Jorge Aznal | 31 de diciembre de 2018
Hacen bien Gestmusic y TVE en apretar el botón del pause en el mando de Operación Triunfo. OT 2018 ha dejado luces, como el talento demostrado por buena parte de sus concursantes, pero también unas cuantas sombras. La polémica por la palabra ‘mariconez’ en una canción de Mecano que debían versionar dos de sus participantes fue la sombra que alcanzó mayor proyección en la sociedad, pero ni fue la única ni fue la más oscura.
La decisión de despedir en mitad del concurso a Itziar Castro, la profesora de interpretación de la academia de OT, es respetable y, a la vista de los resultados, puede que incluso hasta acertada, pero dista mucho de ser ejemplar. Los Javis (Javier Calvo y Javier Ambrossi) son unos excelentes profesores de interpretación y su aportación ha sido fundamental en la evolución de los concursantes, pero es feo no dejar que una persona termine el trabajo para el que ha sido contratada. OT es, antes que otras cosas, un concurso de talentos y no un club de fútbol que despide a su entrenador a mitad de temporada.
? @famousoOT2018 y @CesarSampson_ cantan juntos "Nobody but you" ¡Momentazo para el Ganador de #OT2018 en la #OT18GalaNavidad pic.twitter.com/hPa2Xzr7Gj
— OT 2018 (@OT_Oficial) December 26, 2018
Hay más sombras que deja OT 2018. Las peores no tienen como responsables a Gestmusic ni a TVE, sino que son fruto de la mala educación. La que demostraron, por un lado, el cantante C. Tangana -se marchó antes de tiempo del escenario y dejó con la palabra en la boca al presentador, Roberto Leal– y, por otro, el novio de María, la misma concursante que se quejó de la palabra ‘mariconez’, que enseñó un pecho a las cámaras y que subió una foto en Instagram sentada en el inodoro. Los gestos de María y el lamentable comportamiento de su novio en su visita al programa se sitúan exactamente en el polo opuesto a la elegancia.
La final de OT 2018 deja una lectura bastante más profunda que la intervención del novio de María en el programa. Famous fue el ganador de OT 2018, por delante de Alba Reche, Natalia, Sabela y Julia. Los cinco finalistas de OT 2018 -ojalá que triunfen en sus respectivas carreras- merecían llegar hasta ahí. Y antes de que nadie interprete mal las siguientes líneas, me alegra que ganara un chico como Famous que, además de talento, tiene algo mucho más importante: un gran corazón.
“Operación Triunfo” da la nota como un ‘reality’ y pierde la magia de la edición pasada
Una parte de los 100.000 euros que se lleva Famous por ganar OT 2018 será para sus padres, otra la donará y otra estará destinada a su formación musical. La victoria de Famous es justa porque el ganador lo decidía el público y él fue el concursante más votado. Así que no hay nada que objetar a su victoria, por mucho que cada espectador tuviera su propio favorito. La mía -mi favorita- era la misma que todos apuntaban como ganadora antes de la final: Natalia.
La joven navarra ha ido bordando una actuación tras otra durante toda la edición. De hecho, Natalia fue, con diferencia, la concursante mejor valorada por el jurado de OT 2018. Cada uno de los cuatro jueces puntuó a Natalia con un 10. Cuesta entender cómo Natalia, por mucho que Famous y Alba Reche también hayan destacado en esta edición, haya sido solo tercera en OT 2018.
Se puede explicar numéricamente por la división del voto entre la segunda, Alba Reche, y la tercera, Natalia, quienes comparten muchos seguidores. Pero creo que también hay otra explicación y es el deseo de muchas personas de variar con su voto una tendencia que parecía clara -en este caso, el triunfo que parecía cantado de Natalia-. De ir contracorriente. De sentir el poder de derrocar al favorito con la ayuda de un voto.
“Operación Triunfo” . Un cuidado ‘casting’ y una promoción brillante que disimula el talento
En los últimos años, hemos asistido a varias sorpresas de última hora. Pocos habrían ganado una apuesta combinada que pronosticase por ejemplo, que Donald Trump sería elegido presidente de Estados Unidos; que el brexit sería aprobado; que el Óscar a la Mejor Película sería para Moonlight y no para La, La, Land; y que Famous -que no iba primero en las votaciones de la final- ganaría OT 2018 y Natalia Lacunza terminaría tercera.
Si hay coincidencia en que Natalia -su reacción al saber que era tercera fue tan admirable como su trabajo en la academia y como sus actuaciones- ha sido la mejor concursante de OT 2018, ¿no debería ser ella la ganadora? Sí, sé que al final quien decide es el público pero, ¿qué sentido tiene entonces que haya un jurado que valore las actuaciones cada semana y puntúe a cada concursante antes de la final?
¿Qué relevancia tiene que Natalia, según la opinión de los expertos, haya alcanzado la perfección en sus actuaciones si luego es el público quien decide el ganador? Es como si el vencedor de una competición de patinaje artístico o de gimnasia, elegido por la votación de unos jueces, tuviese que someterse después a la decisión del público que está viendo la competición desde su casa y votase a quien más le guste o mejor le caiga.
La forma de elegir al ganador es una de las cosas que deberían replantearse los responsables de Operación Triunfo para futuras ediciones -que ojalá las haya y seguro que las habrá-. Difícilmente lo harán, porque perderían dinero con las llamadas y mensajes de teléfono. Pero, puestos a votar todo, ¿por qué no votar también si hay que votar en la final?