David Vicente Casado | 09 de abril de 2019
Cuatro años después de la amputación de su pierna derecha, triunfa en el atletismo paralímpico.
Desirée Vila (Gondomar, Pontevedra, 1988) era una promesa de la gimnasia acrobática. Su vida cambió en el año 2015, cuando una mala caída en un entrenamiento le causó la rotura de la tibia y el peroné. Pero lo peor estaba por llegar: la obstrucción de una arteria y una negligencia médica le provocaron la amputación de la pierna derecha. Su carrera se truncó, y pasó por momentos muy complicados, incluido un juicio en el que tuvo que luchar contra viento y marea para defender su verdad. Se hizo justicia, y el médico que le provocó este daño irreparable fue condenado a una inhabilitación de cuatro años y a pagar una indemnización a Desirée.
Lo único incurable son las ganas de vivir
Desirée Vila
Temas de Hoy
232
17,90€
Cuatro años después, y tras mucho esfuerzo y sacrificio, la vida sonríe a Desirée Vila. Ha cambiado la gimnasia por el atletismo, un deporte al que llegó después de probar otros muchos y por el que terminó de decantarse por la gente que formaba parte del equipo. Personas que, como ella, batallan todos los días, guiados por la cultura del esfuerzo y del sacrificio diario. El atletismo le ha aportado a Desirée Vila un sinfín de satisfacciones personales y profesionales.
Viene de ser doble campeona de España y récord nacional en los 100m y en salto de longitud. También ha aprovechado este tiempo para adaptar un diario personal a un libro titulado Lo único incurable son las ganas de vivir, que ya va por la segunda edición y con el que aspira a una tercera edición y a una internacional que ya tiene escrita. Un título que decidió tatuarse en su piel y por el que trabaja todos los días dando una lección de vida.
David Vicente: ¿Qué significa el año 2015 para usted?
Desirée Vila: Fue un año en el que mi temporada deportiva estaba yendo increíble, pero tuve la mala suerte de que me caí haciendo unas acrobacias y me rompí la tibia y el peroné. Lo peor es que se obstruyó una arteria, que fue lo que detectaron en el hospital y, a raíz de una negligencia médica, me tuvieron que amputar la pierna derecha por encima de la rodilla. En ese momento tuve que dejar mi deporte, adaptarme a esta nueva situación, aprender a caminar con una prótesis, madurar muchísimo, intentar volver al instituto sin que todo esto me afectara y, sobre todo, darme cuenta de que no podía volver a practicar la gimnasia acrobática y tenía que reinventarme y reamoldar mis objetivos deportivos.
David Vicente: ¿En quién pensó por primera vez cuando fue consciente de lo que lo ocurría?
Desirée Vila: La verdad es que nunca me habían hecho esa pregunta. Creo que pensé en mis padres. Cuando yo me caí, mi padre me estaba esperando, porque vino a buscarme al gimnasio y fue la persona que llamó a mi madre. Me importaba mucho el saber cómo les había afectado la noticia. Siempre cuando pasan este tipo de cosas pensamos que el único afectado es la persona misma, en mi caso yo, pero en realidad nuestros seres queridos sufren muchísimo.
Si no me hubiera pasado esto, quizá no sería la persona que soy ahoraDesirée Vila
David Vicente: ¿Qué fue lo más duro para usted?
Desirée Vila: Dejar la gimnasia. Me acuerdo el día que fui con mi psicóloga al gimnasio -creo que habían pasado unas tres semanas del accidente- y era un ejercicio, parte de la recuperación, el hecho de sentarme en la cama elástica donde me caí, ver a mis compañeras entrenar y despedirme de aquella etapa. Para mí fue muy duro despedirme de la gimnasia y buscar otra motivación, porque no estaba preparada para ello.
D.V.: ¿Quién fue su mayor apoyo cuando le tuvieron que amputar la pierna?
