Javier Pérez Castells | 18 de marzo de 2020
Corea del Sur demuestra que también se puede resolver la crisis del coronavirus haciendo uso de las fortalezas democráticas.
Corea del Sur tiene una población similar a la de España pero más concentrada. En general, el país hace muchas cosas bien. Es un país innovador, igualitario, que emplea poco dinero en efectivo y en el que casi todo el mundo accede a internet (87%). Nos ha admirado la capacidad de China de enfrentarse al coronavirus. Pero casi siempre se añade a la admiración el condicionamiento de ser un país autoritario. La obediencia de la población es coercitiva, con traslados obligatorios de personal sanitario, controles policiales con drones, etc. Pero Corea del Sur es una democracia que demuestra que también se pueden resolver estos problemas haciendo uso de las fortalezas democráticas. Estas fortalezas incluyen una educación excelente, gran transparencia de las medidas y movilización de la sociedad civil.
Sorprende cómo han sido capaces de enfrentarse al coronavirus y atajar su crecimiento en solo un mes. Las cifras de Corea del Sur inician el crecimiento de casos siguiendo la senda habitual de la epidemia a lo largo de unos 10 días. Implementaron las medidas de contención con solo 30 casos, pero se les escapó un supercontagiador que infectó a centenares de personas. La epidemia subió hasta llegar a 750 casos diarios, pero en otros 20 días se han reducido hasta menos de 100.
Los resultados indican que el número de casos positivos se sitúa ahora en torno a los 8.200, con tan solo 75 fallecidos. Esto indica una mortalidad de entorno al 0.8%. Aparte de los sesgos sobre la edad media del país y los que puede haber con respecto a diferencias raciales, esa mortalidad está en el entorno de la que debemos esperar como general para este virus. ¿A qué se debe la diferencia de esta evolución y de las cifras de letalidad con lo sucedido en otros países?
Podemos apuntar varios motivos:
– La mentalidad asiática, unida a la experiencia recibida desde China. Los coreanos estuvieron atentos a las primeras apariciones de contagio e inmediatamente tomaron las medidas. La mentalidad de obediencia y responsabilidad personal y de utilización de los medios de protección para no contagiar a los demás es algo en lo que nos llevan la delantera.
– La realización de pruebas masivas de coronavirus a la población, aun sin síntomas. Al principio, se llegó a hacer el test a 15.000 personas por día, logrando alcanzar las 210.000 pruebas. Esto le dejó la posibilidad de conocer la situación barrio por barrio, gracias al uso de algoritmos de big data. Se determinó qué hacer en cada zona.
– Las personas con positivo en las pruebas de coronavirus son seguidas por GPS (una medida que sí es, indudablemente, limitadora de la libertad, pero que resulta muy convincente para evitar incumplimiento de las cuarentenas).
– Se ha establecido una triple detección en los aeropuertos que no impide la entrada y salida de viajeros, porque es muy segura a la hora de determinar la presencia del virus. Con ello, han limitado el impacto económico y los ayuda en el regreso a la normalidad.
Y todo ello sin emplear la fuerza y la coacción a numerosos grupos sociales, como se ha hecho en China. Así que, como sociedad, tenemos que asumir una responsabilidad personal, como ha hecho el pueblo de Corea del Sur. Nuestro país está en una situación de duplicar los casos positivos cada dos días. Además, estamos en la fase en la que no se están haciendo las pruebas de detección por PCR, sino de forma clínica. Los casos no confirmados pero reales hacen que las cifras de infectados sean muy superiores a las oficiales. La situación de los hospitales se complica cada día y, aunque se empiecen a cerrar quirófanos, zonas para intervenciones programadas, etc., eso también tiene un límite.
Una idea muy importante es el decalaje. Lo que estamos viendo hoy es la situación que había hace unos días. Copio un gráfico interesantísimo de China. En él se ve que, cuando las autoridades decidieron cerrar Wuhan, tan solo había 400 casos diagnosticados positivos. Pero se ha podido estudiar con el tiempo cuál era el número real de casos ese día, mediante entrevistas a los que luego fueron al hospital. Y se ha cifrado en 2.500. Cuando la epidemia estaba oficialmente en sus inicios, en realidad ya tenía un crecimiento exponencial. Había una diferencia muy grande entre el número de casos oficiales (naranja) y el real (gris). Por tanto, con las medidas hemos ido tarde.
En la gráfica se ve cómo el número de casos oficiales ha seguido subiendo cuando realmente ya estaban bajando los casos reales. Se debe a que las medidas se habían puesto en práctica y estaban funcionando. Moraleja: ahora que hemos ido confinando a la gente en sus casas, no hay que asustarse porque suban exponencialmente los casos. Siempre estamos viendo una imagen de hace unos días. Las medidas darán su fruto dentro de una semana o 10 días. Corea del Sur lo ha hecho bastante bien. Y los hay que lo han hecho mejor, como Hong Kong o como Singapur, que han contenido la enfermedad en un centenar de casos y dos o tres fallecidos. No han tenido ni siquiera una gráfica en pico. Pero son otros tamaños de país y más bien ciudades-Estado.
Como conclusión: se puede acudir a tablas en las que se ve el número de casos, número de fallecidos y de enfermos serios o críticos en cada país. Con esos datos, se puede hacer una medida de la mortalidad. Cuanto más baja salga, es un indicativo de que el país lo está haciendo bien, porque ha medido correctamente los casos y ha tomado las medidas a tiempo. Es evidente lo que quiere esto decir sobre el caso de Italia, y nosotros no estamos entre los mejores. La mortalidad, a la postre, será parecida, excepto por el sesgo de edad. En Europa hay más población mayor y será más alta que en Asia. ¡Todos debemos colaborar y podemos contribuir!
Se trata de un virus aviar que produce síntomas respiratorios parecidos al catarro, que pueden desembocar en neumonía, y que ya ha alcanzado una tasa de mortalidad cercana al 2%.
Con el coronavirus hay que entender que no estamos ante una catástrofe planetaria de película, pero tampoco ante una simple gripe que se cura con paracetamol.