Fernando Jiménez | 20 de diciembre de 2018
Fernando Jiménez: ¿Cuáles son las razones que lo llevaron a escribir este libro?
Massimo Bhorgesi: Primero, la crítica dura, insistente, que un sector ha dirigido contra el Papa. Una crítica sin respeto, que llega incluso a decir que el Papa es un modernista herético, que está destruyendo la doctrina católica y que es un peligroso populista que está aliado con la izquierda. Otra de las acusaciones que se hace es que un Papa latinoamericano no tendría la formación filosófica e intelectual a la altura de su tarea.
Todas estas acusaciones son falsas y lo único que demuestran es una gran ignorancia de cuál es la verdadera perspectiva del Papa. Además, están pilotadas por algunos poderes fuertes, porque está claro que a ciertos poderes financieros y políticos no les agrada la figura de este Papa.
Fernando Jiménez: ¿Es un requisito indispensable que el Papa sea un intelectual?
Massimo Borghesi: Si se pretende con esta expresión que el Papa sea un teólogo, como Benedicto XVI, esta pretensión no es justa. Es igualmente absurdo pretender que el Papa sea un filósofo, como Karol Wojtyla. Por formación intelectual se entiende una profunda asimilación del pensamiento católico y Bergoglio tiene una asimilación original e inteligente del pensamiento católico del siglo XX.
Fernando Jiménez: ¿Existen estereotipos sobre el papa Francisco? ¿Cómo se pueden romper?
Massimo Borghesi: Si se sigue con atención al Papa, uno se da cuenta de que esos estereotipos no son posibles. En muchas ocasiones, el Papa ha puesto de manifiesto que no coincide con los estereotipos; el problema es que a los medios y a la prensa no les gusta lo que contradice los estereotipos y muchos católicos leen solo la prensa y los medios, pero no leen al Papa. No se entiende a Francisco si no se lee la Evangelii Gaudium. Esos estereotipos no funcionan con esta encíclica.
Fernando Jiménez: Usted ha comentado que las críticas a Francisco alcanzaron su punto álgido con la publicación de Amoris Laetitia. ¿Cuál es la razón profunda de la polémica?
Massimo Borghesi: La razón teológica es la famosa pequeña nota en el capítulo VIII. Se ha acusado al Papa de violar la indisolubilidad del matrimonio. En realidad, desde mi punto de vista, ha sido un gran pretexto para poder acusar a Francisco. Todos se pusieron a hablar de esa nota y ya nadie habla de Amoris Laetitia, en donde está clarísimo que el sacramento del matrimonio es uno e indisoluble. Sobre este punto no existe ninguna variación de doctrina. El Papa lo que admite es que, si se dan ciertas condicionas particulares, se pueda llegar a recibir la Eucaristía. Pero esto no significa consagrar un segundo matrimonio. El Papa dice que la Eucaristía no es solo para los perfectos, está también para sostener a los débiles.
F.J.: Entonces, ¿hay una antítesis entre verdad y misericordia?
M.B.: Como se ve si atendemos al corazón del pensamiento de Bergoglio, hay una polaridad entre la verdad y la misericordia. La verdad es siempre universal y, por tanto, el matrimonio sigue siendo indisoluble siempre; pero la misericordia es siempre particular. Representa el momento en que se verifican las condiciones particulares, que nunca pueden anular la verdad universal de la doctrina. Si uno entiende esto, se da cuenta de que Bergoglio no es un relativista.
F.J.: Francisco pone en valor a santo Tomás de Aquino a través de la interpretación del pensador uruguayo Alberto Methol Ferré, a quien usted define como “un tomista uruguayo sui generis” y a quien considera “el filósofo de Bergoglio”. ¿Contradice el Papa la lectura tradicional de santo Tomás?
M.B.: Bergoglio tiene una gran estima por Tomás. De él recibe, sobre todo, el principio del realismo cristiano: la realidad es más grande que la idea. El ejemplo de Methol Ferré, pensador uruguayo a quien sigue Bergoglio, es ciertamente una renovación del tomismo. Solo renovando el tomismo es posible valorar correctamente el Concilio Vaticano II sin caer en la posición progresista.
La acusación que muchos hacen hoy a Francisco depende, en realidad, de que siempre han rechazado el Concilio Vaticano II. Aprovechan la ocasión de atacar a Bergoglio para liquidar definitivamente el Vaticano II.
F.J.: El Gobierno español ha anunciado que pretende dar más cabida a la filosofía en los planes de estudio, pero también ha manifestado su intención de eliminar la asignatura de Religión del currículum académico. ¿Qué repercusiones para la sociedad puede tener esta supresión?
M.B.: El diálogo crítico entre fe y razón, filosofía y religión, es siempre algo sano. Cada una necesita de la otra para no desviarse hacia la ideología o el fundamentalismo. Por lo tanto, un diálogo crítico es siempre una condición de salud pedagógica. Que la filosofía sea de nuevo introducida en los colegios es algo óptimo, igual que me parece óptimo que quien quiera recibir enseñanza religiosa pueda disfrutarla, si lo pide libremente y es una elección de su libertad. Estaría completamente equivocado si fuera algo obligatorio.
F.J.: En Europa están cobrando notoriedad algunos movimientos políticos que reivindican fuertemente la identidad cristiana y dicen promover los valores irrenunciables que señaló Benedicto XVI. Sin embargo, parecen estar en contradicción con otros valores y actitudes que Francisco defiende, como la acogida y atención a los refugiados. ¿Está el electorado católico europeo entre la espada y la pared?
M.B.: Es una tragedia que los cristianos se polaricen en una izquierda y una derecha, en donde la derecha se ocupe de los valores no negociables y la izquierda, de la cuestión social. Para el papa Francisco son dos polos de una misma realidad. El anciano al que se obliga casi al suicidio asistido, el niño al que no se le hace nacer, el pobre que no tiene ya ninguna asistencia…. son todos figura de una fragilidad que nuestro mundo ya no soporta. ¿Por qué la cuestión social no se puede unir a la lucha contra la eutanasia?
La identidad cristiana no es dialéctica, no se constituye a partir de un enemigo, sino a partir de algo positivo. La identidad cristiana siempre es misionera, está dirigida hacia el mundo y cuando se convierte en dialéctica se vuelve ideológica.
Carlos Gregorio Hernández & David Sarias
Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa demuestran cómo la presión y el fraude fueron un factor fundamental para que el Frente Popular obtuviera el poder tras las elecciones republicanas de 1936.