Chema Rubio | 22 de abril de 2020
Los bulos sobre la censura han desestabilizado a WhatsApp. Los usuarios han optado por Telegram como ficticio oasis de libertad.
Noticias falsas, bulos, mentiras, fake news… términos que no eran tan habituales hace un par de años son ahora nuestro faro de guía cuando abrimos internet con la inocente intención de (des)informarnos.
La condena La cuarentena a la que nos ha sometido el coronavirus no podía escapar de las garras de la manipulación. «Si no puedes con tu enemigo, confúndelo», que diría algún meme de la cuenta de un usuario random de Twitter venido a más. Una frase bien traída al caso que nos ocupa. Lo malo es que ya no sabemos quién es amigo y quién es enemigo. Sabemos dónde está nuestra trinchera.
Suscríbete a nuestro canal en Telegram y recibe en tu móvil artículos, vídeos, viñetas… y el resto de contenido de nuestra web.
Tan solo tienes que apuntarte en este enlace:
Telegram El Debate de Hoy
Alguien prendió la mecha de que WhatsApp empezaba a censurar como mecanismo de lucha contra las fake news. El pajarito azul convertido en el Tezanos rojo. Aprovechar los tiempos de coronavirus para cercenar derechos parece un buen plan para algunos Gobiernos. Facebook, propietaria de WhatsApp, salió a desmentir el bulo explicando que, simplemente, iban a limitar los reenvíos una vez más para que no se propaguen noticias falsas. Una vez más. Porque eso ya lo hicieron hace meses, pero nadie habló de censura. Lo de ahora es un poco más complejo.
Mientras las redes sociales libran esa extraña batalla contra la extrema derecha y bendicen a la extrema izquierda con todo tipo de facilidades mediáticas, el pueblo ha descubierto el vergel de Telegram. Un lugar único donde se respira libertad, dicen. Es más fácil vivir en la inopia que en el Jardín del Edén.
Telegram lleva entre nosotros desde 2014. Al hilo de WhatsApp, en 2009 llegaron otras aplicaciones para conversar, como Viber, Line o Wechat. Pero el conquistador de nuestra intimidad fue un ucraniano marcado por la guerra y afincado en Estados Unidos que acabó vendiendo su obra a Mark Zuckerberg por 20.000 millones de dólares.
Telegram tiene algo. Por eso sobrevive. En este caso, fueron dos rusos expulsados de Rusia y residentes en Arabia Saudí los que mantienen el plan B de la mensajería instantánea. Donaciones particulares, nada de publicidad y una supuesta mejorada seguridad son la baza con la que ganan terreno a WhatsApp.
La app azul se metió en un campo de minas cuando los intereses creados la tomaron como su salvoconducto doctrinal. Un nido de ratas donde se llegó a dar cita la pornografía infantil o el terrorismo islamista. Dos casos que los dueños de Telegram depuraron.
Del nido de ratas pasó a soporte político para partidos como Podemos. La gente que rodea a Pablo Iglesias entendió rápidamente que Telegram les podía ayudar a conquistar el cielo… por asalto. Más tarde, llegó Vox a una plataforma que les permitía compartir ideas radicalmente diferentes en un entorno que no los censurase. Ahora, si nos quedan ganas de más pseudopolítica, podemos suscribirnos al canal de Telegram de cualquier partido para saber de primera mano sus tramas del día.
La cortesía con la que tratan las redes sociales a los ideales de izquierda choca con la hostilidad que presentan con los ideales de derecha. La ultraderecha se siente agraviada por el progresismo de Sillicon Valley, pero acaba en los mismos guetos que sus enemigos de fondo y amantes en las formas.
Conocida la historia de cómo hemos llegado hasta aquí, solo queda decir que es posible que Telegram sea más libre que WhatsApp, pero que ninguno de los dos censura conversaciones normales. Si usted, lector, no se dedica a planificar magnicidios, ni a traficar con droga, ni a convocar referendos ilegales, ni a decir qué tipo de prácticas sexuales le haría a las presentadoras de televisión, ni a conversar de otros asuntos fuera de la ley, esté tranquilo y use lo que mejor les convenga a usted y a su entorno.
Tecnológicamente, Telegram es mucho más completo y es más fácil formar parte de grupos de información muy interesantes. Eldebatedehoy.es ha puesto en marcha un canal con más contenido del que difunde en WhatsApp y ya hay más de cien usuarios inscritos.
Ahí es donde debería estar la competencia entre plataformas. En mejorar en cada actualización. Que WhatsApp deje de complicar las altas en las listas de difusión y permita editar los mensajes enviados y programarlos, por ejemplo. O que Telegram se integrase con otras plataformas para poder difundir mejor contenidos.
Disfruten de la tecnología. Formen parte de este momento histórico que vivimos. Pero háganlo sin miedo.
Recibe en tu móvil nuestras firmas y una selección de vídeos y viñetas.
Las redes sociales dan y quitan votos a los partidos políticos. El enemigo son las «fake news».