Javier López Martínez | 22 de julio de 2019
Las personas con conductas tóxicas viven su vida como un «drama», tratan de manipular a los demás y son fuente de problemas.
Probablemente hayas escuchado la importancia de no rodearse de personas tóxicas. Pero, ¿existen de verdad? ¿Cuáles son sus características? ¿Cómo sabes que tienes una a tu lado? ¿Qué puedes hacer al respecto?
No es que una persona sea tóxica. Más bien, su conducta es tóxica o su relación con otra persona es tóxica. A menudo, la persona se siente profundamente herida y, por el motivo que sea, aún no es capaz de responsabilizarse de estas heridas, ni de sus sentimientos, ni de sus necesidades y sus problemas en la vida. Estas personas suelen tener problemas con muchas otras personas, en muchos momentos y en las más variadas situaciones. Son fuente de problemas.
Las personas con comportamientos tóxicos usan a los demás para satisfacer sus necesidades y suelen ser extremadamente críticas con los otros
Las personas con comportamientos tóxicos suelen representar el papel de víctima, matón, mártir, o quien lo sabe todo en todo momento. Suelen vivir su vida como un “drama”, tratando de manipular o controlar a los demás. Todo tiene que girar en torno a ellos, declinando casi en exclusiva en primera persona del singular: yo, mí, me, conmigo… Usan a los demás para satisfacer sus propias necesidades y suelen ser extremadamente críticos con los otros; presentan abundantes celos y envidias hacia los demás, lamentando su mala fortuna y la buena de los que lo rodean.
En las relaciones tóxicas todas las personas juegan un papel. Por lo tanto, es importante considerar el rol que cada una tiene. Una característica de una interacción tóxica es que todas las personas implicadas han creado una historia donde no hay límites ni se respetan los valores de cada cual.
Ante las personas con comportamientos tóxicos: se tiene miedo de estar cerca de ellos, nos hacen dudar de nosotros mismos, nos lían, agotan o enfadan intensamente, nos hacen sentirnos controlados, vigilados y constantemente analizados después de interaccionar con ellos. Aunque también nos pueden generar sentimientos de estar constantemente tratando de cuidarlos, rescatarlos o atenderlos ignorando nuestros propios valores, sin nunca conseguir agradarles plenamente y sintiendo que siempre les debemos algo. Son imprevisibles, ya que un día son encantadores y al otro están completamente molestos con nosotros sin que sepamos muy bien por qué.
Las personas con comportamientos tóxicos de una u otra manera tratan de manipularnos, pues siempre todo gira en torno a ellas. Es fácil que sintamos que constantemente tenemos que elegir y demostrar nuestra fidelidad a ellos frente a otras personas, aunque nunca será suficiente. Todos nos equivocamos, pero las personas con comportamientos tóxicos se encargarán de hacérnoslo saber, pues se sienten con autoridad para juzgar a todos y asegurarse de que lo sepamos.
El daño que pueden generar los comportamientos tóxicos suele ser sutil, apenas imperceptible al inicio. Cuesta ser consciente de ello y, por esto, ser consciente del impacto negativo que está teniendo en nosotros es el primer paso para minimizar su impacto. Ante una persona con conductas tóxicas conviene, por un lado, ser asertivo, diciéndole lo que pensamos y sentimos cuando él o ella tiene un comportamiento de este tipo y, por otro, tener claros los propios límites y valores para protegerlos. Conviene ser claro sin tratar de justificarse o defenderse de las acusaciones de las personas con comportamientos tóxicos.
No hay que tratar de probar nada ante este tipo de personas, pues ellos ya tienen la verdadera historia de lo que acontece y prefieren mentir antes que pedir perdón, dado que se creen firmemente sus propias interpretaciones-mentiras. No les vas a convencer y no es necesario hacerlo. Nunca se alegrarán plenamente de tus éxitos y los minimizarán, así que no conviene buscar su aprobación ni tratar constantemente de agradarles.
Ante una persona con conductas tóxicas conviene ser asertivo y tener claros los propios límites y valores para protegerlos
Asimismo, conviene huir de tratar de adivinar las razones de esos comportamientos tóxicos, pues en la mayoría de las ocasiones no tienen lógica y nosotros no tenemos una bola de cristal para predecir sus razones ocultas. Siempre se puede decir «no» a sus ocurrencias innecesarias. Conviene tener confianza en uno mismo, siendo conscientes tanto de nuestros propios defectos como de nuestras virtudes. Conviene recordar que no necesitamos la aprobación de nadie y que si alguien está tratando de manipularnos es probablemente porque él sí que necesite nuestra aprobación.
No siempre tienes que acceder a sus peticiones, pero si lo haces no dejes que el coste sea demasiado alto. Terminar la relación con una persona de estas características puede ser doloroso, especialmente si está en nuestra vida desde hace tiempo, pero conviene seguir adelante con nuestra vida sabiendo que hay relaciones mucho más saludables y enriquecedoras esperándonos.
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