Rafael Ortega | 19 de mayo de 2019
La afirmación de Francisco “iré a España cuando haya paz” se refiere a ciertos desajustes en la Iglesia de nuestro país.
¿Por qué no viene Francisco a España? La respuesta a esta pregunta hecha en el avión papal por un colega español durante el pasado viaje del Pontífice a Marruecos tuvo una respuesta rápida por parte del Papa: “Iré cuando haya paz”.
Una respuesta que ha sido interpretada por muchos y cada uno a su manera o gusto. Pero ya advirtió el mismo Papa, tras su respuesta: “Hablo de manera críptica”, con lo cual esos muchos han vuelto a jugar con la respuesta, sin tener base alguna para mantener una solución al jeroglífico papal.
El Papa sabe que las puertas están abiertas, las de la sociedad, las de la Iglesia y las nuestrasRicardo Blázquez
Francisco no da puntada sin hilo, y como reconoció en su día el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, tras una audiencia papal: “El Papa está muy bien informado de lo que ocurre en España, tanto en el campo de la sociedad como de la Iglesia, pero no ha expresado ninguna valoración ni en un sentido ni en otro». El arzobispo de Valladolid también admitió que “Francisco tampoco respondió a la invitación planteada por los obispos». A la pregunta “¿por qué no viene Francisco a España?”, respondió: “Pues él sabe que las puertas están abiertas, las de la sociedad, las de la Iglesia y las nuestras».
También el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en una audiencia el pasado mes de septiembre, volvió a trasladar en persona a Su Santidad su ofrecimiento para visitar la diócesis porque, según sostuvo entonces, “sabemos que tiene gran cariño a Valencia y nosotros sentimos ese cariño suyo, que nos conforta”. Más tarde, el Papa confirmó a una periodista española la posibilidad de una visita, aunque matizó que “primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes”.
Pero, por ahora, no hay visita. Cuando el Papa ha dicho “iré cuando haya paz”, no se ha referido en absoluto, según mis informaciones, a temas políticos como la cuestión catalana o las elecciones, sino más bien a ciertos desajustes en la Iglesia particular de nuestro país, pues desde Roma se observan algunas líneas que no son paralelas al Pontificado, sino divergentes.
Sabemos que Francisco recibió en audiencia al nuncio en España, Renzo Frattini, el pasado mes de marzo. Una entrevista que hizo que el nuncio, por ausencia, tuviera casi nulo protagonismo en la reciente Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española.
Razones para esta audiencia pueden ser muchas, e incluso venderse como una llamada normal por parte de la Santa Sede, pero me inclino a pensar que el Papa quiere información de primera mano sobre los próximos acontecimientos políticos y sobre los cambios que en pocos meses tiene que haber en arzobispados y obispados españoles, pues bastantes prelados tienen que presentar la renuncia al cumplir 75 años o, lo que es lo mismo, pasan a la reserva, y no activa precisamente.
Sabemos también que los obispos están muy de acuerdo en lo fundamental, aunque también es cierto que hay cierta lentitud en aplicar o aceptar cambios por parte de algunos.
Francisco quiere información de primera mano sobre los próximos acontecimientos políticos y sobre los cambios que en pocos meses tiene que haber en arzobispados y obispados españoles
San Juan Pablo II visitó España en cinco ocasiones y Benedicto XVI en tres, de ahí que extrañe, y mucho, que Francisco no haya decidido viajar todavía a España. Un hecho que tampoco ha sucedido con su país natal, Argentina.
Pero volvemos a la cuestión “por qué no viene Francisco a España”. Si hubo una ocasión propicia fue en 2015, con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. A este aniversario el Papa fue invitado formalmente por el Gobierno y el obispado de Ávila. “El ofrecimiento ha estado siempre permanente”, según ha afirmado el ex secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, actual obispo de Ávila, que una semana después de su ordenación viajó al Vaticano junto al alcalde abulense, José Luis Rivas, para entregar al Papa una memoria del Año Jubilar Teresiano.
Fue entonces cuando el prelado volvió a insistirle: “Le dije, Santo Padre, la invitación sigue abierta, y se rió”. José María Gil Tamayo se mostró prudente tras la audiencia: “No tengo ni idea de lo que ha querido decir. Quizá fuera una salida de las suyas”.
Lo que está claro es que para que haya un viaje oficial del Papa a nuestro país tiene que haber dos invitaciones formales: una del Gobierno y otra de la Conferencia Episcopal Española. Así que dejemos al Papa en paz, que ya vendrá “cuando haya paz”.
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