Carlos Cuesta | 01 de diciembre de 2018
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha referido al cierre de las negociaciones del acuerdo de salida de Reino Unido de la Unión Europea por el brexit como “el mejor acuerdo al que se podía llegar”. ¿Es eso cierto? ¿O es verdad, como afirman el PP, Ciudadanos y Vox que, por el contrario, se ha perdido una oportunidad histórica para recuperar la soberanía -al menos parcial y compartida- sobre el Peñón?
Lo cierto es que el desenlace de las negociaciones del brexit, tras 20 meses de conversaciones y desencuentros, no ha sido beneficioso para España. El pasado 25 de noviembre, la primera ministra británica, Theresa May, anunciaba que “Reino Unido no renuncia, orgullosa, a Gibraltar”. Y completaba sus declaraciones afirmando un día después que “Sánchez no ha conseguido su propósito. No ha modificado el artículo 184 del tratado internacional”. Y, efectivamente, esa es la clave.
Hemos alcanzado un acuerdo histórico y mañana votaremos a favor del #Brexit. Europa y Reino Unido han aceptado nuestras exigencias. España logra un triple blindaje con el que puede abordar definitivamente con el Reino Unido el futuro de Gibraltar en los próximos años. pic.twitter.com/PeGoE7sYv8
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) November 24, 2018
Sánchez renunció desde el inicio a reclamar la cosoberanía de Gibraltar. Renunció sin ningún tipo de explicación a lograr una fórmula literal y expresa en el acuerdo del brexit que reconociera los derechos y aspiraciones españoles en el Peñón. El presidente español, por el contrario, se ha limitado a buscar anexos al tratado que, según él, dotan de la suficiente garantía jurídica a los intereses de España.
Con este planteamiento, Sánchez logró incluir una declaración conjunta del Consejo Europeo y la Comisión Europea que asegura que el definitivo artículo 184 no es aplicable al ámbito de la definición territorial; un supuesto pacto con Reino Unido para mantener la versión de que el citado artículo no afecta a Gibraltar -cosa que ha negado la primera ministra May y ante lo que no ha habido más comunicado por parte de Moncloa-, y un teórico apoyo moral del Consejo Europeo y la Comisión Europea que, según Sánchez, respaldan a España en este asunto.
Pero el problema de todos estos documentos adjuntos al tratado es que no pueden condicionar el contenido literal del tratado. Y, efectivamente, así es: se trata exclusivamente de pactos de buena fe, frente a certezas con validez jurídica plasmadas en el tratado. Y, más en concreto, en el ya famoso artículo 184.
El artículo 184 del tratado internacional del brexit no otorga la más mínima oportunidad efectiva a España para lograr ningún tipo de soberanía ni control ni sobre Gibraltar, ni sobre el aeropuerto, ni las aguas, ni sobre el tráfico aéreo -puntos habituales de discusión entre Reino Unido y España-. Se trata de un artículo surgido a última hora en el acuerdo con un fin: ligar la “futura relación” dentro de los marcos del tratado comercial a la “declaración política”. Y todo ello observando como únicos entes negociadores a la Unión Europea y a Reino Unido. Evidentemente, dentro de la “declaración política” se encuentra Gibraltar.
Con ‘brexit’ o sin él, Gran Bretaña no cambiará su posición sobre la soberanía de Gibraltar
Traducido: que el viejo punto 24, logrado en época de Mariano Rajoy hace año y medio, queda muerto por no haberlo reclamado. Ese punto era el que desgajaba de ese contexto negociador a Gibraltar, forzando a que todo acuerdo sobre el Peñón tuviese que contar con el visto bueno de España. Y ese punto se encontraba en el acuerdo previo, con lo que haberlo exigido de forma inflexible hubiese sido suficiente para haberlo mantenido.
El 184 ha entrado en el tratado del brexit. El punto 24 se ha caído. Y eso es lo que marca la interpretación de todo el texto acordado. El resto de documentos, simplemente, se convierten en manifiestos de colaboración y buena fe futura.
La baza de presión para España era la de condicionar a Reino Unido a que, si quería buenas condiciones comerciales en su relación con la Unión Europea tras el brexit, debía ceder con Gibraltar. Ahora será muy difícil volver a disponer de una moneda de cambio con Reino Unido similar a la que se ha tenido en el brexit. Y será muy difícil, porque Sánchez no ha querido defender los intereses españoles.