David Vicente Casado | 14 de junio de 2021
El exjefe de Protocolo de la Casa Real destaca el compromiso tanto del rey emérito como de Felipe VI y de la institución con todas las víctimas del terrorismo.
Ricardo Martí-Fluxá (Madrid, 1950) fue jefe de Protocolo de la Casa Real desde 1992 a 1996. Es una de las voces más autorizadas, por su cercanía con el rey emérito, para contar cómo vivió D. Juan Carlos I la lacra del terrorismo y el compromiso de la Corona con todas las víctimas del terrorismo. Poca gente conoce que el rey tuvo una amenaza muy directa por parte de la banda terrorista ETA, cuando se produjo el atentando de Palma de Mallorca. Martí Fluxá lo resumen así: «Se produjo desde un edificio que tenía una visión perfecta del puerto donde estaba atracado el Fortuna. Afortunadamente, se pudo desarmar a quienes pretendían hacerlo y fue, por suerte, una operación fallida». Pese a la gravedad del asunto, el rey nunca permitió que esto le afectara en su día a día. Martí-Fluxá recuerda una frase que resume el sentir de Juan Carlos I: «Vosotros preocupaos y actuar, pero yo tengo que seguir».
Pregunta: Usted ha sido jefe de Protocolo de la Casa de S.M. el Rey y después secretario de Estado de Seguridad. ¿Qué recuerdo tiene de cómo se vivió en la monarquía la amenaza terrorista?
Respuesta: Se vivió como en el resto de España, con una tremenda angustia y con un seguimiento muy cercano de todo lo que podía suponer para la propia integridad de la sociedad española. El rey seguía puntualmente todo lo que suponía el problema terrorista para nuestro país y, luego, desde cada amenaza a cada atentado que se producía.
Pregunta: Además. el rey fue objetivo de ETA durante mucho tiempo.
Respuesta: El rey no solo fue objetivo. sino que tuvo una amenaza muy directa en el atentado de Palma de Mallorca. Concretamente, desde un edificio que tenía una visión perfecta del puerto donde estaba atracado el Fortuna. Afortunadamente, se pudo desarmar a quienes pretendían hacerlo y fue, por suerte, una operación fallida. Como esta, ha habido otras más y muchas amenazas constantes, por eso el rey tenía una enorme gallardía. Siempre quiso dar la cara y siempre dio un paso al frente para evitar que esto condicionara su vida. Hemos tenido una suerte enorme con la monarquía, por todo lo que supone, por todo lo que nos ha ayudado, apoyado y, sobre todo, por el nexo de unión que ha hecho con todos los españoles.
Hemos tenido una suerte enorme con la monarquía, por todo lo que supone, por todo lo que nos ha ayudado, apoyado y, sobre todo, por el nexo de unión que ha hecho con todos los españoles
P.: Comentaba usted esas circunstancias personales de S.M. el Rey con respecto a ETA, un hecho que demuestra un mayor compromiso, si cabe, que la institución tiene con la sociedad y todo el conjunto de asociaciones de víctimas del terrorismo…
R.: Sí, por supuesto, desde el primer momento tanto el rey como la familia real siempre asisten a todos los eventos que hay en relación con la ayuda a las víctimas del terrorismo.
P.: Centrándonos en la actualidad, como secretario de Estado de Seguridad, ¿qué ha echado de menos en lo que ha acontecido en Ceuta estas semanas?
R.: Una de las primeras cosas que aprendí en seguridad es el estar preparado. Frente a una posible amenaza, hay que hacer una demostración de fuerza. En este caso concreto, es probable que falte información y, desde luego, ha faltado una acción preventiva más que encontrarnos, de repente, con una avalancha incontrolable.
P.: ¿El hecho de contar con una institución como la monarquía es una ventaja a la hora de mediar en el conflicto?
R.: Sin duda. El jefe del Estado ha sido, es y tiene que ser nuestro primer embajador. Los años que tuve la suerte de compartir con D. Juan Carlos y con D. Felipe fueron un modelo en lo que suponía ese tipo de relación con otros países.
P.: Con todo el asunto de Ceuta o con la utilización del BOE por parte del Gobierno para cargar contra la oposición, la gente ha llamado a que el rey tome partido, pero la Constitución establece que la agenda del rey es consensuada y marcada por el Gobierno. ¿Usted cree que la gente sabe que es el Gobierno el que tiene la última palabra en lo que a la agenda del rey concierne?
R.: Eso es lo que sucede, como en cualquier país democrático. Lo que la gente creo que quiere decir es que el Gobierno tiene que pedirle al rey que haga determinadas gestiones que estoy seguro que supondrían un gran avance para solucionar el conflicto.
P.: ¿España ha sido injusta con Juan Carlos I?
R.: Yo creo que la historia es la que tiene que decir muchas cosas. Fue un hombre providencial en un momento como el de la muerte de Franco y la llegada de la Corona. La generosidad que tuvo de renunciar a todos los poderes y dar pasos hacia atrás y dejar que los españoles pactaran libremente con un enorme consenso la Constitución que hoy nos gobierna, el unir a todos los españoles en un fin común de crecer como crecimos desde 1975 hasta 2008… Todo eso, yo tuve la suerte de vivirlo, vi cómo la sociedad española estaba unida en torno a la Corona y eso es muy difícil de olvidar.
P.: ¿Cree que el rey regresará a España?
R.: Lo ignoro totalmente. Me encantaría que volviera, porque no me gustó que se marchara. Para mí, es una persona fundamental. Todo lo que ha pasado me produce nostalgia y pena.
Hoy vivimos en una democracia plena y en un Estado social y democrático de derecho porque, entre otras cosas, Juan Carlos I fue rey de España.
Juan Carlos I se convirtió, en plena Transición, en lo que con justicia los medios de comunicación y la opinión pública consideraron «el mejor embajador de España».