Alfredo Alonso García | 28 de mayo de 2018
Sal Terrae, el prestigioso sello editorial con sede en la ciudad de Santander, presenta el número 41 de su colección Presencia Social: Democracia y caridad. Horizontes éticos para la donación y la responsabilidad, que incrementa la ya rica producción bibliográfica de Agustín Domingo Moratalla. El también catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Valencia confiesa que este riguroso estudio filosófico es consecuencia de su activa participación en los Congresos Católicos y Vida Pública -organizados anualmente por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, obra de la anterior-.
El objetivo principal de este libro persigue la recuperación de una ética de la responsabilidad según la esperanza que promueva un tipo de sociedad nueva alimentada desde lo que en la tradición de Pascal, Tocqueville, Mounier o la hermenéutica narrativa hemos llamado “hábitos del corazón”. Para alcanzarla, el autor propone acudir a la profundidad semántica que emana de los conceptos democracia y caridad, a fin de repensar la urdimbre del tejido social y político actual. Asimismo, invita a acudir a las categorías éticas donación y responsabilidad para señalar la irrenunciable dignidad de la persona humana y su vocación para implicarse en el logro del bien común.
Doctrina Social de la Iglesia, una respuesta válida ante los desafíos de nuestra sociedad
A lo largo de una introducción y seis capítulos, se vertebran sus contenidos, que conjugan el natural deseo humano de progreso social con la tradición, representada por las enseñanzas con las que se dialoga (antropólogos, filósofos, politólogos, psicólogos, sociólogos, teólogos e incluso el magisterio pontificio). Singularmente, se destaca la perennidad y la actualidad filosófica del personalismo comunitario y de la hermenéutica filosófica de los filósofos Paul Ricoeur y Hans-Georg Gadamer, a quienes se confía el hilo conductor por donde preferentemente discurre la argumentación expuesta en estas páginas.
El primer capítulo presenta cómo la interacción entre democracia y caridad puede interpretarse desde los desafíos culturales generados por la globalización. Así, se recuerda la histórica capacidad del cristianismo para saber leer y descifrar los nuevos escenarios que en estas últimas décadas han surgido dentro de la historia humana. Unos nuevos escenarios que responden a todo ámbito social, cultural, económico, político y religioso, y que ante ellos al cristiano se le exige ser “autor”, es decir, un verdadero intérprete dentro de la historia, porque su misión no consiste únicamente en leer, sino en descifrar el tiempo presente para saber orientar a otros.
El siguiente capítulo afirma que para afrontar los envites de los desafíos provocados por la globalización urge un nuevo modelo de razón práctica que replantee tanto las relaciones entre fe y razón como las categorías antropológicas de naturaleza y gracia. Así, contra el naturalismo cientificista y el espiritualismo desencarnado emerge una ética cristiana transformada por la caridad-en-la-verdad, capaz de cordializar la política y de erigirse en principio y fundamento de la misión de la persona llamada a solucionar los problemas de la vida moral de este siglo XXI. Así, se señala que el factor católico es determinante para entender el dinamismo de la sociedad civil, por lo que representa una urgente necesidad el que los católicos actúen en los espacios públicos de deliberación política.
El humanismo cristiano, una solución para la vida política que no permite ambigüedades
El tercer capítulo confecciona las recomendaciones que el papa Francisco podría ofrecer a aquellos llamados a servir a la sociedad desde la política actual: 1) Una bofetada al capitalismo y al individualismo, 2) Una política con raíces éticas y racionales, 3) Ética contra el cáncer de la corrupción ramificada y la evasión fiscal egoísta, 4) El pueblo y la gente como sujeto histórico, 5) El poder de la palabra y la predicación como camino del corazón, 6) Distinguir entre actividad política y activismo, 7) Crear espacios sanadores y motivadores, 8) La opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, filosófica o sociopolítica, 9) Acuerdos para vivir juntos: pacto sociocultural y humildad social y 10) Urgen políticos afectados de verdad por el dolor del pueblo.
El capítulo cuarto analiza la operatividad social del don. Horizontes éticos y políticos del voluntariado, caracterizado como un fenómeno social complejo y heterogéneo al que también le afectan las crisis económicas y que se sitúa en la órbita de la categoría ética donación, bajo la cual se aglutinan las actividades existenciales de la persona, que son aquellas que exigen atención, sensibilidad, receptividad y capacidad para escuchar o cuidar a quienes tenemos a nuestro lado. Se propone que el voluntariado se alinee con el horizonte de las éticas de la virtud para que su apelación al valor de la solidaridad forme parte del carácter de las personas voluntarias.
El quinto capítulo aplica las enseñanzas de la encíclica Caritas in veritate al despersonalizado ámbito de la empresa y de la economía. Frente a filosofías que discriminan entre ética privada y ética pública, se ha de recordar que las diferentes esferas de la vida humana (íntima, privada y pública) poseen una continuidad y una unidad, y que todas esas dimensiones son reunidas en una sola ética por la persona. Posturas filosóficas como esas distorsionan el significado auténtico del término ética, confundiendo su uso y provocando que en ambientes como el económico y el empresarial se acabe abusando de él. La recuperación de la unidad entre ética privada y pública resulta clara para el autor: viene de la mano de la tradición fenomenológica en donde convergen la donación, la economía del don y la lógica de la sobreabundancia.
La familia es un elemento esencial de todo desarrollo humano y social sostenible.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 26, 2014
Finalmente, el sexto y último capítulo muestra los retos que se le presentan a la familia en el contexto de la Nueva Evangelización. Conviene recordar que, a pesar de los profundos cambios políticos, sociales y culturales experimentados por la sociedad occidental contemporánea, la institución familiar permanece y continúa jugando hoy un papel tan esencial como el representado cuando a la familia socialmente se la reconocía unánimemente como la célula básica de la sociedad y como el espacio privilegiado para la iniciación en la fe. El profesor Domingo advierte la necesidad de que la vida familiar sea acompañada en el actual contexto social y cultural porque, sin el protagonismo de las familias, la Nueva Evangelización estará condenada al fracaso. Para evitar esa fatal situación, propone diez ideas para intentar facilitar el acompañamiento-discernimiento de las familias.
En definitiva, esta obra de Agustín Domingo Moratalla resulta un soplo de aire fresco para el actual entramado intelectual, gracias a la riqueza de su análisis y a la seriedad de su reflexión científica filosófica en torno a la Doctrina Social de la Iglesia. No cabe duda de que el autor, desde la solidez de su formación académica y de su dilatada experiencia profesional, aborda un imprescindible estudio de necesaria lectura con respuestas a problemas actuales y que preocupan sobremanera a la persona de la sociedad de nuestro siglo, además de entregar claves y criterios desde donde interpretar y afrontar las debilidades adolecidas por el vigente sistema sociopolítico.