Juan J. Sánchez | 10 de mayo de 2017
En 1946, Livinio Stuyck, que ya formaba parte del Consejo de Administración, pasa a ser gerente de la empresa encargada de explotar la plaza de toros de Las Ventas. Una empresa endeudada y con necesidad de revitalizar la situación. Así, trece años después de la inauguración oficial de la plaza, cambió para siempre el planteamiento de la temporada taurina en Madrid.
? ? | Las fotos de los aficionados componen el retrato de Manolete que ilustra el cartel de #SanIsidro2017. ¡San Isidro eres tú! pic.twitter.com/AWLUrhXSNk
— Plaza de Las Ventas (@LasVentas) April 22, 2017
El abogado, que no dejaría ese puesto hasta más de veinte años después, decidió en su primera temporada, la de 1947, recuperar el sistema de abono y agrupar en torno al día del patrón todas las corridas que se celebraban en el mes de mayo. Nace lo que hoy conocemos por la Feria de San Isidro; así pues, se cumplen setenta años desde su nacimiento y viviremos su septuagésimo primera edición.
En la primera feria, al principio conocida como Feria de Madrid, tan solo se programaron cinco festejos, cuatro corridas de toros y una novillada. La inauguraron Rafael Ortega “Gallito”, Manuel Álvarez “Andaluz” y Antonio Bienvenida, que mataron toros de Rogelio Miguel del Corral. Cómo no, un 15 de mayo. El resto de carteles puede verse junto a estas líneas.
El triunfador del ciclo fue Pepín Martín Vázquez, con dos vueltas al ruedo, ya que no se cortó ninguna oreja. Para eso hubo que esperar al año siguiente, cuando se la concedieron a Manuel Álvarez “Andaluz”.
Don Livinio, como se le conocía, no solo impulsó la Feria de San Isidro; también fue uno de los principales artífices de la construcción de la Venta del Batán, en 1950, y de la segunda feria taurina en importancia en la capital, la Feria de Otoño, en 1962. Durante su época, el número de festejos que componían el abono fue incrementando progresivamente. En 1960 ya eran diez festejos y cuando se retiró, en 1969, dieciséis.
Ya sin Livinio Stuyck como gerente, la empresa liderada por la familia Jardón, Plaza de Madrid S.A., aún explotaría la plaza otros nueve años, hasta 1979, cuando salió a concurso. La consecuencia de la licitación fueron dos años de desastre liderados por Diodoro Canorea, empresario de la plaza de Sevilla, primero, y José Luis Martín Berrocal, después.
Tras un nuevo concurso, se hizo con la plaza Manolo Chopera. El empresario vasco supuso un nuevo empuje tanto para la plaza como para la feria, modernizándola y devolviendo la calidad perdida a los carteles. En su primer año anunció 21 festejos y en el segundo como empresario tuvo lugar la conocida como “Corrida del siglo”, en la que Francisco Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar cortaron dos orejas cada uno y salieron a hombros con el ganadero, Victorino Martín.
El resurgimiento de la Feria de San Isidro con Manolo Chopera fue impresionante. Recogió una plaza que llegaba a duras penas a los 5.000 abonados y se la dejó a los hermanos Lozano en 1989 con más de 20.000. José Luis, Pablo y Eduardo Lozano mantuvieron el nivel y llevaron a la feria al número de festejos en los que se mueve actualmente, treinta y uno, un mes completo de toros. Tras su salida, llegó Taurodelta, la empresa de José Antonio Martínez Uranga y su hijo Manuel Martínez Erice, a la que posteriormente se sumaron Matilla y Simón Casas. La crisis y una gestión muy mejorable de la plaza llevaron a una continua pérdida de abonados, que alcanzó su suelo en la última feria confeccionada por los “Choperita”, con 15.700 (incluyendo los abonos de jóvenes y mayores, que son para la temporada completa). Última no por voluntad propia, puesto que se presentaron de nuevo al concurso de la mano esta vez del empresario mejicano Alberto Bailleres, sino porque en una jugada maestra, escondiendo su oferta hasta, literalmente, el último minuto, Simón Casas, junto con la empresa Nautalia, se hicieron con la gestión de la plaza más importante del mundo.
La Comunidad de Madrid y la UTE Simón Casas- Nautalia firman el contrato de @LasVentas para las 4 próximas temporadas @portaltaurino pic.twitter.com/t02C8JTdOZ
— Portal Taurino (@portaltaurino) November 15, 2016
Facilidades para comprar, descuentos para los abonados, financiación sin intereses, posibilidad de elegir asiento e imprimir las entradas en casa o llevarla en el móvil… Las indudables mejoras han supuesto un incremento en los abonos por primera vez desde 2011. Todo ello a pesar de la decepción de los primeros carteles del empresario francés. Mejores que los de ediciones anteriores, sin duda, pero muy alejados de su pretendida y proclamada revolución. Sus aspiraciones son altas, puesto que ha vaticinado cien mil entradas más y 12 llenos de “No hay billetes” en el ciclo. La cifra de 16.258 abonados le aseguran ya más de cuatrocientas mil localidades, a las que habrá que sumar las localidades sueltas. En el primer día de ventas se alcanzó la cifra récord de cuarenta mil (gracias, entre otras cosas, a que no se colapsó el sistema, como era habitual).
Un ciclo que supone una inyección económica tanto en la Comunidad de Madrid, propietaria de la plaza (cuyo canon de explotación actual es de 2,1 millones de euros anuales), como en la capital. Según un estudio del doctor en economía, profesor de la Universidad de Extremadura y autor de Tauronomics, Juan Medina, el impacto económico de la Feria de San Isidro es de 61,8 millones de euros, sumando efectos directos (la taquilla), indirectos (los gastos de los espectadores como consecuencia de acudir a los toros) e inducidos (consecuencia del efecto multiplicador de los gastos directos e indirectos). La Comunidad de Madrid, además del canon, ingresa la parte correspondiente de IVA que esta edición del aniversario seguirá siendo del 21%, puesto que la bajada al 10% de los espectáculos en vivo no se aplica aún.
Un ciclo, setenta años después de que lo pensara Livinio Stuyck, que comienza el próximo jueves y enlaza treinta y dos tardes de toros hasta el 11 de junio.