crubio | 11 de junio de 2018
Para trazar este recorrido suponemos que la persona vive y trabaja en Madrid capital. Vive en Valdebebas, un barrio residencial de nueva creación situado en la zona norte de Madrid, y trabaja en el centro de la capital, en la Puerta del Sol. Entraría a las 9 de la mañana (hora punta de tráfico) y en el trayecto combinaría tramos de ciudad y carretera.
Hay muchos madrileños a los que no les queda más remedio que utilizar su vehículo particular. En su trayecto dejan a los niños en el colegio, a su pareja en el trabajo o comparten coche con compañeros de trabajo que viven en la misma ruta. Las vías de acceso serían por la M-40 y M-30 (21 km.) o por la M-11 y M-30 (24 km.). En ambos casos el recorrido supone una duración de entre 45 minutos y una hora. Hay muchas webs que calculan el gasto de gasolina por trayecto; en este caso, supondría 57 euros al mes de gasolina diésel para un turismo.
A ese gasto hay que añadirle el del estacionamiento. Para un turno de trabajo de 8 horas, sería imposible aparcar en la zona SER (Estacionamiento Regulado), tanto azul como verde, ya que tiene límite de cuatro horas. Aquí entra el juego la opción del parking, tanto público como privado. En el caso de los públicos, el precio es de 130 euros mensuales; los privados no tienen un precio cerrado, el día ronda los 30 euros y algunos que sí permiten abonos mensuales tienen un precio no menor de 200 euros.
Aquí viene la gran apuesta de Manuela Carmena y su equipo. Que el madrileño deje el coche en casa y se decida por el transporte público. Un medio que también sufre las consecuencias de las obras, ampliaciones de aceras, cortes de tráfico, accidentes, huelgas, retrasos.
Para nuestro supuesto podemos optar por varias combinaciones para llegar de Valdebebas a Sol:
Madrid tiene unos 40 kilómetros de carril bici o, al menos, un espacio de la calzada destinado al uso de la bicicleta. En el último caso, el ayuntamiento obliga a los ciclistas a jugarse el tipo entre coches, giros imposibles y la habitual contaminación.
En una bicicleta particular el trayecto es de unos 13 kilómetros, con un tiempo de ruta de 52 minutos. Gran parte de ese tramo no se puede hacer por carriles destinados a las bicicletas, aunque tampoco lo pone fácil el consistorio, ya que la web de la Red de vías ciclistas lleva tiempo sin funcionar.
Los datos dicen que ir a trabajar en Madrid sale caro, bien en tiempo o bien en dinero. El transporte público es la mejor opción, aunque no es la más segura. Retrasos, huelgas y la masificación habitual del transporte público madrileño hacen que los ciudadanos no lo vean claro. El uso de motos aumenta en Madrid, en muchas ocasiones obligado por los atascos. Poco a poco, la capital se conciencia de la presencia de motoristas sobre el asfalto, pero tiene unos riesgos físicos elevados.
La conclusión que se puede obtener de este recorrido es que el empeño que pone Manuela Carmena en que los coches particulares no accedan a la almendra central de Madrid no se pone en facilitar el uso del resto de transportes. Cumplir con objetivos de contaminación es su caballo de batalla, el resto no importa.