José Luis Orella | 25 de septiembre de 2018
El Peñón sorprende por su pequeñez, pero su protagonismo en la historia viene provocado por su posición estratégica, que ha determinado su destino y el cambio de la soberanía de Gibraltar. Los griegos ya lo incluyeron en los viajes de Hércules, donde unió los dos mares para poder llegar a la tierra del gigante Gerión. De su recuerdo vienen las torres de Hércules (Gibraltar y Ceuta), que marcaron el fin del Mar Mediterráneo. Los fenicios que fundaron Gades (Cádiz) bien supieron de la posición estratégica del Peñón. Pero su nombre tomará origen de la deformación de uno de los hechos determinantes de la cocción de la nación española, la invasión islámica del 711. Los primeros musulmanes desembarcaron en el estratégico paso, al mando de Tariq, desde entonces denominado el lugar como Yabal Tarig (monte de Tariq). Su suerte acompañará al resto de la España visigoda, sumergida bajo el manto islámico, primero como emirato, y posteriormente como califato Omeya. No será hasta el 1462 cuando sea recuperada definitivamente por Alonso de Arcos, caballero del duque de Medina Sidonia. La pequeña posición fortificada por los musulmanes cambió de mano varias veces, como puente con el norte de África, origen de sucesivas invasiones de almorávides, almohades y benimerines.
En la reunión con el Primer Ministro de Irlanda @campaignforleo le he transmitido nuestro apoyo para evitar una frontera restrictiva con Irlanda del Norte tras el Brexit. También le he expresado nuestra irrenunciable reclamación de la soberanía de España sobre Gibraltar. pic.twitter.com/suZHBWkIua
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) September 20, 2018
Durante el control castellano, cobró importancia al servir de cerrojo a las naves berberiscas hacia el Atlántico. El Peñón será testigo del nacimiento de bazanes y medinas sidonias que, como almirantes, mantendrán Gibraltar bajo el control de la soberanía española. La unión de Portugal bajo el reinado de Felipe II traerá Ceuta, que, junto a Melilla, Orán y Túnez, mantuvieron el Mediterráneo occidental como un lago español. Pero el fin de los Austrias trajo la Guerra civil de Sucesión entre los Austrias de Viena contra los Borbones de París. Los ingleses, partidarios del archiduque Carlos, el rey Carlos III para la mitad oriental de España, tomaron el Peñón en 1704 para un mejor acceso al área austracista. Sin embargo, el Tratado de Utrecht de 1713 hará entrega de la estratégica situación y la soberanía de Gibraltar a Inglaterra. A la roca se le irán sumando con el tiempo Malta y Chipre, que, con el vital Canal de Suez, construido en 1869 por los franceses, les dará el control del viejo Mare Nostrum.
Desde entonces, el lugar será repoblado por todo tipo de nómadas del mar. Por parte de España, vendrán intentos frustrados de recuperación de la soberanía de Gibraltar en 1727, 1779 y 1782, como apéndice secundario de las luchas ultramarinas entre las potencias borbónicas (Francia y España) frente a una Inglaterra dueña de los mares. En el siglo XIX, el Peñón, transformado en un exótico puerto colonial, se convertirá en el mirador de las tragedias de España. Habrá que esperar hasta 1969, cuando la diplomacia española consiga el reconocimiento del territorio por descolonizar y reivindique la soberanía española de Gibraltar aislando la colonia. No obstante, en 1989 el Gobierno socialista permitirá la comunicación de la colonia y su conversión en un paraíso fiscal.
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En la actualidad, el nuevo Gobierno socialista de Pedro Sánchez, en un contexto favorable como el brexit, que expulsa de la Unión Europea a Gran Bretaña y que posiciona la supervivencia económica del Peñón en el cambio de soberanía de Gibraltar, evita la devolución de la roca a su comunidad nacional de origen, mostrando, una vez más, el entreguismo de nuestra política internacional a intereses espurios. Bruselas presiona para conseguir un acuerdo rápido, donde España pretende obtener cambios en el régimen fiscal en el Peñón (es el paraíso fiscal de 55.000 empresas inscritas); el control de entrada de tabaco ilegal, el mayor de Europa; el uso conjunto de su aeropuerto, construido de forma ilegal en el territorio neutral, y la estabilidad laboral de los 10.000 trabajadores españoles. A cambio, España olvidará una vez más la reivindicación de la soberanía de Gibraltar.
Su vida política sirve para explicar el periodo que llevó a España desde la monarquía de Alfonso XIII hasta la Guerra Civil.