Alfredo Alonso García | 23 de diciembre de 2017
El historiador santanderino Jerónimo de la Hoz Regules regala a la comunidad científica un libro totalmente necesario que reconoce el destacado papel de su protagonista a favor de la cultura española: Miguel Artigas: De la Biblioteca de Menéndez Pelayo a la dirección de la Biblioteca Nacional (Fundación Universitaria Española, 2017). Este completo estudio -vertebrado por doce capítulos repletos de datos e informaciones útiles- desgrana el fructífero itinerario científico de Miguel Jerónimo Artigas Ferrando (Blesa, Teruel, 1887-Madrid, 1947), además de proporcionar las claves del contexto cultural de España durante toda la segunda mitad del siglo XX.
JERÓNIMO DE LA HOZ REGULES | MIGUEL ARTIGAS. DE LA BIBLIOTECA DE MENÉNDEZ PELAYO A LA DIRECCIÓN DE LA BIBLIOTECA NACIONAL | FUNDACIÓN UNIVERSITARIA ESPAÑOLA | 2017 | 494 PÁGS. | 30 €
El doctor De la Hoz presenta con claridad expositiva la personalidad de Miguel Artigas, a quien se puede catalogar como elite intelectual: filólogo de formación -discípulo de Unamuno en la Universidad de Salamanca-, becado en Alemania por la Junta de Ampliación de Estudios, formado en el Centro de Estudios Históricos (dirigido por Ramón Menéndez Pidal) y, por oposición, facultativo del prestigioso Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios. De modo que, sin temor alguno, por su alta preparación, inquietudes científicas y proyección europea resulta justo considerarlo como un integrante más de la Generación del 14.
Su dedicación como director de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, iniciada en 1915, ocupa gran parte de esta biografía. Así, De la Hoz repasa detalladamente cómo Artigas afronta el doble reto de ordenar ex novo el legado de don Marcelino a esta ciudad (más de 40.000 manuscritos y libros), y de difundir su pensamiento y su magna obra bibliográfica.
Artigas colabora activamente con la Asociación de Amigos de Menéndez Pelayo, que busca redescubrir el magisterio del polígrafo santanderino como modelo ideológico imprescindible para España, con la finalidad de emprender una regeneración cultural enraizada en la tradición cultural hispana -entendida como nexo de unidad social-. Entre los promotores de esta asociación, se encuentra el director de El Debate –el diario más influyente del primer tercio del siglo XX-, el santanderino Ángel Herrera Oria, quien reconoce al Maestro como un pensador nuclear sobre la idea de España y con quien Artigas mantiene correspondencia, que se incluye en el anexo.
Asimismo, desde el seno de la Sociedad Menéndez Pelayo -fundada en 1918-, Artigas impulsa la edición del Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo como instrumento para la proyección pública del eminente valor cultural que posee esta Biblioteca, quizá la mejor del momento y la más nutrida de carácter privado.
Menéndez Pelayo, defensor de España y su hispanidad . Lectura en tiempos convulsos
La actividad cultural emprendida por Artigas se encuentra asociada a la promoción del hispanismo. Así, junto a otros grandes intelectuales de la época que aglutina en torno a la Biblioteca santanderina -“la Meca” del hispanismo-, crea una escuela hispanista plural, implicando tanto a intelectuales de una línea tradicional -mayormente discípulos del polígrafo- como a profesores más críticos, afines a la Institución Libre de Enseñanza.
De la Hoz no olvida la faceta de Artigas como filólogo. Se muestran sus indudables méritos en este campo, especialmente sus estudios sobre Luis de Góngora, que le valen la Medalla de Oro de la Real Academia de la Lengua en 1925 (Don Luis de Góngora y Argote. Biografía y estudio crítico) y el Premio Nacional de Literatura en 1927. El poeta santanderino Gerardo Diego afirma a propósito que gracias a él la vida de Góngora «quedó por vez primera estudiada en un ambiente exacto y comprendido».
Otro hito importante de esta monografía resulta el “salto” de Artigas al asumir la dirección de la Biblioteca Nacional de Madrid en 1930, donde permanece hasta su muerte. A todas luces, este período extiende todavía más la proyección nacional de su horizonte intelectual: no abandona su propósito de divulgar el pensamiento de Menéndez Pelayo, aborda con éxito la modernización de la Nacional -baluarte de la cultura hispana-, académico de la Lengua desde 1933 y director general de Archivos y Bibliotecas desde 1940. Durante este período, Miguel Artigas se consolida por derecho propio, tanto por su gestión como por su erudición, como una de las personas más influyentes del mundo cultural hispano de la época.
Finalmente, merece aplaudirse la apuesta editorial de la FUE por esta nueva aportación de Jerónimo de la Hoz, quien atinadamente rescata del olvido, para ejemplo de generaciones presentes y futuras, a Miguel Artigas, quien en sus investigaciones científicas, gestiones académicas y actuaciones públicas culturales supo recoger y aunar lo mejor de la tradición y de la modernidad, con espíritu liberal de acogida aunque convencido de que las raíces cristianas configuran la esencia de la nación española.
Su vida política sirve para explicar el periodo que llevó a España desde la monarquía de Alfonso XIII hasta la Guerra Civil.