Carmen Sánchez Maillo | 24 de mayo de 2019
La espiral del silencio abortista que rige en Europa ya se ha roto en Estados Unidos.
Un capitulo nuevo se abre en la política americana con la aprobación de una nueva ley restrictiva de las prácticas abortivas en Alabama, pendiente de la ratificación de la gobernadora del estado, Kay Ellen Ivey. La peculiaridad de la ley reside en disminuir el plazo para la ejecución del aborto al momento en que el corazón del concebido empieza a latir (5 y 6 semana), y las penas que la ley impone recaen sobre el personal que trabaja en los centros abortivos que promociona, vende y ejecuta los abortos prohibidos por la nueva ley.
Lo importante de esta ley es que no se trata de un hecho aislado, sino que diversas iniciativas legislativas en esta misma línea se están tramitando en Georgia, Tennessee, Carolina del Sur y Ohio, estados de la Unión gobernados por los republicanos, lo que confirma que la cuestión del aborto es un tema candente y que, a diferencia de Europa, donde rige la espiral del silencio y se trata de ahogar todo debate en torno a esta cuestión, en Estados Unidos se halla en la primera línea de la discusión pública la batalla por la restricción y la abolición del derecho constitucional reconocido por el Tribunal Supremo estadounidense con la sentencia Roe vs Wade en 1973.
Un niño que no ha nacido es una persona que merece amor y protecciónTerri Collins, legisladora republicana por Alabama
Una clave de esta batalla pasa por el Tribunal Supremo estadounidense. La elección de dos magistrados vitalicios por el presidente Donald Trump durante su primera legislatura como los jueces Gorsuch y Kavanaugh, ambos de tendencia conservadora, alienta al movimiento provida estadounidense a plantear el verdadero desafío: que el Tribunal Supremo revierta la sentencia Roe vs Wade y estas leyes que se están aprobando en distintos estados puedan producir el efecto de que dicho tribunal tenga que volver a pronunciarse sobre la cuestión.
Una pregunta legítima que cabe plantearse desde Europa es: ¿cómo se ha conseguido mantener en EE.UU. esta discusión después de 46 años del fallo Roe vs Wade? Desde los 70 a los 90, la agenda política abortista se había impuesto claramente en la opinión pública norteamericana y parecía un viaje sin retorno, pero el cambio tiene mucho que ver con la movilización de grupos de protestantes conservadores y el alineamiento sin complejos de la Conferencia Episcopal Estadounidense de la Iglesia Católica con el movimiento provida, siendo un ejemplo de verdadero y eficaz ecumenismo: el que reúne a cristianos de distintas confesiones en torno a la verdad sobre la persona humana.
Asimismo, este movimiento tiene mucho que ver con el posicionamiento netamente provida de líderes del partido republicano, lo que ha contribuido de manera decisiva a la vitalidad de este debate en Estados Unidos. Así, el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, los gobernadores Rick Santorum, Nikki Haley entre otros, el neurocirujano Ben Carson, elegido para dirigir el departamento de vivienda del gabinete de la Administración Trump, o Ted Cruz, oponente de Trump en las primarias. Todos ellos coinciden en tener una posición política provida.
Donald Trump es el presidente más provida en la historia de Estados UnidosMike Pence, vicepresidente de Estados Unidos
Esta movilización política se ha hecho presente en la vida pública norteamericana a través de las manifestaciones provida (March for Life) que se producen en Washington a finales del mes de enero todos los años desde 1974. Han sido un termómetro y galvanizador de la cultura Provida en ese país. De unos pocos miles de asistentes en las décadas de los 70, 80 y 90 han pasado a cientos de miles en cada ocasión de la última década. La del año 2017 ya fue especialmente singular por la participación del vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, y de la consejera del presidente, Kellyanne Conway. La de 2018 y la de 2019 no solo contaron con el citado vicepresidente, sino con la intervención del presidente, Donald Trump, quien desde la Casa Blanca ha hecho intervenciones comprometidas con la causa provida.
Todo lo referido es un potente recordatorio para aquellos que en Europa y en España han perdido la esperanza de que esta cuestión vuelva a reabrirse. Si en Estados Unidos están tomando iniciativas legislativas, en España y en Europa primero es preciso romper la espiral de silencio y comenzar a agrietar la mentalidad abortista de una sociedad anestesiada, para luego seguir el mejor ejemplo de lo más vivo y sano de la sociedad estadounidense: su movimiento Provida.
No se trata de una revolución en la legislación norteamericana, sino de un perfeccionamiento de leyes anteriores.