Juan Orellana | 19 de mayo de 2017
El director británico septuagenario John Madden es un veterano todoterreno, que nos ha dado películas buenas, malas y regulares, abarcando géneros dispares. Recordemos la brillante Su Majestad, Mrs. Brown (1997) sobre la reina Victoria, la popular Shakespeare in love (1998) o la intensa La deuda (2011), protagonizada precisamente por Jessica Chastain. Con El caso Sloane nos ofrece una de sus buenas películas, curiosamente escrita por el joven debutante Jonathan Perera, un descendiente de portugueses afincado en Asia que movió por internet este su primer guion hasta que encontró quien se lo comprase.
La película nos cuenta la campaña que emprende un lobby estadounidense para conseguir que el Congreso apruebe una ley que imponga un control sobre la compra de armas por parte de los ciudadanos. La opinión pública está dividida y la batalla será dura. Para ello, el lobby que dirige Rodolfo Schmidt (Mark Strong) contrata a Elizabeth Sloane (Jessica Chastain), una auténtica tiburón sin escrúpulos que está dispuesta a conseguir el éxito a cualquier precio.
Madden nos ofrece una escalofriante radiografía, sin
Pero, aunque desfila un reparto innumerable, en esta película hay una protagonista absoluta. Jessica Chastain nos brinda una actuación potente e intensa, que le valió la nominación al Globo de Oro el pasado año. La interpretación de su personaje recuerda la tenacidad de la Julia Roberts de Erin Brockovich (2000) o la frialdad emocional de Meryl Streep en El diablo viste de Prada (2006). Sin duda, estamos ante una película interesante, desbordante de parlamentos enjundiosos, con subtramas valiosas. Una película que te reconcilia con la condición de anónimo ciudadano de clase media.