Ramón Fuentes | 24 de octubre de 2017
Sí, Ruth Beitia deja el atletismo. La mejor atleta española de la historia ha dicho basta. A sus 38 años de edad, la cántabra anunciaba el pasado 18 de octubre que ya no volverá a retar a los límites de la gravedad, que ya no volverá a trazar saltos de altura increíbles, que su espigada figura acompañada por su «contagiosa» sonrisa no pisará más tartanes. Dice el refrán que «una retirada a tiempo es una victoria». Y esto es lo que ha hecho Ruth Beitia. No estaba dispuesta a que su maltrecho y dolorido hombro mermara su espíritu ganador, sus ansias de victoria. Después de meses luchando, haciendo del dolor una rutina, ha preferido dar un paso a un lado. Una decisión difícil, madurada durante meses y que evidencia la personalidad de la cántabra. Ruth Beitia es una mujer de altura.
Altura de miras, altura física que la acerca a los dos metros y también altura personal. Porque su vida ha sido siempre una permanente superación personal buscando la excelencia, tanto en el apartado personal como profesional. Y siempre acompañada de su famosa sonrisa, que te enamora, que te embauca… Hasta en el día de su despedida, y acompañada por su «alter ego», el técnico Ramón Torralbo, nunca ha tenido una mala mueca, un mal gesto, una reacción impertinente.
Porque Ruth Beitia ha vivido las dos caras del deporte y la vida: el anonimato absoluto y la gloria. Y en ambas nunca ha cambiado su forma de ser, su cercanía. Esta cántabra de 38 años de edad comenzó sus pinitos en el atletismo con apenas 13 años. Fue en el mundo del cross, con algunos escarceos también en las vallas y el salto de longitud.
Pero su espigada figura la llevó finalmente a probar en el salto de altura. Pronto empezó a dejar patente sus cualidades. Con apenas 21 años, ya saltaba 1,94; tres años más tarde, alcanzó el listón de los dos metros, un año antes de colgarse su primera medalla internacional. Fue en los Europeos de pista cubierta disputados en Madrid. Después llegaron varias medallas indoor (Bronce Mundial Indoor 2006, Bronce Europeo Indoor 2007, Plata Europeo Indoor 2009 o Plata Mundial Indoor 2010). En el año 2012 llegaba su primer gran oro al aire libre en los Europeos de Helsinki.
#Atletismo @Ruthypeich: "¿Por qué el salto de altura? Yo siempre he dicho que me eligió a mí" https://t.co/AV0d794DwY pic.twitter.com/Kg9g4Wabi7
— COE (@COE_es) October 12, 2017
Pese a esta cascada de medallas, la cántabra tenía entonces una espinita clavada: lograr algo importante en unos Juegos Olímpicos. Hasta entonces, sus tres presencias en Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012 habían acabado en blanco.
Fue entonces cuando Ruth Beitia tomó una decisión vital que, vista con perspectiva, pudo ser el origen de su éxito posterior. Ruth se tomó un descanso, un tiempo para la reflexión, un «break» para disfrutar de otras cosas que hasta entonces no podía. Así, la atleta española abandonó momentáneamente las pistas de atletismo para dedicarse a otra de sus grandes pasiones: el patinaje.
Fue una experiencia corta pero intensa que le sirvió para darse cuenta de lo importante que el atletismo era en su vida. Y porque la vida le había reservado una segunda oportunidad, el éxito que no había tenido antes.
Ruth Beitia, como Madrina en el acto de entrega de #BanderaDeCombate al buque de asalto anfibio 'Castilla', firma en su Libro de Honor (4/5) pic.twitter.com/85VhELb9J3
— Armada Española (@Armada_esp) July 1, 2017
La insistencia de su amigo, compañero de fatigas y entrenador, Ramón Torralbo, la llevó a volver a ponerse el «mono de trabajo». Fue volver y empezar a escribir una de las páginas más bonitas del atletismo y el deporte femenino español. En el año 2013, se colgaba el oro en el Europeo Indoor de Gotemburgo. Un año después, volvía a colgarse el preciado metal en el Europeo al aire libre de Zúrich, saltando 2,01. Metal que repetiría en el Europeo de 2016 en Ámsterdam.
Ruth Beitia iba engordando su palmarés, año tras año, con metales de toda condición, hasta que por fin llegó el momento que la vida le tenía reservado. Fue en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Un serie de saltos increíbles, uno de ellos por encima del 1,97, la llevó a tocar el Olimpo del éxito. La cántabra se colgaba la medalla de oro convirtiéndose, así, en la primera atleta española en lograr esta preciada presea en una cita olímpica. Aún recuerdo sus lágrimas de alegría cuando atendía a nuestros compañeros de Televisión Española nada más lograr esta histórica hazaña.
.@miss_belmont @Saul_Craviotto @Ruthypeich @CarolinaMarin @RafaelNadal… nos hicieron soñar en #Rio2016. ¡GRACIAS! pic.twitter.com/wWomJKI9FK
— COE (@COE_es) August 21, 2017
Beitia deja un palmarés increíble y posiblemente inigualable. Quince medallas (5 oros, 4 platas y 6 bronces), en 12 años de intensa actividad. Además, en el año 2015 se convirtió también en la primera española en adjudicarse la IAFF Diamond League, éxito que repitió un año más tarde.
Ahora que deja la actividad deportiva llega el momento de enfrentarse a la vida. Algo que no le asusta a Ruth Beitia. Tiene claro que su leitmotiv seguirán siendo los valores que el deporte le ha enseñado. Los llevará por bandera en cada cosa que el destino le tenga reservado. Ya lo ha hecho en su faceta política como representante y diputada del Partido Popular en el Parlamento de Cantabria. El deporte español pierde a un deportista inigualable, pero gana un embajadora inmejorable. Porque no cabe duda de que Ruth Beitia, tanto dentro como fuera de una pista de atletismo, es una mujer de altura.
Olympic champion @Ruthypeich receives the International Fair Play for this moment at #IAAFworlds
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What a lady! pic.twitter.com/FrCoIfZ0Le