Rafael Ortega | 05 de abril de 2019
La Exhortación Apostólica del Papa es una llamada a la esperanza que aborda los desafíos de la juventud.
«Cristo Vive». Así comienza la nueva Exhortación Apostólica de Francisco. Un extenso documento de nueve capítulos y 299 párrafos en el que el Papa recuerda a los jóvenes que, ante las situaciones difíciles, “siempre hay una salida” y en el que los invita a «no observar la vida desde el balcón o desde una pantalla”, y a que “alejen los miedos que paralizan o que aprendan a llorar por quienes están peor que ellos”.
La Exhortación Apostólica fue firmada por Francisco el lunes 25 de marzo, durante su visita a la Santa Casa de Loreto, está dirigida «a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios», y en la misma el Papa explica que se dejó “inspirar por la riqueza de las reflexiones y diálogos del Sínodo de los Jóvenes, que se celebró en el Vaticano en octubre del pasado año. Francisco se dirige a toda la Iglesia, pero en especial a los jóvenes del mundo. Es una reflexión que busca estimular a todos y que ofrece planteamientos generales para el discernimiento eclesial en esta materia.
En nuestra opinión, es un gran documento, otra vez, en el que se habla muy claro, para que todo el cuerpo de la Iglesia entienda las palabras del Pontífice, que no ha querido que ninguna de las grandes preocupaciones de los jóvenes, manifestadas en el pasado sínodo, quedaran archivadas y sin respuesta.
Es un escrito plenamente pastoral, en el que con un lenguaje llano, como decíamos, Francisco aborda los desafíos actuales que tiene la juventud sin dejar de denunciar, por ejemplo, que “muchos jóvenes son ideologizados, utilizados y aprovechados como carne de cañón o como fuerza de choque para destruir, amedrentar o ridiculizar a otros”.
En los 9 capítulos de Cristo Vive, el Papa da constantes consejos a los jóvenes, al mismo tiempo que denuncia situaciones graves. Es como un diálogo entre abuelo-nieto, pero sin atisbo de rancio paternalismo. Por eso, Francisco lamenta que “en muchos países pobres las ayudas económicas de algunos países más ricos o de algunos organismos internacionales suelen estar vinculadas a la aceptación de propuestas occidentales con respecto a la sexualidad, al matrimonio, a la vida o a la justicia social. Esta colonización ideológica daña en especial a los jóvenes. Al mismo tiempo, vemos cómo cierta publicidad enseña a las personas a estar siempre insatisfechas y contribuye a la cultura del descarte, donde los mismos jóvenes terminan convertidos en material descartable”.
“Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más hermosa de este mundoPapa Francisco
Cristo Vive es también una llamada a la esperanza. Francisco, en esta “gran homilía”, habla a los jóvenes de tú a tú y les dice: ”No dejes que te roben la esperanza y la alegría, que te narcoticen para utilizarte como esclavo de sus intereses. Atrévete a ser más, porque tu ser importa más que cualquier cosa. No te sirve tener o aparecer. Puedes llegar a ser lo que Dios, tu Creador, sabe que eres, si reconoces que estás llamado a mucho. Invoca al Espíritu Santo y camina con confianza hacia la gran meta: la santidad. Así no serás una fotocopia. Serás plenamente tú mismo”.
Después de leer detenidamente este, insisto, maravilloso documento, uno tiene “sana envidia” de no ser joven. De no poder disfrutar, como joven, de las palabras de Francisco, pero también con la velada esperanza de que nuestros hijos y nietos podrán poner en marcha las palabras y la lección de este gran maestro, que les ha hablado desde la sexualidad hasta la digitalización, pasando por el abuso vergonzante de ciertos miembros de la Iglesia.
Por eso, quisiera terminar con el profundo deseo de Francisco, expresado al final del documento: “Queridos jóvenes, me alegrará verles correr más rápido que los que son lentos y temerosos. Corran y sean atraídos por ese rostro tan amado, que adoramos en la Sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne de nuestro hermano que sufre… La Iglesia necesita de su impulso, de sus intuiciones, de su fe… Y cuando lleguen a donde todavía nosotros no hemos llegado, tengan la paciencia de esperarnos”. “Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más hermosa de este mundo. Todo lo que toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida. Por lo tanto, las primeras palabras que quiero dirigir a cada joven cristiano son: ¡Él vive y te quiere vivo!»
Una nueva y maravillosa lección de Francisco que invito, una vez más, a reflexionar detenidamente y en la que no rehúye ninguno de los temas que han levantado heridas en algunos.
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