Manuel Alfonseca | 12 de abril de 2019
SpaceX y la NASA prueban con éxito la cápsula Crew Dragon. Estados Unidos regresa al espacio.
A principios de los años sesenta, la Unión Soviética se puso por delante en la carrera espacial. A finales de esa misma década, Estados Unidos tomó el relevo con el Proyecto Apolo, que en 1968 comenzó a lanzar vuelos tripulados (Apolo 7), en 1969 puso por primera vez dos hombres en la Luna (Apolo 11), y hasta diciembre de 1972 realizó cinco desembarcos lunares más, el último de los cuales fue el Apolo 17. Desde entonces, el hombre no ha vuelto a la Luna, salvo por el envío de cápsulas automáticas no tripuladas.
A partir de los años 80, la NASA cambió de táctica y comenzó a utilizar lanzaderas espaciales (space shuttles) para sus vuelos tripulados. Estas naves diferían de las anteriores, porque la lanzadera era reutilizable: al volver a la Tierra podía aterrizar de manera semejante a la de un avión, en lugar de descender sobre el mar, como las cápsulas del proyecto Apolo.
En total, se construyeron cinco lanzaderas, que recibieron los nombres de Columbia, Challenger, Discovery, Atlantis y Endevour. Las dos primeras fueron destruidas en sendos accidentes: Challenger en 1986, durante el despegue, con siete tripulantes a bordo; Columbia en 2003, durante el regreso, con otros siete tripulantes. El segundo accidente supuso el golpe de gracia para el programa espacial tripulado de la NASA, que decidió no construir nuevas lanzaderas.
El 21 de julio de 2011, coincidiendo aproximadamente con el 42º aniversario del primer desembarco en la Luna, la lanzadera Atlantis realizó el último vuelo espacial tripulado organizado por Estados Unidos. Desde entonces, la subida de astronautas a la Estación Espacial Internacional la ha realizado exclusivamente Rusia, que con su programa Soyuz ha sido, durante esta década, el único país del mundo que ha mantenido vuelos tripulados al espacio.
En estos días se está anunciando el regreso de Estados Unidos al espacio. Pero en vez de llevarse a cabo, como antes, exclusivamente a través de una agencia estatal (la NASA), en este nuevo intento se está dando mucho más protagonismo a la empresa privada. El objetivo a largo plazo para dicha empresa es la organización de vuelos tripulados al espacio para que las personas que puedan pagárselo vivan la experiencia de convertirse en astronautas y ver la Tierra desde el espacio (turismo espacial). Un segundo objetivo, a mucho más largo plazo, podría ser la colonización de Marte.
El creador de este programa es uno de esos hombres que se hacen famosos por su capacidad emprendedora y su habilidad para hacerse ricos a partir de sus ideas y su impulso irresistible. Todos hemos oído hablar de ellos, porque son mundialmente famosos: Bill Gates (fundador de Microsoft), Steve Jobs (fundador de Apple), Larry Page (fundador de Google) y Elon Musk, a quien vamos a referirnos.
La trayectoria de Musk es muy variada y no está exenta de críticas y polémicas. En 1999 fundó una empresa de pagos por Internet que, después de fusionarse con otra parecida, pasó a llamarse PayPal. En 2002, PayPal fue adquirida por eBay por 1.500 millones de dólares. Al parecer, Musk, que era su mayor accionista, recibió el 11% de esa cantidad (165 millones).
En 2003, Martin Eberhard y Marc Tarpenning fundaron Tesla, gran empresa fabricante de automóviles y distribuidora de energía. Musk entró en la empresa en 2004 como presidente de la junta directiva. Cuando empezó la crisis en 2008, pasó a ser también director ejecutivo y arquitecto de productos, cargos que aún mantiene, aunque tuvo que renunciar al de presidente en 2018, después de un enfrentamiento con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.
Desde 2001, Musk ha puesto en marcha un programa de exploración espacial que en 2002 se plasmó en la empresa SpaceX, con los objetivos indicados varios párrafos más arriba. La empresa dispone de sus propios vehículos de lanzamiento (Falcon) y de sus cápsulas espaciales (Crew Dragon) y desde 2011 ha realizado una larga serie de lanzamientos experimentales con apoyo de la NASA, que culminaron el pasado 3 de marzo en el de un cohete Falcon, que transportó al espacio una cápsula Dragon, que se acopló a la estación espacial internacional (ISS).
Como consecuencia del éxito de esta prueba, para julio está previsto el lanzamiento de una cápsula tripulada que llevará a la ISS una tripulación estadounidense de la NASA, partiendo de suelo estadounidense por primera vez desde 2011.
Uno de los planes de la NASA, en su colaboración con SpaceX, consiste en enviar a Marte en 2022 una cápsula automática que volvería a la Tierra con muestras marcianas y sería seguida hacia 2024 por otra misión tripulada. Si se llevara a efecto, sería la primera vez que algunos seres humanos pondrán pie en otro planeta de nuestro sistema solar.
La advertencia sobre la deshumanización que se esconde en una de las series más aplaudidas de Netflix.