Antonio Olivié | 02 de marzo de 2020
La catedral de Baréin es un paso más en la normalización de la presencia cristiana en un territorio en el que todavía queda mucho por hacer en cuestiones de libertad religiosa.
Roma (Italia) | Para el año 2021, puede estar terminada la nueva catedral de Baréin, con capacidad para unas 2.300 personas. Se trata de un paso más en la normalización de la presencia de fieles católicos en un país que cuenta con cerca de 80.000 católicos, la mayoría trabajadores de origen filipino e indio.
El príncipe de Baréin, Salman bin Hamad Al Khalifa, ha visitado al Papa en el Vaticano hace unas semanas. Fue él quien regaló el terreno para la catedral y ahora espera que el pontífice pueda visitarla e incluso asistir a su inauguración. En su encuentro con el Papa, el líder del país recalcó que, aunque la mayoría de los habitantes de Baréin son musulmanes, “los cristianos no son considerados huéspedes, sino ciudadanos”.
La realidad es que la presencia cristiana en el territorio es anterior al islam. Durante los siglos IV y V, había comunidades que vivían la fe predicada por los primeros discípulos de Jesús por toda la península arábiga. Tras años de dominio islámico, en los que el cristianismo había casi desaparecido, la fe volvió a hacerse presente en las últimas décadas del siglo pasado. La necesidad de mano de obra extranjera ha llevado hasta estas tierras a miles de católicos.
Baréin se encuadra dentro del llamado Vicariato Nord-Oriental de Arabia, junto a Arabia Saudí, Kuwait y Catar. El país con mayor presencia cristiana es Arabia Saudí, con casi un millón de católicos. Le siguen Kuwait, con unos 350.000, Catar, con más de 200.000, y Baréin, con 80.000.
El hecho de que la mayoría de los fieles sean extranjeros aporta una gran variedad a las celebraciones litúrgicas. Toda una gran riqueza tanto de idiomas (inglés, tagalo, bengalí, tamil…) como de ritos (latino, malabar, copto…) y nacionalidades. Poco a poco, con las nuevas generaciones, se consigue una cierta integración entre todos los fieles, facilitando el encuentro ecuménico.
La imponente catedral de Baréin presenta una forma octogonal, con una cúpula. En los últimos meses se ha terminado toda la planta y las tres capillas que hay en las esquinas. Una de ellas está dedicada a la Eucaristía y cuenta con capacidad para 160 personas, al igual que la que se dedica a Nuestra Señora de Arabia. En una tercera esquina está la capilla de los confesionarios y el último ángulo está reservado a los ascensores, que permiten acceder al parking o al primer piso de la catedral, donde estará el coro.
El hecho de que aumente el número de cristianos en la zona y que se puedan construir nuevos templos no significa que haya plena libertad para el culto. En los países de la península arábiga aún está prohibido mantener encuentros religiosos fuera de los templos, así como hacer proselitismo y difundir material religioso.
Para muchos empleados de la construcción es difícil asistir a Misa, debido a las restricciones de movimientos y a las grandes distancias en que se encuentran los templos. Hay que tener en cuenta que, además, los extranjeros son considerados ciudadanos de segunda clase en gran parte del territorio (algo que, precisamente, se quiere evitar en Baréin).
En esas difíciles circunstancias, el Vicariato Nord-Oriental de Arabia califica la asistencia a Misa como “elevada”, con unos 25.000 fieles los viernes (el día festivo en la zona), cuando en muchos templos cuentan con unas 10 celebraciones ese día. Además, los cristianos de la zona también desarrollan una labor social importante para toda la comunidad, con acompañamiento en hospitales y cárceles. El hecho de que la mayoría de los cristianos sean inmigrantes lleva a que la red de asistencia sea más necesaria y mejor valorada cada día.
El 22 de agosto es el día elegido para rendir homenaje a las víctimas de persecución religiosa tras el acuerdo de Naciones Unidas.
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