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Ciencia

España 2017-2020 . Hacia una dieta más saludable con menos grasas, azúcares y sal

María Achón y Tuñón | 24 de abril de 2018

Ciencia

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El Plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de Alimentos y Bebidas reducirá la grasa, el azúcar y la sal. La ingesta de estos ingredientes en España es superior a la media y eso provoca obesidad en jóvenes y adultos. 

¿Tienes que hacer la compra el próximo fin de semana? ¿Piensas incluir en tu lista galletas, pan de molde, yogures, cereales de desayuno con chocolate, patatas fritas, magdalenas, chorizo o jamón cocido?

Tranquilízate, esta vez son buenas noticias. A partir de ahora, muchos de estos alimentos te van a aportar menos grasa, menos azúcar y menos sal. Sí, aunque no elijas las variedades light, ni de bajo contenido en sal, ni con menos azúcar, ni mires el etiquetado, ni estés especialmente interesado en llevar una alimentación más sana.

Plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de Alimentos y Bebidas y Otras Medidas 2017-2020

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través de la AECOSAN (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición), junto con varios sectores de la alimentación, han presentado en febrero de 2018 un plan para la mejora de la composición de varios tipos de alimentos y bebidas, en línea con las nuevas exigencias del consumidor y con las tendencias de la Unión Europea, con el fin de facilitar opciones de alimentación más saludables.

Se trata del Plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de Alimentos y Bebidas y Otras Medidas 2017-2020. Este plan recoge los compromisos de reformulación de los sectores de la fabricación y de la distribución para varios tipos de alimentos y bebidas de consumo habitual en niños, jóvenes y familias y se centra en la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas. Por lo tanto, el Plan tendrá un importante impacto en la cesta de la compra, por el gran número de empresas que se adhieren (más de 500) y la cantidad de productos que se van a modificar (unos 3.500). El Plan cuenta también con acuerdos con los sectores de Restauración Social (Catering), Restauración Moderna y Distribución Automática (Vending), y está abierto a otros sectores y empresas que pueden incorporarse posteriormente.

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Se trata de una estrategia que responde a la llamada del Ministerio de Sanidad a través de la AECOSAN para que varios sectores trabajen sinérgicamente contribuyendo decisivamente a que los ciudadanos, y fundamentalmente los niños y jóvenes, puedan conseguir una alimentación con mayor equilibrio y calidad nutricional, al conseguir una menor ingesta de azúcares añadidos, sal, y grasa, que beneficiará a su salud y ayudará a prevenir la obesidad y otras enfermedades relacionadas, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, o algunos tipos de cáncer.

Recordemos algunas de las cifras en España. Según el estudio Aladino de 2015, el exceso de peso (sobrepeso y obesidad) en niños de 6 a 9 años, aunque se ha reducido desde el año 2011 al 2015 en tres puntos porcentuales, sigue presente en un escalofriante 41,3%. Casi la mitad de los niños españoles deberían perder peso. La prevalencia de obesidad en los adolescentes es de un 17%, también elevada, como en el resto de países del sur de Europa. En adultos, según datos de la Encuesta Europea de Salud en España 2014, la tendencia de obesidad se ha estabilizado, pero sigue siendo igualmente muy elevada, con una prevalencia de sobrepeso del 36,7 % y de obesidad del 17,0 %. Más de la mitad de los adultos españoles deberían también perder peso.

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Para combatir esta epidemia, las primeras acciones de envergadura llevadas a cabo en España en el ámbito público se iniciaron en 2005, con el lanzamiento de la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) por parte de la AECOSAN. Entre las acciones de la estrategia NAOS se encuentra la mejora de la composición de los alimentos o reformulación.

La reformulación consiste en mejorar –reducir, en este caso- el contenido de ciertos nutrientes seleccionados (grasas saturadas, grasas trans, sal o azúcares) de los alimentos, modificando alguno de sus componentes sin que esto conlleve un aumento del contenido energético ni el de otros nutrientes. Pero entonces… ¿vamos a comer patatas fritas sin sal? ¿O magdalenas sin azúcar? No, no sufras. La reformulación mantiene el sabor y la textura para que el producto siga siendo aceptado por los consumidores, además de por supuesto la seguridad alimentaria. Esto se puede hacer hasta ciertos límites por aspectos tecnológicos, organolépticos, legislativos, microbiológicos o económicos. Las reducciones por tanto serán de alrededor de un 10%, ya que, en función del producto, varían desde un 18% a un 5%. Y lógicamente su implantación requiere un tiempo, razón por la cual se establecen tres años para la reformulación e inclusión paulatina en el mercado de los nuevos productos (2018-2020).

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Dentro de los productos que reducirán sus contenidos en grasa, azúcar y sal, hay aperitivos como palomitas y patatas fritas de microondas; bebidas tipo néctares, refrescos de limón; bollería tipo croissants, magdalenas, rosquillas, bollos con pepitas de chocolate; cereales de desayuno chocolateados; cremas de verduras; embutidos como chorizo, jamón cocido, salchichas, mortadela, salchichón; galletas de desayuno; polos de agua; pan de molde; platos precocinados como croquetas, empanadillas, lasañas, nuggets; productos lácteos como yogures, natillas, flanes, batidos y arroz con leche; salsas como el kétchup, mayonesa o el tomate frito. Todos estos alimentos, de forma habitual, aportan un 44,5% de la energía de la cesta total de la compra de la familia española. 

La ingesta de grasa, azúcar y sal en la población española es superior a las recomendaciones, y de forma más preocupante en la población infantil y juvenil, según revela la encuesta ENALIA o el más recientemente publicado estudio ANIBES. Por tanto, cualquier medida o política nutricional que apoye o facilite una reducción en la ingesta de estos nutrientes para toda la población, más aún de forma pasiva, sin esfuerzo por parte de los consumidores, como es el caso del Plan que ahora se implanta, es positiva y beneficiosa, aunque tenga sus limitaciones. Y por supuesto recordemos una vez más que, para alcanzar un adecuado estado nutricional, además de comer de forma equilibrada, se debe mantener un estilo de vida activo y saludable en general.

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