Cándida Filgueira Arias | 30 de noviembre de 2017
El vertiginoso desarrollo de las nuevas tecnologías, redes sociales y el trabajo colaborativo son algunas de las consecuencias de la irrupción abrupta del paradigma de la complejidad de esta sociedad que nos ha tocado vivir. En ella, el aprendizaje colaborativo es un facilitador de la construcción social, puesto que promueve la comunicación a este nivel, así como la interacción entre pares, la cooperación y la evaluación formativa.
Quizás por ello, el último informe PISA ha analizado y estudiado, por primera vez, la capacidad que tienen los estudiantes de 15 años para trabajar en cooperación y colaboración en la resolución de problemas. Este nuevo informe aprovecha los resultados de los exámenes que cumplimentaron los estudiantes en el año 2015. En este sentido, España parece posicionarse entre la media de los países estudiados, con 496 puntos. En cuanto a las comunidades autónomas, podemos mencionar a Madrid (519) y Castilla y León (517). Otro dato curioso a destacar es que, en todos los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), las chicas demuestran tener un abanico de habilidades mucho más completo para colaborar que los chicos.
Educación y empleabilidad . El valor de las humanidades va más allá de lo económico
En el aprendizaje cooperativo, los alumnos trabajan juntos para maximizar su propio aprendizaje y el de los demás, adquiriendo su máximo exponente cuando toman conciencia de pertenencia e integración en el equipo cooperativo. Los expertos definen el trabajo colaborativo como «una estrategia de enseñanza-aprendizaje en la que se organizan pequeños grupos de trabajo en los que cada miembro tiene objetivos en común que han sido establecidos previamente y sobre los cuales se realizará el trabajo”.
La cooperación consiste en trabajar juntos y con la misma orientación para alcanzar objetivos comunes. Esto quiere decir que, en un determinado contexto cooperativo, los estudiantes procuran obtener rendimientos que sean útiles para ellos mismos y para los demás miembros del grupo.
Nos encontramos, pues, ante una de las metodologías activas que conforman el intrincado panel del nuevo paradigma educativo al que estamos asistiendo tras la implementación y desarrollo de las nuevas tecnologías en los diferentes ámbitos de la Sociedad del Conocimiento. Pero, ¿qué supone el aprendizaje colaborativo en el desarrollo integral del estudiante?
Somos conscientes de que la progresiva implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) está posibilitando la introducción de algunos cambios en los procesos de enseñanza-aprendizaje en nuestras aulas. La autoevaluación y el trabajo colaborativo son algunas de las estrategias metodológicas y evaluativas que cada vez se están utilizando con más frecuencia por parte del profesorado.
Por otro lado, una de las necesidades básicas de la educación del futuro es preparar a los alumnos para la sociedad del siglo XXI; tendrán que aprender, por tanto, de forma autónoma, es decir, a saber trabajar de forma independiente, asumiendo la responsabilidad de su aprendizaje y del de sus compañeros en un proceso continuo de adquisición de conocimientos para toda la vida. No olvidemos que las técnicas de aprendizaje cooperativo permiten intervenir sobre el propio proceso de aprendizaje, proporcionando un espacio de implicación mayor con la materia de estudio promoviendo, a su vez, la participación de todos los compañeros.
Algunas de las características intrínsecas del aprendizaje cooperativo subyacen en el constructor de liderazgo educativo, que enfatiza la cooperación, el liderazgo de equipos y el reconocimiento de múltiples perspectivas, por lo que es imprescindible adentrarnos en el conocimiento, análisis y herramientas de los entornos colaborativos para poder desarrollar e implementar de forma intuitiva nuevos espacios de conocimiento hacia la creación de nuevas comunidades de aprendizaje.
En cuanto a la continuación y motivación del alumno a proseguir con su formación académica, podemos decir que la aplicación de técnicas de aprendizaje cooperativo tiene como resultado una mayor persistencia de los alumnos en el esfuerzo necesario para completar sus estudios. Todo ello es debido a que facilita la integración social, el tratamiento de la diversidad es patente en las interacciones que se producen entre los iguales, independientemente de su raza, cultura, religión, etc. Se potencia el grado de satisfacción en el desarrollo de la jornada escolar utilizando contenidos y actividades de interés cercano a los estudiantes y, por último, la interdependencia positiva incrementa el compromiso de los estudiantes con sus compañeros.
Los distintos escenarios y cambios significativos en nuestra sociedad hacen que tengamos la necesidad de implementar nuevas metodologías y recursos del proceso de enseñanza-aprendizaje.
El trabajo colaborativo presenta y reúne un conjunto de características que posibilita la integración del individuo en un grupo de pares, permitiendo una adquisición del conocimiento individual y personalizado, respetando los tiempos no solo del entendimiento individual, sino también los tiempos de dedicación grupal, mediatizando herramientas facilitadoras de la adquisición de contenidos teóricos, prácticos, visuales y ejercicios integrados a este tipo de trabajo.
Por lo tanto, mejora el razonamiento individual, el autoaprendizaje y, en definitiva, permite el camino hacia una formación integral del individuo, en consonancia con los estándares que demanda la sociedad en la actualidad.