Hilda García | 18 de junio de 2021
«Si a una persona le dicen que es capitalista, parece que la están insultando. Si le dicen que es comunista, significa que tiene buenas intenciones», afirma el consultor internacional. En su libro Historia del comunismo, Sánchez Motos propone una alternativa válida que haga de la humanidad una gran familia mundial.
Tras una revisión histórica crítica del comunismo y de sus consecuencias, continuamos conversando con Enrique Miguel Sánchez Motos, administrador civil del Estado, ingeniero agrónomo y licenciado en Derecho.
En su libro Historia del comunismo, editado por Sekotia, el consultor internacional en Administración Pública y Excelencia en la Gestión desvela la plenitud de errores que subyace en este régimen y en la ideología que lo sustenta, el marxismo. A juicio del autor, Karl Marx ofreció el pensamiento más poderoso e integral de la era cristiana.
Junto a Sánchez Motos, analizamos el presente y el futuro de una ideología en extinción y para la que reivindica y ofrece una alternativa válida.
Pregunta: En pleno siglo XXI, hay intelectuales que se vanaglorian de ser marxistas, neomarxistas o pseudomarxistas. ¿Son conscientes de la ideología que defienden?
Respuesta: Lo hacen porque no han conocido lo que es el marxismo y se han quedado solo con los aspectos externos. Han condenado los crímenes del comunismo, en su caso, pero no se han atrevido a entrar en el marxismo. Hay una persona a la que probablemente muchos de los lectores conocen, que es Erich Fromm, que escribió un libro precioso, El arte de amar. Al final del mismo concluía que para que se desarrolle el amor en la sociedad de forma profunda hay que construir el socialismo, que en esos momentos se entendía como socialismo marxista. ¿Cómo es posible que hasta un psicólogo al que se le ve con una gran bondad natural haya sido engañado?
Pregunta: ¿Cómo ve el futuro del comunismo? Parece que incluso China está abandonando esta ideología.
Respuesta: China comunista ha tirado a la basura el libro El capital de Marx, ha abandonado el marxismo desde el punto de vista económico. Es un país capitalista que permite la propiedad privada de la tierra, el arrendamiento y el derecho a heredar tanto los pequeños como los grandes negocios. Y, sobre todo, permite el capital extranjero, que hace años hubiese sido considerado como algo increíble, una infamia. ¿Cómo es posible que un país comunista lo haga? Eso hay que decírselo a los de Podemos y a todos los de izquierdas.
En la medida en que nos demos más cuenta de lo que es el marxismo, los partidos comunistas como Podemos quedarán reducidos a un 5 o un 8% de votantes
P.: Hablando de Podemos, ¿qué opina sobre el florecimiento del comunismo que supuso el surgimiento de esta formación? ¿Qué porvenir le augura?
R.: El rebrote se debe a la mentira y al engaño. Si a una persona le dicen que es capitalista, parece que la están insultando. Si le dicen que es comunista, significa que tiene buenas intenciones. Pues seamos muy claros. El capitalismo no es ni más ni menos que aceptar la propiedad privada de los medios de producción.
El futuro de la economía, para que funcione, es capitalista. Esto no quiere decir que exista un grupo de aprovechados, sino simplemente una economía que admite la iniciativa privada y el mercado como elemento creador de precios. Este es el auténtico camino que está siguiendo la China comunista. Por tanto, lo que pretenden hacer los de Podemos es algo que no tiene ningún sentido. Les diría: «Ustedes lo único que quieren hacer es gasto público y gasto público, ¿pero de dónde se recauda este gasto público?». Yo creo que, en la medida en que nos demos más cuenta de lo que es realmente el marxismo, los partidos comunistas de España quedarán reducidos a un 5 o un 8% de votantes. Ese es el futuro que le auguro. En él incluyo no solo a Podemos, sino también a Íñigo Errejón. El otro día decía en una entrevista para el periódico El Mundo que había que «trascender a la izquierda». Oiga, ¿qué es eso? ¿Acaso en la Transición española no se trascendió a la izquierda y no se autolegalizó el Partido Comunista, que en otros países como Alemania no lo está? ¿Acaso Santiago Carrillo no pudo venir a España y reconoció a la Corona y la bandera rojigualda?
P.: La Transición supuso un esfuerzo para lograr una reconciliación entre los españoles. ¿La memoria histórica de José Luis Rodríguez Zapatero es un intento de borrar el pasado?
R.: La ley de la Memoria Histórica es simplemente volver al odio, al conflicto de nuestra trágica Guerra Civil, que dábamos por superado. Por tanto, si ustedes quieren lavar la cara al comunismo, que sepan que son cómplices de un régimen criminal. Si están apoyando al marxismo, son cómplices de elogiar una filosofía criminal.
