Javier Varela | 09 de abril de 2019
Moralmente no fue el mejor ejemplo a seguir, pero arrasó.
Jesús Gil y Gil fue genio y figura hasta la sepultura. Si hay personajes que tienen todos los ingredientes para que su vida sea llevada al cine o a la televisión, Jesús Gil es uno de los ejemplos. Creció en una familia humilde, se creó su propio imperio, «luchó» contra los poderosos, estuvo en la cárcel en varias ocasiones, fue condenado por fraude, malversación, apropiación indebida y homicidio involuntario. Un filón para guionistas y espectadores sin escrúpulos. Fue un personaje único que rompió moldes en el mundo de la política, del fútbol, de la televisión y de la construcción en España. Su discurso populista le hizo conectar con la gente y le permitió llegar a la alcaldía de Marbella y convertirse en un fenómeno televisivo gracias a Telecinco, que en la década de los 80 se ganó el sobre nombre de ‘telecirco’ por llenar su parrilla de personajes «made in Jesús Gil», quien incluso llegó a tener programa propio.
Moralmente no fue el mejor ejemplo a seguir, pero entonces era un personaje que arrasaba entre la gente. ¿Quién no recuerda aquella escena de Jesús Gil metido en un jacuzzi y rodeado de chicas en bikini? Hoy en día sería impensable. Su retórica era fácil, y eso le permitía conectar con el pueblo, y supo meterse a mucha gente en el bolsillo a pesar de sus prácticas, gracias a su discurso facilón, su forma chabacana de decir las cosas y esa sensación de que se hacían las cosas porque él lo decía. Para él no había término medio y todo era blanco o negro. En las últimas dos décadas de su vida alcanzó la presidencia del Atlético de Madrid y, después, la propiedad del club –aunque una sentencia de la Audiencia Nacional lo calificó como delito de estafa y de apropiación indebida- y gobernó el Ayuntamiento de Marbella, por cuya gestión también tuvo muchos problemas con la justicia y con el resto del estamento político.
Ahora la vida del empresario, político y expresidente del Atlético de Madrid, que falleció el 14 de mayo 2004 tras sufrir un infarto cerebral, se contará a través de una serie documental de cuatro capítulos llamada El Pionero y será producida por HBO. Jesús Gil y Gil es el último personaje elegido por una plataformas online para contar su vida.
Uno que parece sentirse como pez en el agua en estas lides televisivas es Antoine Griezmann, el delantero del Atlético de Madrid, que, tras contar en La decisión su continuidad en el conjunto rojiblanco el pasado verano, hace unas semanas ha estrenado en Netflix Antoine Griezmann: Nace una leyenda. Un documental que se centrará en la conquista de la Copa del Mundo por parte del delantero francés.
Pero no es el único en España. Sergio Ramos, capitán del Real Madrid y de la selección española, estrenará este año en Amazon Prime una docuserie, actualmente en producción, y que estará disponible en más de 200 países. Es la segunda apuesta de esta plataforma por este tipo de biopics futboleros tras Six Dreams, estrenado en julio del pasado año, y en el que se contaba cómo era el día a día de varios personajes de la Liga española. Fuera de nuestras fronteras, Amazon Prime ha dado luz verde a una nueva serie basada en la vida de uno de los futbolistas más venerados y polémicos de la historia de este deporte como es Diego Armando Maradona, cuya vida da para mucho más que una docuserie, y ya en 2016 se lanzó Pelé, el nacimiento de una leyenda, un biopic sobre O Rei, otro de los grandes futbolistas de la historia.
¿Por qué esta moda de hacer biopics de personajes? Muy sencillo. A finales del pasado año, el Parlamento Europeo votó a favor de obligar a plataformas online como son Netflix y HBO, así como a las televisiones tradicionales y plataformas de distribución de vídeos, como YouTube y Facebook, a ofrecer en sus catálogos un mínimo del 30% de producción europea. La normativa afecta también a «las retransmisiones en directo», aclara un comunicado oficial. Ese porcentaje no se refiere exclusivamente a contenidos elaborados en la UE, sino en todo el continente y quedan incluidas las coproducciones con otros países que cumplan con ciertas reglas. Además, los Estados miembros también tendrán abierta la puerta a añadir una subcuota de contenido nacional, una medida que ya exige Alemania y aplica Netflix en ese país.
Además, la curiosidad y el morbo de la vida de personajes famosos es un gran reclamo para el público y un filón para las plataformas digitales ávidas de historias con este perfil. Pero cuando uno se sienta delante del televisor, la tableta o cualquier soporte, debe tener en cuenta que estos biopics no dejan de ser ficciones que, aunque estén basadas en la realidad, los directores y guionistas se toman ciertas licencias con el fin de hacer el producto más atractivo para el público. Porque su principal objetivo es, además de contar la vida de un personaje conocido, entretener.
Una plataforma que ha llegado con más imagen que contenidos reales.
Un acto con el que se sacrifica el derecho a la protección de la infancia que rebasa todos los límites.