Stefanie C. Müller | 28 de noviembre de 2017
A pesar de las duras negociaciones para formar Gobierno tripartito en Alemania, sigue habiendo mucha aprobación para la coalición “Jamaica”. En los últimos sondeos del canal de televisión ZDF, en los Politbarometer, un 57% de los encuestados estaba a favor de “Jamaica”. Que el líder de los liberales, Peter Lindner, haya dejado las negociaciones hace unos días por la sorpresa de muchos y sobre todo de Angela Merkel, ha dejado a Alemania en una situación singular que ha llevado al presidente federal Frank-Walter Steinmeier a convocar a su partido y a su compañero de filas Martin Schulz, últimamente en los sondeos con muy poco perfil, para ayudar a Angela Merkel.
El periódico alemán más leído, el Bild, exige a los políticos: “Tenéis que hacer vuestro trabajo –Macht Euren Job!-. El cuarto poder en Alemania dice de esta manera: “No queremos nuevas elecciones”. Una situación de fracaso de negociaciones nunca se ha producido en Alemania después de unos comicios, ya que es conocida por su gran capacidad para formar pactos de todo tipo y de todo color político.
"Die Aufgabe ist groß, aber sie ist lösbar", sagt Bundestagspräs. #Schäuble nach der #JamaikaAbsage ▶️ https://t.co/gpnbrRnsC0 #VIDEO
— CDU/CSU (@cducsubt) November 21, 2017
Las opciones después del fin de “Jamaica” son las siguientes: Un Gobierno en minoría con los Verdes como aliados y con la aprobación de los socialdemócratas del SPD en las grandes cuestiones en oposición parlamentaria; una coalición de Socialdemócratas, Verdes y Democristianos de CDS/CDU; o la gran coalición de los grandes partidos que no parece muy probable actualmente.
Las negociaciones por la coalición “Jamaica” no fracasaron por su objetivo, si no por la vanidad de los líderes políticos y la presión de algunos medios de comunicación en Alemania, como Tichys Einblick o Die Welt que son muy críticos con la política de refugiados de Merkel y ven con malos ojos un Gobierno con los Verdes. Además, los Verdes y los Liberales (FDP) no han estado en el Gobierno central desde hace mucho tiempo y tienen muchas ganas de llegar al poder, pero los dos líderes saben que con Merkel es difícil marcar territorio. Ciertamente, para el votante común, los Verdes y los Liberales ya no se diferencian tanto en el contexto de política económica y fiscal.
Ahora el SDP, que se había excluido de una nueva edición de la “Gran Coalición”, tiene que “salvar” la República o por lo menos así le gustaría a Steinmeier, que ha sido ministro de Exteriores al lado de Merkel durante mucho tiempo y que tiene mucho respeto hacia la canciller. Y ella hacia él, ya que ha sido el candidato común de la CDU y SPD para el cargo de presidente de Alemania. Pero también esta simpatía existente entre algunos líderes de SPD es la que hace difícil una nueva Gran coalición, ya que siempre se come los votos del aliado, y que debido a otros factores ha causado el fracaso de la coalición.
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De todas formas, Europa puede estar tranquila: Es imposible un Gobierno entre SPD, Verdes y la extrema izquierda Die Linke, y todavía menos probable es el tripartito CDU/CSU, Liberales con Alternative für Deutschland (AfD). Aunque sea cierto que en Alemania hay una pequeña parte reaccionaria de la población que quiere dar la sensación de que la sociedad está dividida y promueven el miedo al futuro, igual que ha pasado en Estados Unidos y en Francia, y les gustaría ver un Gobierno con AfD como aliado. Esta misma gente promueve ahora una caída de Merkel dentro del partido por el fracaso de las negociaciones.
Pero el país está lejos de ser una sociedad dividida, aunque puede parecer así desde fuera. En una encuesta de la Fundación Bertelsmann, resulta que los alemanes son los más felices de la Unión Europea a nivel de sus finanzas, un 77% dicen que están muy contentos con su situación económica, 34% reconociendo que incluso ha mejorado en los últimos años. En España únicamente un 60% de los encuestados están contentos con su situación económica. La política de AfD es un populismo fácil, porque las personas del Este son en general menos abiertas a la inmigración por razones culturales del pasado: la dictadura comunista y la aislación. AfD agita a las masas ahí, donde todavía hay muchos menos extranjeros que en la parte occidental, con temas delicados como el acoso sexual a mujeres alemanas por parte de refugiados y otras anécdotas sensacionalistas.
AfD promueve también un euroescepticismo. Pero a pesar de lo que dicen unos y otros según la encuesta Politbarometer, la mayoría de los encuestados alemanes, un 58% desea más integración entre los países de la Unión Europea. Solamente un 26% exige más independencia de los países miembros. Los alemanes también confían en su sistema político: Según una encuesta de Statista esta primavera, solamente un 26% no están satisfechos con la situación democrática en Alemania y el resto dice que sí lo es.
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Sin embargo, los refugiados y la contaminación serán el eje de cualquier negociación de la CDU/CSU con su supuesto aliado. Dónde se esperan cambios en los próximos cuatro años son en el contexto de los derechos para los refugiados y sus respectivas ayudas para que pueden traer sus familias una vez aprobado su derecho de asilo. Los Verdes son más solidarios en este sentido.
Mientras que Pablo Iglesias quizá se alegre de que Wolfgang Schäuble no esté en el nuevo Gobierno, da igual de qué color sea, es probable que los Verdes ocupen en una futura coalición con Merkel los temas de inmigración y Medio Ambiente. Este último tema será muy delicado, por las centrales de carbón que tiene Alemania todavía. El ex ministro de Medio Ambiente de los Verdes Jürgen Trittin alerta: “No vale salir de la energía nuclear para luego promocionar una fuente de energía todavía peor.”
La CDU/CSU seguramente vaya reclamar el ministerio de Familia y Educación, mientras que los verdes también querrán su porción de poder en Agricultura. Sin embargo, Schäuble, el político más veterano en Berlin y “ministro de la austeridad” para muchos extranjeros, del que dicen en su entorno que es amargo y que tiene un poco de mala leche, ha tomado ya la posición cómoda de presidente del Parlamento. Merkel, al contrario, tiene que hacer un último esfuerzo para que Alemania por primera vez en su historia democrática no se quede sin Gobierno y para que ella permanezca en su posición como canciller.