Blanca Ballester | 02 de julio de 2017
San Vicente de Paúl testimonió que “No hay ningún acto de amor más grande que el martirio”. Siguiendo esta línea de pensamiento, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, informó esta semana en rueda de prensa que el papa Francisco ha dispuesto la beatificación de 60 mártires españoles de la Familia Vicenciana. Madrid ha sido el lugar elegido para celebrar esta ceremonia, que se llevará a cabo entre el 10 y 12 de noviembre.
Aprovechando la ocasión, el cardenal Osorio insistió en la necesidad de utilizar las armas que Jesucristo nos ha dado para cambiar el mundo. Un tipo de armas que no suelen ser las más utilizadas por el ser humano: el amor del Señor y el perdón. Es importante saber educar en el perdón y “no remover” aquello que crea odio. Este fue el tipo de educación que recibió Jaime Carlos Moreno Garví, nieto de José Garví Vicente, uno de los mártires que serán beatificados en el mes de noviembre. Nos cuenta que, con tal de alejarlo del odio hacia los verdugos de su abuelo, sus padres evitaron hablarle de los pormenores de su martirio. Jaime Carlos es coautor, junto a la vicepostuladora sor Josefina Salvo, del libro Mártires de la Familia Vicenciana. España 1936-1937, una obra que nos relata la biografía, formación religiosa e itinerario del martirio de los 60 miembros de la Familia Vicenciana durante la Guerra Civil Española.
Entre los mártires, se encuentran 40 misioneros paúles (24 sacerdotes y 16 hermanos), 2 hijas de la Caridad, 13 laicos de asociaciones vicencianas (7 laicos hijos de María y 6 caballeros de la Medalla Milagrosa) y 5 sacerdotes diocesanos de Murcia (asesores de las asociaciones). Provienen de diferentes regiones de España: fundamentalmente de Madrid, pero también de Barcelona, Gerona, Valencia y Cartagena-Murcia. Los procedimientos que siguió el bando republicano para llevarlos al martirio fueron: el llamado paseo, muertes tras un juicio rápido en las checas, en las sacas de las cárceles y a traición.
No hay lugar a dudas de que dichas personas fueron martirizadas por ser cristianos. Sin embargo, ¿cuál es la razón por la que el papado ha dado el visto bueno a su beatificación? Para beatificar a alguien, tiene que haber muerto a causa de su fe, debe haberla aceptado voluntariamente por amor a Dios y es necesario que haya un testimonio fidedigno del martirio. A lo largo de su vida, estos mártires ayudaron a los necesitados a través de la caridad realizada desde la pobreza. En sus últimos momentos, ratificaron su fe en Dios, defendieron los valores del Evangelio, perdonando a aquellos que los ajusticiaron, siguiendo el ejemplo de Jesucristo crucificado.
Se conmemorará la fe y fidelidad al Señor en un programa dividido en tres días, que se puede consultar en la página web beatificacionmartiresvicencianos.org. Entre los eventos más destacados, se encuentra la Ceremonia de Beatificación, la primera celebrada en Madrid. La organización ha escogido emplazarla en el Palacio de Vistalegre Arena, un edificio civil con mayor capacidad para albergar a peregrinos que una catedral (entre 9.500 y 10.000 personas). Un acto que será oficiado el sábado 10 de noviembre, a las 11 horas, por el cardenal Angelo Amato, enviado del Papa.
60 mártires vicencianos serán beatificados en Madrid. Será el 11 de noviembre en Vistalegrehttps://t.co/Hj16l6eQ6p pic.twitter.com/8sXSfvM1Ym
— Alfa y Omega (@alfayomegasem) June 27, 2017
El cardenal Osoro presidirá la Eucaristía de Acción de Gracias en la Catedral de la Almudena, el domingo 12 de noviembre, a las 10 horas. El programa contará, asimismo, con una serie de actividades culturales: musicales, un concierto y una exposición sobre el carisma vicenciano en las casas provinciales de las Hijas de la Caridad.
Aquellos interesados en asistir o participar del evento deberán inscribirse a través de la mencionada web y abonar el donativo de 25 €, que servirá para sufragar una parte de los gastos y asegurará el compromiso de asistencia. A cambio, la organización les facilitará una mochila del peregrino que contendrá plegarias y medallas.
La beatificación de los mártires llega en un año especialmente importante para la institución, en el que se celebra el 400 aniversario del carisma misionero y de caridad de san Vicente de Paúl. Coincide, asimismo, con el año jubilar, cuyo tema es el de “Acoger al extranjero”.
A través de la experiencia vivida en Gannes-Folleville, san Vicente de Paúl descubrió que las gentes del campo sufrían el abandono pastoral. Sintió que Dios le había encomendado la misión de la caridad y de evangelizar a los pobres. Para que fuera efectiva, debía conseguirse una buena organización. Fue de este modo como estableció la primera Cofradía de la Caridad para asistir a los pobres enfermos.
El legado de san Vicente -que fue beatificado en 1729 por el papa Benedicto XIII y canonizado en 1737 por Clemente XII- ha llegado hasta la Familia Vicenciana en modo de una acción social eficaz en cercanía con los necesitados. Sus diversas ramas buscan acoger al forastero en sus comunidades, entendiendo por “forasteros” los refugiados, migrantes, sintecho, enfermos, personas que sufren discriminación (por razón de fe, raza o color), gente vulnerable… Su presencia en 150 países contribuye a dignificar la vida de los necesitados.