Javier Pérez Castells | 30 de abril de 2020
El coronavirus sigue sorprendiendo de forma negativa, pero hay esperanza: vacunas, tasa de inmunización… y medidas públicas para evitar contagios.
Se piensa en realizar análisis de aguas residuales para averiguar información sobre la distribución de la infección por coronavirus. Estos análisis se han utilizado en otras ocasiones para monitorizar el uso de fármacos y drogas de abuso en una comunidad. Ahora, se han realizado pruebas de PCR en aguas residuales y se ha encontrado una carga viral suficientemente alta como para poder detectar la presencia del virus en una comunidad de vecinos o un barrio. La eliminación del virus a través de las heces, que ya se conocía, puede ahora servir para saber si el virus ha infectado una comunidad. En la fase de desescalado esto podría ser una técnica útil para controlar rebrotes.
Hay 10 vacunas ya en fases clínicas: cinco de ellas se están probando en China, dos en Estados Unidos y otras tres más en varios países europeos. Aquí hay que elegir entre rapidez y eficacia. Algunos grupos buscan encontrar la vacuna de forma más rápida, aunque se consiga menor inmunización. Entre estas, están las basadas en ARN mensajero, que son completamente nuevas. Otras técnicas más clásicas buscan la producción de partículas virales sin carga genética y conseguirían una inmunización más duradera y fuerte, pero necesitan más tiempo de desarrollo. En cualquier caso, es imposible que haya vacuna antes de Navidad, porque una vez encontrada vendrá el problema de la producción a gran escala.
Sobre el remdesivir llegaron noticias negativas desde China. Otra filtración parece mostrar escasos resultados con 250 pacientes. Pero todo son rumores e informaciones contradictorias. Si el fármaco fuera eficaz, la preocupación sería cómo producir las ingentes cantidades necesarias. Se trata de una molécula con una complejidad química media-alta y haría falta un gran consorcio de distintas empresas que fueran especializándose en cada una de las etapas de la síntesis del fármaco.
¿Se han fijado en lo bien que va Portugal? Seguro que sí. Con 10 millones de habitantes, tienen 24.000 infectados y menos de 1.000 fallecidos. Pero lo más asombroso es lo de Grecia: 2.500 casos y tan solo 136 muertos con una población similar a la de Portugal, un sistema de salud excelente pero escaso y poco presupuesto. Cuando los españoles acostumbramos a fustigarnos y lamentarnos de lo mal que lo hacemos, todos solemos mirar al centro de Europa. Pero parece que en esta pandemia no hace falta ser alemán para hacer las cosas mejor.
Solo cuatro días después de la primera muerte por COViD-19, en Grecia se cerraron todas las tiendas no esenciales, mientras Italia y España lo hicieron casi 20 días después. La prohibición de movimientos no necesarios fue una semana después del cierre de las tiendas, también antes que en los otros dos países. Al menos en Italia pueden argumentar que fueron los primeros en Europa en enfrentarse al desafío sin precedentes. El Gobierno español, que tuvo el beneficio de ver lo sucedido en Italia, no tomó medidas a tiempo, permitiendo que eventos masivos, como manifestaciones y partidos de fútbol, ocurrieran hasta 26 días después de la primera muerte por COVID-19.
No entiendo la necesidad de agobiar a la gente con cuestiones como la posible no inmunización, o el posible escaso efecto positivo de la subida de temperaturas. Los virólogos consultados ven un comportamiento normal del virus. En general, porque siempre hay personas con problemas inmunológicos, la gente se inmuniza.
La generación de anticuerpos de recuerdo (IgG) se ha visto en casi todos los pacientes estudiados. Tras los dos meses que llevamos estudiándolos, se ve un ligero descenso en el número de anticuerpos, pero eso es normal. El organismo tiene el recuerdo, que lo deja preparado para producir rápidamente más anticuerpos específicos en caso de una nueva infección. Es sensato apostar por una inmunización que dé tiempo a que dispongamos de la vacuna.
Los datos de los países cálidos también son esperanzadores. En Australia (2.400 casos, 94 fallecidos) llevan más de una semana con menos de 10 casos nuevos diarios y entre ninguno y tres fallecidos al día. Cuando apriete el calor, aquí se ralentizará mucho, apuesto a que sí.
También se está asustando a la gente con el famoso regreso del virus para otoño. Con la bajada de temperaturas y la humedad otoñal probablemente volverá, sí. Pero yo, que soy un optimista empedernido, creo que va a ser un regreso mucho más controlable, por las siguientes razones:
– Mayor tasa de inmunización, que para entonces puede rozar el 40 % de la población.
– Mejores tratamientos, que evitarán el colapso sanitario y disminuirán mucho la mortalidad del virus.
– Mutaciones del propio virus que, en el caso de coronavirus, normalmente le darán menor letalidad.
– Éxito de las medidas de protección personal y de nuevas costumbres sociales adaptadas, que también disminuirán la tasa de contagio.
Tras la advertencia de médicos británicos, llega también desde médicos conocidos y por parte de la Asociación Española de Pediatría. Hay niños y adolescentes que están presentando un cuadro de dolor abdominal, diarrea o vómitos, no siempre acompañado de fiebre. Es muy importante acudir al hospital con estos niños que, por otro lado, presentan un estado de salud general aceptable, porque pueden evolucionar en pocas horas hacia una situación de shock. Se han asociado estos casos con la aparición de una miocarditis. No está comprobado que tenga que ver con el coronavirus, pero hay serias sospechas de que puede ser consecuencia de su acción.
Es evidente que este mal bicho nos sigue sorprendiendo negativamente. Estos casos nuevos en niños se unen a las alteraciones de la coagulación que relatábamos en el artículo anterior e incluso a la aparición de ataques epilépticos. Pero vamos aprendiendo y le ganaremos.
Las próximas semanas serán terribles en España, pero la pandemia de coronavirus podría ser algo más corta de lo que dicen los científicos más pesimistas.
Los expertos se afanan en descubrir la razón por la que dos personas de la misma edad y estado pueden seguir cursos tan diferentes en la enfermedad.