Chema Rubio | 20 de junio de 2021
Justin Theroux da vida al protagonista de una novela que escribió su tío Paul Theroux en 1981 y que ya protagonizó Harrison Ford en el cine. La primera temporada engancha, pero corre el riesgo de perderse en la segunda si el guion no se reinventa.
Apple TV+ se ha metido de lleno y con fuerza en el terreno de las series. Algunas tienen un perfil más social, otras son comedias al uso, documentales, ciencia ficción… Pero los títulos son buenos y, sobre todo, están bien trabajados tanto en el guion como en la puesta en escena. The Morning Show estrenará su segunda temporada en septiembre, Tedd Lasso ha sido un éxito, las dos temporadas de Para toda la humanidad han presentado una carrera espacial original y alternativa, Defender a Jacob es una obra maestra de la intriga y el drama… A eso hay que añadir películas como Greyhound, protagonizada por Tom Hanks o Cherry, un dramón de 180 minutos al estilo Forrest Gump con Tom Holland en un complicado papel de héroe lastrado por la droga.
La última serie en el llegar a la plataforma de Apple es La costa de mosquitos. El título suena a una película que interpretaron Harrison Ford y Helen Mirren en 1986. El guion fue una adaptación del director Peter Weir sobre el libro del escritor estadounidense Paul Theroux, especialista en novelas de viajes. En 2021, Apple apostó por poner de nuevo la novela de Theroux en marcha con ocho capítulos fieles a la obra y a la película de los años 80.
La sinopsis de la película presenta a Allie Fox, un hombre visionario, idealista y genio autodidacta que un buen día, harto de la civilización, decide dejar Estados Unidos y mudarse con su mujer y sus dos hijos a una aldea indígena en mitad de la selva nicaragüense con el fin de construir de cero una nueva sociedad utópica. No hay spoilers en la primera temporada, aunque de tanto manosear el original el público ya sabe de qué va la cosa. En los ocho capítulos de la primera temporada, Allie Fox (Justin Theroux) y Margot (Melissa George) no «dejan» Estados Unidos, más bien son perseguidos por las autoridades. Tampoco se van a una aldea indígena en mitad de la selva a levantar una sociedad, porque el periplo hacía ese final se corta en una aventura en México.
Si el espectador no sabe nada de La costa de mosquitos, se enganchará a la serie desde el primer capítulo. Todo gira alrededor de un drama personal de sus protagonistas que no sabemos cuál es y que esperamos que se cuente en la siguiente escena. Y eso mantiene atrapado a cualquiera. Alguna crítica sobrealimentada llegada de Hollywood compara la serie con Ozark (Netflix). La reducción al absurdo se debe a que ambos títulos los protagonizan dos familias que huyen. Nada más. Ozark se ha convertido en un referente silencioso que estrenará tercera temporada en julio de 2021 y su trama está mucho más trabajada que la de La costa de mosquitos.
Que el protagonista sea Justin Theroux no es casualidad. El que fuera marido de Jennifer Aniston llevará siempre colgado el cartel de Kevin Garvey, el protagonista de The Leftovers (HBO), una experiencia televisiva intensa y muy recomendada que acabó después de tres temporadas. Su papel ahora es el de un «profesor chiflado», alejado de la realidad, convencido de cambiar el mundo y con ese secreto de su pasado que atormenta al que se ponga delante de la televisión.
Pero Theroux es sobrino de Theroux y cierra el círculo perfecto, porque se pone al frente del personaje que el hermano de su padre creó cuando tenía 10 años. En los extras de la serie Justin Theroux comenta que ya había leído el libro de pequeño, pero cuando se enteró de que había un casting para elegir al protagonista de la serie avisó a su mánager para que lo presentara a las pruebas. Y las superó, aunque no parece que fuera por enchufe, porque la capacidad interpretativa del sobrino esta consolidada y ese lazo familiar podría ser un aliciente para interpretar el papel.
La serie denuncia el consumismo desmedido de una sociedad que vive en permanente estado de dispendio. Enfrente de ese sistema capitalista esta Allie Fox, como si de un Capitán Planeta se tratara, que se dedica a dar una segunda oportunidad a todo (aceite, sol, viento, agua, electrónica…) mientras mantiene a sus hijos en casa alejados de la realidad social para que no se contaminen con música, libros o televisión. Ese viaje hacia una isla del que habla el libro sería el punto final a la segunda temporada, a no ser que quieran estirar un poco más el argumento. No deberían llegar a lo que un día fue Lost pero, quizá, un giro de acontecimientos pueda mantener vivo al personaje para una tercera temporada. Ese secreto del que hablan en silencio sus protagonistas será la piedra de toque para estirar el chicle.
La costa de los mosquitos ni decepciona ni es una copia recalentada. Embauca y entretiene. Que no es poco.
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