Gregorio Varela | 22 de mayo de 2017
Recientemente, hemos presentado en la Universidad CEU San Pablo las nuevas Guías Alimentarias para la Población Española, elaboradas por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), y que han contado con la colaboración de más de 100 expertos en alimentación y salud pública, bajo la coordinación del Dr. Javier Aranceta. Las Guías Alimentarias se han publicado, además, en la revista Nutrición Hospitalaria, y suponen una actualización de la anterior edición del año 2001. Recordemos que las guías son una herramienta fundamental para los profesionales de la salud y del ámbito educativo y, especialmente, para la población en general sana. Era totalmente necesaria su actualización, ya que hemos cambiado mucho y en poco tiempo en nuestra forma de alimentarnos, en la práctica de actividad física y sedentarismo, así como, sin duda, en el contexto socioeconómico y cultural.
Gregorio Varela, catedrático de Nutrición @FarmaciaCEU @USPCEU presentando la nueva pirámide de la alimentación saludable SENC #ExpertosCEU pic.twitter.com/BuMCU84nnG
— USPCEU prensa (@USPCEUprensa) March 30, 2017
Las guías apuestan, una vez más, pero aún con mayor evidencia científica, por el modelo de Dieta Mediterránea, o mejor, con ese Estilo de Vida heredado, que durante muchas generaciones nos ha dado tan buenos resultados y que, paradójica y tristemente, estamos abandonando, sobre todo los más jóvenes. Pero las Guías incluyen novedades en varios ámbitos: así, se transmite que no basta con intentar llevar una dieta saludable, sino que tiene que ser también solidaria, justa y sostenible desde el punto de vista social y medioambiental, que respete las prácticas éticas en la agricultura, la ganadería y la pesca y en la que prevalezcan los productos de temporada y de cercanía, al tiempo que se anima a los consumidores a dedicar el tiempo suficiente a la compra de los alimentos y a valorar la información del etiquetado nutricional y a disfrutar de las comidas en compañía. Todo lo anterior, complejo pero apasionante, lo cumple precisamente nuestro modelo de Dieta Mediterránea.
Se promueve, casi podríamos decir que se ruega, la necesaria práctica de actividad física, que se concreta en 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada o su equivalente de 10.000 pasos al día, quizá con algunos pasos o periodos puntuales de mayor intensidad. Pero, además, se introducen conceptos novedosos relacionados con el estilo de vida, como la promoción del equilibrio emocional, el balance energético para mantener el peso corporal adecuado o la aplicación de procedimientos culinarios saludables. En este último caso, precisamente vivimos un auténtico boom de todo lo relacionado con la gastronomía y la cocina, al menos a nivel mediático, pero que no parece luego que lo llevemos a nuestro día a día.
¿ Y por qué se han introducido? Hoy sabemos, por ejemplo, que para la mayoría de nosotros, las emociones, el bienestar percibido y el estrés influyen en la ingesta alimentaria; por tanto, se recomienda dedicar tiempo a la compra de los alimentos y a su cocinado, así como transmitir este conocimiento a los hijos a través de las comidas en familia. En relación al balance energético, puede ser un factor de interés en el mantenimiento de una adecuada composición corporal y del estado de salud y, por ello, se recomienda adaptar de manera cuantitativa y cualitativa la ingesta alimentaría (tamaño de las raciones y frecuencia de consumo y el momento del día en que se consumen los alimentos) al grado de actividad física y viceversa, pensando igualmente realizar siempre cinco comidas al día. ¿Y eso de los útiles y técnicas culinarias saludables?, porque pueden afectar a la calidad nutricional de los alimentos, a sus cualidades organolépticas o contribuir a la posible transferencia de sustancias indeseables. Así, mejor el cocinado al vapor o las preparaciones seguras en crudo o las menos elaboradas. También dedican las guías, y su representación gráfica en forma de pirámide, un apartado por primera vez a los suplementos nutricionales, advirtiendo, en forma de banderín en la cúspide de la pirámide, que puede ser una opción, pero que debe ser analizada de forma individual por parte de profesionales de la salud con formación específica en nutrición, ya que el consumo autogestionado de alimentos o productos especiales, incluidos los suplementos proteicos promocionados en el marco de algunas modalidades de actividad deportiva, no está libre de riesgos.
Para la mayoría de nosotros, las emociones, el bienestar percibido y el estrés influyen en la ingesta alimentaria; por tanto, se recomienda dedicar tiempo a la compra de los alimentos y a su cocinado, así como transmitir este conocimiento a los hijos a través de las comidas en familia
Ahora, que ya tenemos las nuevas Guías Alimentarias, así como la representación en forma de pirámide, creo que debemos hacer una reflexión personal y colectiva en relación con los cambios en nuestra dieta. En cuanto a la personal, estamos demasiado acostumbrados a responsabilizar de “nuestros males” a la sociedad, a los medios de comunicación, a la industria alimentaria o a la alimentación comunitaria –como comedores de empresa, de colegios e incluso los comedores de ocio-. Deberíamos tener suficiente autonomía y herramientas para elegir adecuadamente los alimentos que construyan nuestra alimentación y tener claro a qué aspiramos cuando nos sentamos a la mesa. Igualmente importante es la reflexión colectiva de cómo se han modificado las dietas y, sobre todo, los estilos en las formas de comer. Por ello, merece la pena, por salud, placer, convivialidad y sostenibilidad, seguir las recomendaciones de los expertos plasmadas en las nuevas Guías Alimentarias y no dejarnos guiar por el “yo opino que” o los excesivos mitos que rodean hoy a la alimentación y la nutrición.
Aquí puedes consultar las nuevas Guías Alimentarias para la Población Española