D.Vila: Muchas personas, pero se me viene a la cabeza mi hermana Mireia. Ella tiene tres años menos que yo y maduró una barbaridad. Dejó atrás sus sentimientos, sus responsabilidades y se centró solamente en mí, en ayudar a su hermana y en que pudiera conseguir sus objetivos. Me acuerdo que me dijo que me iba a apoyar en todo lo que yo hiciese y que dejaría cualquier cosa por mí.
D.V.: ¿Fue duro convivir con su discapacidad dentro del ámbito familiar?
D.Vila: Mis primos eran muy pequeños cuando ocurrió todo. Mis tías les intentaron explicar la situación, pero no lo acababan de entender. Cuando venían a visitarme siempre me ayudaban, me cogían las muletas o se peleaban entre ellos por ser el primero en traerme un vaso de agua. Cuando hablábamos sobre el tema me preguntaban cosas a las que yo no estaba preparada para contestar ni asumir, y a veces me echaba a llorar y me fastidiaba que no lo entendieran.
Ahora lo veo desde otro punto de vista y entiendo que ellos sufrieron muchísimo.
D.V.: ¿En algún momento el doctor se ha puesto el contacto con usted o con su familia para pedirles disculpas?
D.Vila: No, nos envió una carta escrita a mano poco después de la amputación y, en vez de disculparse, se exculpaba y culpaba a los otros médicos. El juicio fue lo más complicado para mí, más que todo el proceso junto. Tuve que luchar contra una mentira y hacer ver a la gente que era yo la que tenía razón. Mucha gente no conocía la historia y me acusaban de intentar hundirle la vida a un médico, cuando no es así.
El mundo paralímpico me enseñó que todos tenemos nuestras limitaciones y todos seguimos hacia delanteDesirée Vila
D.Vila: ¿Ha llegado a perdonarlo?
Sinceramente, no pienso mucho en esto. Ahora por suerte estoy muy ocupada y no suelo reflexionar sobre esto. Pero yo creo que sí, porque llega un momento en que ya dejas de culpar a los demás por lo que te ha pasado. Pienso que me ha pasado esto porque el destino lo tenía escrito para mí y la final he sabido buscar la parte positiva. Me doy cuenta de que si no me hubiera pasado esto, quizás no sería la persona que soy ahora.
D.V.: ¿Por qué el atletismo?
D.Vila: Mis padres me animaron a que probara otros deportes, porque sabían que era lo que me faltaba. Probé muchos otros deportes antes del atletismo, pero lo que me terminó de convencer fueron los integrantes del equipo. Todos tienen discapacidad (amputaciones de brazos, ceguera, parálisis cerebral…) y fue el punto de inflexión en el que dejé de preguntarme “¿por qué a mí?” Me ayudó a enfocar mi vida el conocer que todos tenemos nuestras limitaciones y todos seguimos hacia delante. Esa sensación de sentirte parte de un equipo, con personas increíbles que se han sabido superar y que van a ayudarme a ser mejor, fue lo que me hizo decantarme por el atletismo.
D.V.: ¿Y cómo se le ocurrió la idea del libro?
D. Vila: Fue una idea de mis padres. Yo al principio lo escribí como un diario, no como un libro. Cuando mis padres lo leyeron, porque hacía falta que no nos olvidáramos de todos los detalles por el juicio, me animaron a publicarlo.
Al principio me daba algo de reparo, porque es un libro muy personal, cuento mi vida tanto de la gimnasia, como de las sensaciones en el hospital, como del proceso de rehabilitación. Al ser una historia real, aparece el nombre de mi familia, amigos… Al final, me decanté por hacer este libro por el hecho de ayudar a otras personas. Es lo más positivo de haber podido hacer este libro, que hay gente que lo lee y le está ayudando a darse cuenta de que a todos nos pueden pasar cosas malas, pero que debemos mirar hacia delante.
D.V.: Usted lleva el título de su libro tatuado en el costado, ¿cómo se convirtió en su lema vital?
