultado. Yo creo en la democracia y la ejerzo.
La democracia, de todos modos, no se reduce al acto de votar; es necesario, pero no suficiente. La democracia es mucho más. Es respetar al rival político, es dialogar con él, es no descalificar a la oposición, es favorecer las libertades individuales de los ciudadanos, es respetar el Estado de derecho, es cumplir con las normas consensuadas, es defender la escuela pública y la privada, es fomentar la pluralidad, es combatir la violencia, es ayudar a los ciudadanos a crecer, es la libertad de horarios, la economía productiva, los impuestos justos, la igualdad de trato entre todos los ciudadanos de España… En definitiva, votar solo es el primer paso. Y hoy nos toca darlo.
Estamos en el día de reflexión de una campaña ciertamente atractiva que extendió su interés al resto de España. No se equivoquen, mañana no solo se vota el Gobierno de Madrid, mañana se le envía un mensaje muy claro a Sánchez: o vuelves al centro, a la moderación, a la socialdemocracia, o los votantes te echarán.
Ahora toca la ‘epidemia’ de las amenazas a políticos. Los medios tenemos una gran cuota de responsabilidad en todo ello, pero más todavía los políticos que quieren hacer un aprovechamiento perverso.