A estas alturas, pensar que el comunismo eran hermanitas de la caridad no tiene ningún sentido. La memoria histórica es algo que está contribuyendo a la mentira. En tanto en cuanto siga, estaremos yendo en contra de lo que ha sido Europa. Hace apenas un par de años, en 2019, se aprobó una resolución contra el comunismo y el nazismo por el Parlamento Europeo. ¿Qué hacemos nosotros con la memoria histórica lavando la cara al comunismo y al socialismo marxista revolucionario?
La ley de la Memoria Histórica es regresar al odio y al conflicto de nuestra trágica Guerra Civil. Deroguémosla y volvamos a la reconciliación
P.: ¿Por qué en España todo lo ligado al bando nacional está denostado (cambian el nombre de las calles, derriban las estatuas…), mientras que las acciones de un bando avalado por Stalin y un sistema comunista atroz parecen encomiables? ¿Cree que esto puede cambiar algún día?
R.: Por supuesto que puede llegar a cambiar, porque al final la verdad siempre se abre paso. Mi libro va a contribuir a esto, no solamente denuncia los crímenes del comunismo, sino que va a abrir los ojos sobre cuál es la realidad filosófica que subyace detrás del comunismo, que es el marxismo, cómo esa filosofía es criminal e inviable económicamente, véase el caso de China comunista. Cuando esto se vaya abriendo a la verdad y nos demos cuenta de lo criminales que fueron en la zona roja con las famosas checas y demás, diremos: deroguemos la memoria histórica y volvamos a la reconciliación, que es donde debemos estar. Creemos un futuro en el cual el marxismo desaparezca, que todo el mundo termine reconociendo que es una ideología criminal que conduce a la dictadura del proletariado, a la represión y a la explotación de la gente que vive bajo ese régimen.
P.: Los regímenes basados en el marxismo tan solo dejan un rastro de miseria y pobreza. ¿Cómo explica que hoy día siga habiendo partidarios de una ideología tan anacrónica?
R.: Se debe, entre otras cosas, a que la derecha en general es ingenua, desconoce también lo que es el marxismo y el comunismo y no sabe explicarlo a la gente. Algunos creen que tienen que pedir perdón a los marxistas y al comunismo por ser de derechas, porque se considera una ideología superior. Entonces se callan, se avergüenzan y no se atreven a descubrir la verdad trágica, cruel, que aparece detrás del comunismo y del marxismo. Y como la derecha no lo hace, el comunismo tiene todo el terreno para ganar. ¿Quién va a ir contracorriente? Nadie, nada más que algunos pocos, pero cada día seremos más y al final seremos la mayoría absoluta. Eso está claro.
Algunos creen que tienen que pedir perdón a los marxistas y comunistas por ser de derechas. Se callan y se avergüenzan
P.: Felipe González quería desvincular al PSOE de cualquier ideología comunista. Pedro Sánchez ha pactado con Podemos y ha dado entrada al comunismo en el Gobierno. ¿Cómo ha afectado este hecho al partido?
R.: Felipe González -como narro en mi libro y mucha gente conoce-, en 1979, siendo el líder del Partido Socialista Obrero Español, quiso renunciar al marxismo, que venía siendo el ideario del partido desde que, cien años antes, en 1879, Pablo Iglesias fundara el PSOE. Sin embargo, González dijo que eso iba en contra de la realidad y dimitió como secretario general. Se celebró un congreso extraordinario, se cambió el ideario del partido y volvió a aceptar ser el secretario general y llevó al partido socialista al triunfo. Evidentemente, González es una persona de izquierdas, pero es indiscutible que está contra el marxismo, como muchos otros. El propio Joaquín Leguina también manifiesta claramente que son cosas trasnochadas y que volverlas a poner en marcha no tiene ningún sentido.
P: ¿El PSOE será capaz de volver a sus raíces?
R.: Pedro Sánchez ha creado un aparato del partido, es una persona poderosa, pero los últimos fracasos electorales, como ha sido el de la Comunidad de Madrid, están abriendo las puertas a un cambio interior. El futuro del Partido Socialista Obrero Español pasa por renunciar, no solo teóricamente -en el ideario ya lo han hecho-, sino en la práctica, al comunismo y a su vinculación con partidos comunistas, porque no tiene ni el menor sentido ni la menor lógica ni política ni ideológica ni moral.
El futuro del PSOE pasa por renunciar al comunismo y a su vinculación con partidos comunistas
P.: Parece que ser de extrema izquierda está bien visto. Sin embargo, declararse de extrema derecha es reprobable y quien enarbola la bandera de España es tachado de «facha». ¿Cómo ha logrado la izquierda que la opinión pública tenga esta idea?
R.: Lo ha conseguido porque la izquierda asume los cuatro postulados marxistas: el materialismo, que le permite hacer lo que quiera. La dialéctica de la violencia, que se puede destruir cualquier cosa por razón de intereses económicos. Que el capital es malo y, por tanto, cualquiera que tiene algo de capital como medio de producción es digno de ser apedreado y atacado. Por último, que la historia se mueve solo por estos elementos económicos.