D.Vila: De la UCI solo me acuerdo de tres cosas: el momento en el que me dieron la noticia, el momento en el que la enfermera me dijo esta frase y el momento en el que vino mi tía de Suiza y me preguntó si quería ser la madrina de su hija. Mi cuerpo quiso acordarse de eso. Hay muchas cosas de las que no me acuerdo, porque mi cuerpo quiso desprenderse de ello, y sin embargo, estos quiso quedárselos.
D.V.: ¿Es consciente de lo que supone la visibilidad de un caso como el suyo y el bien que hace a otras personas?
D.Vila: Sí, y es una responsabilidad muy grande. Ahora mismo tengo muchísimos más seguidores, mas visibilización, más repercusión, la cual intento que siempre sea positiva para dar a conocer el deporte adaptado, dar a conocer el atletismo, cambiar la mentalidad de la sociedad, y que la gente con discapacidad se sienta más acogida y sienta que pueda tener un ejemplo a seguir y que sepa que existe la opción de hacer deporte adaptado. Pero también la fama tiene sus cosas menos positivas: tengo que medir mucho más mis palabras, y también el hecho de que con el deporte y la universidad me queda muy poquito tiempo libre y requiere bastante dedicación. Es una pasada que tanta gente me apoye y recibir tantos mensajes de cariño.
D.V.: ¿Cuáles son los próximos retos de Desirée Vila?
D.Vila: A nivel deportivo, el Mundial, que es en noviembre y cuya clasificación me va a resultar sencilla gracias a mis buenas marcas y al esfuerzo que estoy dedicando. Mi objetivo es estar entre las tres mejores del mundo.
En el tema académico, estoy estudiando relaciones internacionales y mi objetivo es seguir sacando todo como hasta ahora y, por último, en el tema del libro tengo dos objetivos: publicarlo en inglés, que ya lo he traducido yo misma y estoy esperando a que se publique, y conseguir la tercera edición.
D.V.: ¿Qué consejo le daría a aquellas personas que han pasado por un problema y de momento no han conseguido superarlo?
D.Vila: A mí lo que más me ha ayudado ha sido conseguir un nuevo sueño por el que luchar; en mi caso, es deportivo, pero puede ser académico, profesional, sentimental… Lo más importante es tener objetivos.
D.V.: Mucha gente se ha sorprendido por su entrevista en La Resistencia y su gran sentido del humor, ¿qué importancia ha tenido para usted el poder hablar de su discapacidad?
D.Vila: En mi experiencia personal ha sido un proceso, porque no siempre desde el primer momento me reía de mi situación, pero creo que hubo un momento en que dije: “Desi, ya vale, tienes que cambiar”. Con 16 años, el físico es muy importante, y yo me veía al espejo y no me gustaba lo que veía. Pero me dije a mí misma: ”es que va a ser así toda tu vida”. Por mucho que quieras tener dos piernas, solo vas a tener una y vas a tener que convivir con una prótesis para siempre. O lo aceptas, o no te vas a querer nunca”. Yo nunca tuve ninguna situación de bullying ni nada parecido, la única que no me aceptaba era yo. Como te decía antes, un día decidí que ya se había acabado el sufrir y que debía dar paso a la normalidad, y de la normalidad llegó el humor. Un día en la universidad me quedé sin batería en la prótesis y me dio por reír. Es mucho más fácil vivir con humor y esa positividad que vivir amargada.
D.V.: Habla de un momento que dijo: “hasta aquí”, ¿recuerda cuál es?
D.Vila: Sí, tuve varios, pero el definitivo fue cuando empecé con mi pareja. Llevamos 3 años y fue lo que me hizo darme cuenta de que la gente te va a querer por cómo eres tú y no por tu físico. A él ya lo conocía de antes y siempre me dice que, aunque el físico cambió, lo que le gustaba de mí era mi actitud, cómo afronté la situación y que siempre estaba sonriendo y positiva, a pesar de lo que me había pasado. Eso al final conecta más con las personas que el físico.
Muchas veces, contratiempos o circunstancias hacen que lo personal supere lo deportivo. Es ahí donde reside la humanidad de sus superiores.