José Ignacio Wert Moreno | 25 de junio de 2019
El telediario tiene futuro, pero debe cambiar para sobrevivir. La clave está en combinar lo clásico con los nuevos formatos.
El domingo 9 de junio, Raphael actúa en televisión en horario de máxima audiencia. Nada que no lleve pasando más de medio siglo en la televisión española. La diferencia está en el formato. El de Linares interpreta Qué sabe nadie… en la segunda edición de Antena 3 Noticias. No es la primera vez que este informativo prueba con la música. La 2 Noticias, un espacio acostumbrado a romper moldes, incluye en su presente temporada las más osadas performances como colofón a su oferta diaria.
En diciembre de 2018, TVE celebra el 40º aniversario de la Constitución “enviando al pasado” a su reportero estrella de la sección de cultura, Carlos del Amor. Este interactúa con personajes e imágenes de entonces, tirando de efectos similares a los empleados en Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994). Es, en rigor, una ficción. La pieza es presentada como noticia en ambas ediciones del Telediario. Y todo mientras Mediaset suprime el formato de la parrilla de Cuatro.
Los programas informativos diarios no son ajenos a la gran convulsión en la que se encuentra inmerso todo el sector. Sus características, sin embargo, permiten pensar en un cierto margen de supervivencia. “El género sigue teniendo futuro”, cuenta a eldebatedehoy,es Carlos Franganillo, conductor de Telediario-2 (TVE). “Otra cosa es que el lenguaje deba renovarse para mantener y atraer al espectador”. En este punto coincide con Javier Gallego (Antena 3 Noticias-1). A su juicio, se debe evolucionar jugando con la clave del directo, el gran activo de la televisión lineal frente a la que se ofrece bajo demanda, camino de imponerse para el consumo de series, películas y documentales. Los datos que manejan en la cadena de Atresmedia apuntan a que el seguimiento de sus informativos se mantiene “intacto” en la franja de edad a partir de 45 años.
Un informativo, hoy. No sé si lo veo. (Que sí. Que es un informativo concreto que siempre ha ido de "innovador". Pero el formato es el formato. Esto es otra cosa. La información y el espectáculo tienen ambos cabida en la TV. Pero por separado). pic.twitter.com/PxMcahMrSO
— José Ignacio Wert (@JoseIgnacioWert) December 17, 2018
El propio Gallego ejerce varias veces al día como soporte a la conductora del espacio, Sandra Golpe. Complementa información de pie sobre el plató apoyado en grafismos y realidad aumentada. Los tiempos del presentador leyendo noticias a cámara han terminado. “No es tanto que el conductor vaya a la baja, sino que va al alza el reportero y la presencia de muchos rostros contándote las noticias”, afirma el periodista. Ahí, las grandes cadenas exhiben el valor añadido de poder desplazar informadores a los lugares de la acción. Franganillo sigue confiando en la figura del presentador. “Aporta credibilidad, confianza y conexión personal con el espectador. Es más, yo diría que esa presencia es más relevante que antes”. Aunque, en línea con lo anterior, no debe acomodarse en el plató, “realizando reportajes a pie de calle” con “un perfil más periodístico”.
De ahí que veamos cosas como las descritas al principio de este texto. La ficción de Del Amor es, a ojos de Carlos Franganillo, “una licencia narrativa interesante” que “aportaba contexto con un formato atractivo”. El conductor de Telediario-2 cree que estas pinceladas pueden tener cabida en conmemoraciones especiales o en secciones como deportes y cultura. Gallego contempla los experimentos de su cadena con la música en directo en el informativo dominical como “una forma de explorar el nuevo universo que se abre”.
En los últimos meses, los informativos de Antena 3 han generado contenido viral. Lo producen los ya legendarios chascarrillos con los que Matías Prats –presentador, junto a Mónica Carrillo, de las ediciones de fin de semana- remata sus entradillas. “Es un cebo más”, cree Gallego, “como los reportajes frívolos al final del informativo o la sección de sociedad de los periódicos. En el caso de Matías, creo que es más una cuestión de identidad personal que el medio aprovecha para generar ese tráfico que luego puede servir para fidelizar el consumo”.
El género sigue teniendo futuro. Otra cosa es que el lenguaje deba renovarse para mantener y atraer al espectadorCarlos Franganillo
Quizá no haga falta adorno alguno. A fin de cuentas, Telecinco volvió a liderar el global de los informativos de lunes a domingo en mayo. En tiempos de complejísimos platós y uso de realidad aumentada, su puesta en escena empieza a resultar llamativa de puro espartana.
Carlos Franganillo tiene claro por dónde debería ir el futuro del formato. Plantea el telediario como un “contenedor con diferentes apartados”. “Una primera parte más clásica, con crónicas y directos, y una segunda parte con entrevistas, reportajes de contexto acerca de un tema concreto (de cualquier ámbito) y otro tipo de formatos. Eso supondría un cambio importante, pero de momento estamos haciendo algunos experimentos e introduciendo cambios puntuales. Llevando el Telediario al exterior cuando la situación lo permite, apoyándonos más en la pantalla para explicar datos, etc…”.
No hay más que hacer zapping a eso de las 15 h. o las 21 h. (una hora antes en el caso de La Sexta y muchas autonómicas). El “telediario” está cambiando. Por más series que nos ofrezcan las plataformas, seguirán pasando cosas en el mundo real. Querremos que nos las cuenten en televisión. Pero todavía no sabemos cómo. And that’s the way it is.
La calidad de las series o los valores que transmiten deben tenerse en cuenta de cara a su continuidad.
Los cuatro líderes no mostraron todo su potencial y midieron sus fuerzas a la espera del segundo debate.