Esas son las raíces de la izquierda marxista y a sus defensores hay que decirles: contigo no contamos, tú eres el de extrema, porque consideras al ser humano como algo que no vale la pena, la violencia como algo factible para el cambio, que cualquier propiedad privada es negativa y explotadora y que la historia solo se basa en raíces económicas. Los demás no somos la extrema. En la medida en que respetemos esos cuatro principios, habrá matices diferenciales, pero tendremos un punto de base fundamental para la armonía. Y los que están fuera de la armonía son de extrema. Los que respetamos esas cuatro líneas no estamos en ninguna posición extrema, seamos del partido que seamos.
P.: ¿La derecha debe alzar la voz?
R.: Es imprescindible que nos demos cuenta de que hay que denunciar al marxismo como una ideología criminal y al comunismo, que es su fruto, por sus crímenes. No nos podemos callar, la derecha se calla ante ello y ha llegado el momento de decir que esa es la auténtica verdad. Vamos a discutir los hechos, la historia, la filosofía, pero démonos cuenta de que con esta basura que es la verdad del marxismo, del comunismo, lo único que vamos a crear son enfrentamientos y un mundo de conflicto permanente y terrible.
La historia camina hacia una etapa en la que el ser humano se sienta bien en la sociedad en la que vive y a ese movimiento ha colaborado la religión
P.: Al final de su libro, habla de la necesidad de una alternativa ideológica al marxismo, al comunismo. ¿En qué consiste?
R.: La idea es que sea una alternativa amplia e integradora para que muchos partidos puedan sentirse reflejados en ella. Son cuatro ideas muy sencillas de reflejar. Primero, en cuanto al concepto materialista, hay que asumir la dignidad inalienable del ser humano, con el conjunto de derechos que manifiesta la Declaración Universal de Derechos Humanos como un punto de partida. Por tanto, no hay ninguna razón para poder explotar, oprimir, pisar, matar, encerrar al ser humano por razón de sus creencias. No hay programa de futuro que pueda permitir que matemos a las personas, como se hizo en el nazismo o como se sigue haciendo en el comunismo.
P.: El segundo es el materialismo dialéctico.
R.: La dialéctica marxista no es la misma que la de Hegel, que hablaba de una tesis que se enfrentaba con una síntesis y las dos dialogaban y llegaban a un acuerdo que era la síntesis. Sin embargo, la idea de Marx es: tesis que se enfrenta con una antítesis y luchan a muerte de forma irreconciliable para llegar a una síntesis. Es decir, esa dialéctica de Marx admite, incluye, considera natural la violencia. En la alternativa que yo sugiero hay que renunciar totalmente a la violencia, no se puede permitir ni en Vallecas tirando piedras contra Vox, ni en Alsasua apaleando a unos guardiaciviles ni en ningún sitio por el hecho de que uno lleve la bandera española. El Estado tiene que ser taxativo ante el uso de la violencia.
El comunismo conduce a la dictadura del proletariado, a la represión y a la explotación de la gente
P: El tercero hacer referencia al aspecto económico.
R.: Hay que tirar El capital de Marx a la basura y reconocer que la economía privada es fundamental para el desarrollo y el bienestar económico del conjunto de ciudadanos. Eso implica respetar la propiedad privada de los medios de producción, el mercado y la iniciativa privada, lo cual no quita que haya regulación, como hacen todos los Estados para el funcionamiento de la economía.
P.: Y, por último, el concepto de la historia.
R.: No podemos considerar que la historia es una mera lucha por intereses económicos, que es lo que dice el marxismo. Si es así, eso permitirá que en nombre de una mejor economía hagamos cualquier barbaridad. No, la historia camina hacia una etapa en la cual el ser humano se sienta bien en la sociedad en la que vive, se sienta en armonía con lo que le rodea y a ese movimiento ha colaborado, en gran medida, la religión. Todas, como mínimo en sus inicios, han fomentado ese amor, ese respeto al otro. Sobre esa línea hay que trabajar, de modo que tengamos la esperanza de que en el siglo XXI el mundo tiene un montón de potencialidades para cambiar, en lugar de estar en una situación de crisis total y al borde del abismo.
Y si tenemos esa convicción de que la historia va a ir adelante, a mejor, igual que lo ha hecho en estos últimos dos mil años, con esos cuatro elementos tenemos la posibilidad de una alternativa integradora en torno a la cual nos centremos. El que se quiera quedar fuera que se quede, pero esos cuatro elementos son imprescindibles para hacer una sociedad en paz y armonía.
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La candidata de Vox a la presidencia de la Comunidad de Madrid afirma que la actitud del Gobierno durante esta pandemia ha sido la de «pensar que todos los españoles estamos aquí a su merced, que vamos a ser teledirigidos y engañados durante más de un año. Un año de engaño sistemático».