Ramón Fuentes | 17 de febrero de 2017
De un tiempo a esta parte estamos asistiendo a un protagonismo tremendamente llamativo de fútbol asiático en el Europa. Principalmente China y recientemente Japón empiezan a desembarcar en las grandes ligas europeas buscando invertir en los clubes de fútbol.
El caso de China llama la atención desde dos puntos de vista. Por un lado, la compra reciente por parte de magnates chinos de clubes de importantes ligas europeas. En Italia, el Milan pasó recientemente a estar controlado en un 70% por el chino Suning Holdings. Casi al mismo tiempo los empresarios Chien Lee y Zheng Nayan adquirieron el 80% del Niza. Por otro lado, hay que sumar las participaciones que poseen en clubes de la Premier como el Aston Villa o Manchester City; en equipos galos como el Sochaux o checos como el Slavia de Praga.
Hay que sumar las participaciones que poseen en clubes de la Premier como el Aston Villa o Manchester City; en equipos galos como el Sochaux o checos como el Slavia de Praga
España no permanece ajena a este colonialismo. El Atlético de Madrid y su alianza con Wanda llega hasta el punto de poner nombre a la actual ciudad deportiva y al futuro Estadio Metropolitano. Pero no es el único. El Espanyol fue adquirido por la firma Rastar Group o, recientemente, el Granada ha pasado a estar en manos de Wuhan Double.
Este colonialismo del fútbol asiático responde al deseo obsesivo de China de convertirse en una potencia futbolística mundial. Su objetivo a medio y a largo plazo es, no sólo organizar un Mundial de fútbol, también ganarlo. Responde a la mentalidad china de ser los mejores. Algo que ya es patente en el mundo olímpico con un crecimiento brutal en medallas en las últimas citas.
El deseo de China es no sólo organizar un Mundial de fútbol, también intentar ganarlo. Responde a la mentalidad china de ser los mejores
Pero en 2016 el gasto se ha disparado aún más. El más reciente es el caso del argentino Carlos Tévez. El «Apache», como se le conoce popularmente en el mundo del fútbol, se marchó al Shanghai Shenhua donde va a cobrar 40 millones de dólares las próximas dos temporadas, alrededor de 38 millones de euros. Otros, como el madridista Pepe, se lo están pensando aprovechando que el próximo 30 de junio finaliza contrato con el club blanco. El luso tiene una oferta del Hebei Fortune que le pagaría 10 millones de dólares por temporada (unos 9 millones de euros), el doble de lo que percibe actualmente. Parece claro que China se convierte en el nuevo paraíso del fútbol como históricamente lo fue Brasil, la liga norteamericana o más recientemente, Rusia o, incluso, Qatar.
El más reciente es el caso del argentino Carlos Tévez que se marchó al Shanghai Shenhua donde va a cobrar 40 millones de dólares las próximas dos temporadas, alrededor de 38 millones de euros
Le sigue a la zaga de gasto en el fútbol asiático su vecino Japón. Hasta ahora su presencia en Europa se había limitado a la de algunos jugadores procedentes de su liga nacional y donde, salvo muy raras excepciones, tampoco han llegado a cuajar en las grandes ligas de nuestro continente. En estos últimos años han empezado a aterrizar y a colonizar empresarialmente Europa. El ejemplo más evidente lo tenemos con el acuerdo firmado por el Fútbol Club Barcelona con la empresa japonesa Rakuten. La marca patrocinará la camiseta del club azulgrana los próximos cuatro años a razón de 55 millones de euros fijos más un máximo de 6,5 millones en caso de ganar la Liga y la Champions. El acuerdo implica que también se verá Rakuten en la fachada y en la grada del Camp Nou. Rakuten es una empresa de comercio electrónico que cuenta con más de 50 millones de usuarios registrados.
Pero no ha sido el club azulgrana el pionero en llegar al mercado del fútbol asiático. Como suele ser habitual, la Premier League nos lleva algunos años de adelanto. Fue el Manchester United el primero en sellar este tipo de convenios. Se trata del acuerdo de patrocinio que firmaron hace casi cuatro años con la empresa japonesa de pinturas Kansai. Hace dos años era el Chelsea el que firmaba un astronómico acuerdo de patrocinio con la empresa japonesa de neumáticos Yokohama Rubber a razón de 275 millones de euros por cinco temporadas, 55 millones de euros por temporada. El verano de 2016 fue la empresa de videojuegos Konami la que llegaba a un acuerdo con el Liverpool convirtiéndose en el partner oficial del mítico club inglés.
Este desembarco de las grandes marcas japonesas parece responder más a un deseo puramente comercial dándose a conocer en Europa algo que les abre las puertas a millones de futuros consumidores y usuarios. Estos ejemplos reflejan el colonialismo asiático del que está siendo objeto el fútbol europeo. Y esto, posiblemente, no ha hecho más que empezar.