Rafael Ortega | 21 de junio de 2019
El nombramiento de Joan Planellas Barnosell como arzobispo de Tarragona ha quedado empañado por las informaciones falsas vertidas por los que preferían otro prelado para la diócesis.
«Los católicos deben ser elementos de cohesión». Estas palabras del nuevo arzobispo de Tarragona, Joan Planellas Barnosell, a la revista Alfa y Omega “califican” muy bien a un sacerdote al servicio de la Iglesia y, sobre todo, “descalifican” a aquellos que han querido colocar al prelado en un extremo, que él mismo ha definido como fake news, si además monseñor Planellas añade que “los católicos tienen que contribuir a curar heridas y a calmar los ánimos exaltados”.
El sábado 8 de junio, víspera de la solemnidad de Pentecostés, tuvo lugar la celebración de ordenación episcopal y toma de posesión canónica de la archidiócesis de monseñor Joan Planellas Barnosell en la Catedral Metropolitana de Tarragona. Un acto normal en la Iglesia Católica si no hubiera sido empañado por informaciones hechas por algunos que hubieran preferido otro prelado para la diócesis tarraconense. Pero la Santa Sede hila muy fino y el nombramiento de Planellas no ha sido una frivolidad ni una concesión a los separatistas catalanes.
Antes del nombramiento de un nuevo prelado, el nuncio correspondiente envía al Vaticano una terna de candidatos, que pasa por el filtro de la Congregación de Obispos, que manda al Papa, que es quien al final decide su recomendación.
Los católicos tienen que contribuir a curar heridas y a calmar los ánimos exaltadosJoan Planellas Barnosell
Pero, naturalmente, el pontífice puede pedir informaciones a quien quiera sobre los nombres propuestos. Ahora, como ha sucedido en otras ocasiones y ante situaciones complicadas como la de Cataluña, suponemos que Francisco ha solicitado opiniones a personas muy cercanas a él, como puede ser la del cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, o la del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis Francisco Ladaria, jesuita como Francisco, que encomendó en su día a monseñor Planellas la investigación de la asociación Seminari del Poble de Déu por acusaciones de abusos, investigación tras la cual el cardenal Omella disolvió el ‘seminario’ y, dos años después, suspendió a divinis a los curas diocesanos de esa asociación.
Durante esa investigación, monseñor Planellas trabajó con el también jesuita español Germán Arana, que fue visitador diocesano en el caso Poble de Déu, que está considerado una de las personas más cercanas al Papa y que, por tanto, ha podido también dar su opinión sobre el nombramiento para la Archidiócesis de Tarragona.
No hay que echar en saco roto estas importantes opiniones, sobre todo la del cardenal Omella, que, como decíamos, es una de las personas de las que más se fía el Papa en estos momentos y que conoce, cómo no, las graves dificultades por las que pasa la Iglesia en Cataluña, que ve cómo se vacían los seminarios y la presencia de los fieles es cada vez menos frecuente en los actos eclesiásticos. Las culpas pueden estar muy repartidas y, desde la política a la inoperancia de algunos presbíteros, hay para todos.
“La unitat pastoral de les diòcesis amb seu a Catalunya és una dada essencial, que exigeix un treball de conjunt, més enllà dels plantejaments estrictament diocesans” Mons. Joan Planellas
— Arquebisbat TGN (@McsTgn) June 8, 2019
Deseamos lo mejor a monseñor Planellas, que sabemos ha estado muy afectado por esos comentarios. Por eso, me gustaría recoger aquí parte de la homilía pronunciada tras su consagración como arzobispo: “Queremos ser una Iglesia dedicada y preocupada para hacer nacer y crecer en el corazón de los demás la eterna juventud del Evangelio de Jesús”, y las anteriores del cardenal Omella: “Solo se puede evangelizar a través de la espiritualidad de la comunión que nos interpela a todos y nos anima a buscar solo lo que nos une y no lo que nos divide y nos enfrenta”.
Joan Planellas nació en Girona hace 64 años. Fue decano de la Facultad de Teología de Cataluña, canónigo de la catedral de Girona y rector de varias parroquias del Empordà, como Jafre, Garrigoles, Colomers, Foixà o Rupià. Anteriormente fue rector del Seminario de Girona y director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Girona. Cursó sus estudios en el Seminario Diocesano de Girona, del año 1968 al 1979, y en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, entre 1979 y 1981, y, posteriormente, de 2003 a 2004, donde se licenció y doctoró en Teología Dogmática.
Su texto analiza qué ha pasado para que aquellos que habían sido llamados a guardar a “los pequeños” se hayan convertido en lobos.