Teresa Díaz Tártalo | 12 de septiembre de 2018
José Ángel Giménez Alvira, aragonés, con muchas tablas en el ámbito de la protección de la infancia y padre adoptivo con muchos años de recorrido, es autor del fabuloso libro Indómito y entrañable (muy recomendable para todos los padres adoptivos). Hablamos con él para tratar de decir algo útil y constructivo frente a una noticia tan descorazonadora como es la devolución de niños adoptados, más si cabe cuando se produce un abandono como el que ha sufrido una niña hindú por parte de sus padres adoptivos tras descubrir que tenía 13 años, y no 7 como indicaban sus papeles. Giménez Alvira señala que en medio de toda esta polémica, que tiene un cierto fondo morboso, se corre el riesgo de que lo más olvidado sea la niña.
¿Quién trabaja por los niños devueltos? Mientras la embajada y los servicios sociales aragoneses se reúnen, la niña tristemente está pasando los días en un centro dependiente del servicio aragonés que corresponde. Este triste episodio de devolución de niños adoptados ha saltado a la prensa, pero las incidencias en el mundo de la adopción no son nuevas: “Los padres adoptivos no son héroes ni villanos, son personas que tratan de llevar adelante una tarea paternal como tantos otros y suelen afrontar sus dificultades, que en ocasiones pueden ser muy pero que muy serias, dentro del ámbito familiar, con ayuda de terapias, amigos, asociaciones”, nos dice Giménez Alvira. Las dificultades no tienen por qué acabar en adopciones fracasadas. Es cierto que el fenómeno de las trágicas adopciones truncadas merece su reflexión y mucho trabajo. Ya hace muchos años, Ana Berástegui, de la Universidad de Comillas, defendió una tesis sobre el tema que, por cierto, iba dedicada a un niño que después de una adopción truncada encontró una nueva familia en la que ha crecido y ha llegado a ser un chico estupendo. Es decir, hay camino: muy trabajoso en ocasiones, pero posible. Y algo en lo que todas las familias están de acuerdo: cuanto más trabajoso, más les ha unido como familia.
Se puede hacer un listado de factores que explican que se produzcan casos de devolución de niños adoptados, como el de esta niña hindú. Sin duda, tienen una gran parte de responsabilidad las Administraciones públicas implicadas, que no hacen seguimientos con el rigor que sería necesario. Además, la formación que se da a las familias sigue siendo floja, escasa y con poca sustancia. Las familias acceden a la adopción con mucho desconocimiento. Los padres deberían ser conscientes de que en las adopciones pueden tener lugar muchas incidencias y que hay que estar dispuesto a asumirlas y a tratar de salir al paso de los imprevistos, buscando ayudas que deberían estar al alcance de la mano. En esto Aragón es especialmente eficaz, pues existen grupos de padres que están organizados y una estupenda asociación, ADAFA (Asociación de Acogimientos Familiares de Aragón), cuyo cometido fundamental es acompañar a las familias que lo necesiten.
Adopciones truncadas . Cuando la mochila de las heridas pesa más que la buena voluntad
La obligación de la Administración es tener familias suficientemente preparadas para no retirarse a la primera dificultad y proceder a la devolución de niños adoptados. Se debe procurar que tengan la competencia de poder ponerse al frente de los problemas inesperados que puedan surgir y, para ello, deben contar con mucho más apoyo del que actualmente reciben. No es el caso de Aragón, pero hay comunidades autónomas donde el seguimiento posadopción brilla clamorosamente por su ausencia.
La adopción no es satisfacer deseos de paternidades frustradas, sino dar una familia a niños que necesitan una protección plena porque han tenido un abandono total. José Ángel Giménez nos insiste: “Los problemas de los niños son urgentes, cada día que un niño pasa en un centro es un día en el que se vulneran sus derechos”. Igual que existen programas de acogimiento de emergencia para que los niños de 0 a 3 años no pasen por un centro mientras se hace un diagnóstico de su situación o se busca una solución más permanente, tal como indica la ley de 2015, ¿por qué no se hacen programas que permitan tener familias de emergencia para acoger a niños mayores? ¿Por falta de medios?: ¡pues que las Administraciones busquen más presupuesto!, porque atender a la infancia es su competencia.