Charo Zarzalejos | 31 de octubre de 2018
El llamativo y preocupante aumento de la delincuencia en Barcelona acecha a la alcaldesa de la Ciudad Condal, Ada Colau, que el pasado lunes día 22 de octubre reunió a la Junta de Seguridad de la capital catalana. Los datos lo aconsejaban. Mientras en el resto de España los porcentajes experimentan una baja considerable, en Barcelona la totalidad de los delitos se ha incrementado en un 15%. En concreto, los hurtos han subido un 22%, mientras que el porcentaje de estos mismos delitos ha caído en otras grandes ciudades como Madrid, Sevilla y Valencia. De acuerdo con los datos que maneja el Ministerio de Interior, hasta el pasado mes de junio la delincuencia en el conjunto de España aumentó un 2,7%. Según estos mismos datos, durante los dos primeros trimestres de este año los delitos en Barcelona aumentaron en un 20,5% y, en concreto, los hurtos, como ya se ha señalado, aumentaron en un 22,7%.
A esta reunión de la Junta de Seguridad asistió también el consejero de Interior, Miquel Busch. Busch y Colau mantienen desde hace tiempo una polémica que no se acaba de cerrar. Mientras la alcaldesa sostiene que las competencias de seguridad corresponden a Interior y reclama más presencia y asistencia policial en las zonas más conflictivas, como puede ser Ciutat Vella, que es el casco antiguo de la ciudad, Busch sostiene que algunos aspectos de la seguridad ciudadana no se resuelven con mayor presencia policial. Las discrepancias entre Busch y Colau en la forma de abordar la delincuencia en Barcelona se remontan ya al pasado mes de julio, cuando ambos responsables políticos abordaron la proliferación de los llamados ‘narcopisos’, la impunidad de los hurtos y la venta ambulante.
Cal reforç judicial també: amb la jutgessa degana tenim per objectiu un segon jutjat per tractar delictes lleus de manera immediata i evitar que prescriguin. Només costa 360.000€ q han d’assumir a mitges Generalitat i Estat: insistirem cada setmana fins aconseguir-ho. pic.twitter.com/GzLUxg6H0w
— Ada Colau (@AdaColau) 22 de octubre de 2018
Durante este verano, las protestas vecinales se han incrementado, sobre todo por el ambiente de inseguridad que se genera en las zonas de los narcopisos, en donde los residentes han llegado a plantear la necesidad de organizar grupos de vigilancia ante lo que consideran como “pasividad policial”.
Ante este panorama de delincuencia en Barcelona, la alcaldesa volvió a reunir a la Junta de Seguridad el pasado mes de septiembre y pidió más mossos. Busch no se comprometió a incrementar los efectivos, pero garantizó la seguridad ciudadana. El consejero de Interior ha abogado siempre por la coordinación entre la Guardia Urbana y los Mossos. Busch afirmó entonces que la solución a los narcopisos no pasa por tener a más mossos en la calle.
Ada Colau esgrime que el ayuntamiento ha invertido en torno a los 12 millones de euros en pagar horas extras de los policías urbanos y se ha comprometido a incrementar la presencia de la Guardia Urbana a partir del 1 de noviembre para tratar de atajar la delincuencia en Barcelona. Por su parte, los Mossos, que es el cuerpo que tiene plenas competencia en materia de seguridad ciudadana, han denunciado la falta de efectivos. Actualmente cuentan con 17.000 efectivos. Reclaman mil modos más. La Policía Nacional y la Guardia Civil, que también forman parte de la Junta de Seguridad, plantean la misma demanda indicando que soportan un “déficit histórico” de efectivos que en la actualidad suman, entre ambos cuerpos, unos 1.500 agentes, dedicados en gran medida a la lucha antiterrorista, sin olvidar los flecos derivados del próces, que no han sido ni pocos ni fáciles.
De acuerdo con datos oficiales, los hurtos que se cometen en Barcelona suponen más del 50% del total de los denunciados en toda Cataluña. En términos generales, la cuantía de estos hurtos se sitúa en torno a los 400 euros y los lugares elegidos para los mismos son preferentemente el transporte público, restaurantes y centros comerciales. El hurto de esta cuantía tiene como pena una multa, ya que se considera un delito leve. Solo si se puede acreditar que el delincuente en cuestión ha realizado varios hurtos en una semana, el juez de guardia podría calificarlo como delito continuado, pudiendo así acusar al detenido de un delito menos grave que podría, en este caso, conllevar pena de prisión. Esta fórmula es la que quiere experimentar la Guardia Urbana, sabiendo de antemano que es una fórmula compleja y de muy dudosa eficacia, precisamente por su complejidad jurídica.
Las indiscutibles cifras que indican un claro aumento de la delincuencia en Barcelona se conocen justo a escasos meses de las elecciones municipales a las que Ada Colau se presentará con el objetivo de revalidar su puesto al frente del ayuntamiento. Desde la oposición se ha acusado repetidamente a Colau de su permisividad con determinados comportamientos, en concreto, su manga ancha con los manteros, así como su falta de implicación en la seguridad de las zonas en donde proliferan los narcopisos.
“Top manta” . Proteger al inmigrante no pasa por desproteger la propiedad industrial
Todo indica que este asunto va a formar parte de la campaña electoral o, por lo menos, va a estar presente a la hora de calentar el ambiente. Jaume Collboni, portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Barcelona, se mostró ya muy crítico al término de la reunión del lunes, acusando a Colau de salir de la misma “con las manos vacías” ya que, en su opinión, lo único que ha logrado es el reforzamiento de la presencia policial en función de la necesidad puntual de cada zona de Barcelona.
Collboni ha recordado que Ada Colau es la máxima responsable de la seguridad en la ciudad, acusándola de lanzar mensajes contradictorios y de permitir la masiva presencia de manteros en las calles, actividad esta considerada ilegal. Tanto una cosa como otra, así como la ausencia de coordinación y acuerdo con la Consejería de Interior, son factores que, a juicio de la oposición, están contribuyendo de manera decisiva a que la delincuencia en Barcelona esté alcanzando cotas no conocidas desde los años ochenta. El debate ya está en el tablero electoral.
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