Jorge Solana | 08 de mayo de 2020
Emeritus es un homenaje del difunto marqués de Griñón a la calidad, la innovación y el vino como cultura de España.
Conocí al marqués de Griñón, don Carlos Falcó, un día de primavera en su Dominio de Valdepusa, en el municipio toledano de Malpica de Tajo. Con los años, uno se da cuenta de que aquella entrevista seguro que fue buena, a mí me lo pareció, pero si hubiese tenido que hacerla en febrero de 2020 hubiese sido de otra manera. Sirva este artículo de homenaje -el marqués falleció el pasado 20 de marzo- a una de las personas que más hicieron por el vino en España y que me dejó marcado de forma personal por su humildad, pasión, humanidad y sencillez.
Aquel día de primavera, como decía, de hace más de una década, que aún recuerdo como si fuera ayer, pude observar a una persona apasionada por el vino, por el aceite y por su propiedad, su finca. El Dominio de Valdepusa es propiedad desde 1292 de la familia del marqués de Griñón.
Bodega Pagos de Familia Marqués de Griñón
Vino tinto
Uvas: Cabernet Sauvignon, Syrah y Petit Verdot
Origen: Dominio de Valdepusa, Malpica de Tajo (Toledo)
40-50€
Desde allí contagió a todo el sector su pasión por hacer grandes vinos de calidad, de prestigio. El marqués siempre apostó por hacer que el vino de España fuese un referente a nivel internacional. También consiguió con sus primeras marcas que el vino de calidad se convirtiera en una cultura en cada rincón de nuestra geografía. Muchos en Castilla-La Mancha hablan de que fue una vez más pionero y apostó por el vino de calidad fuera de las zonas vitivinícolas tradicionales, Rioja o Ribera.
De esta forma, surgieron los vinos de Dominio de Valdepusa. Una singular explotación vitivinícola que ocupa una superficie de 50 hectáreas, que incluyen la viña original de cepas cabernet sauvignon, plantadas en 1974. A partir de 1991, esta se amplía progresivamente con las variedades syrah y petit verdot, entonces pioneras en España, y también se incorporan algunas plantaciones de graciano. El carácter innovador del marqués de Griñón se veía entonces con hechos y no solo con teorías.
La historia del vino siempre identificará de esta manera, innovadora, a una persona que supo ver que el mercado del vino cambiaría las normas del juego en el siglo XXI. La calidad sería la gran aliada de la comercialización internacional. En este sentido, luchó y consiguió que a esta propiedad le fuese concedida en 2002 por las autoridades españolas la primera Denominación de Origen de Pago. Un años más tarde, este reconocimiento llegó de la mano de la Unión Europea, convirtiendo a Dominio Valdepusa en la primera finca española en recibir un reconocimiento solo obtenido anteriormente por pagos míticos de reconocimiento internacional, como “Domaine de la Romanée Conti” (Borgoña) o “Sassicaia” (Toscana).
Aquel día de primavera, llegamos a Malpica de Tajo al mediodía, pensando en hacer la entrevista y salir corriendo de vuelta para Madrid. Mal planteamiento. El marqués estaba reunido con un importador internacional de uno de los mercados que más demanda hacían en aquellos años. Nos tuvimos que quedar unas horas en la casa del marqués de Griñón.
La casa principal y la bodega del Dominio de Valdepusa se asientan en edificios históricos del siglo XVIII. La antigua Casa de Labor, actual centro de visitas, incluye una cocina de diseño avanzado, cuatro comedores y salas de cata con capacidad conjunta de hasta 120 personas, así como las oficinas de dirección del Dominio. Esa cocina de diseño avanzado ni la pisamos y se lo agradecimos. Como todo se retrasaba, nos dieron de comer unas carillas, una legumbre como pequeñas judías muy típica de la zona. Comida casera, local y buena.
Por la tarde, después de comer y compartir con nosotros un rato de sobremesa, empezamos la entrevista. El medio de comunicación que representábamos no era de los grandes, pero nos dedicó todo el tiempo del mundo, a mí me supo a toda la tarde y así casi seguro que fue. Nos enseñó diferentes viñedos, cómo rodea la finca extensiones de encinas (Quercus Ilex) de gran tamaño, con caminos vigilados por cipreses, rosales e hileras de espliego. E hizo un hueco para deleitarnos con su jardín botánico, plantado a partir del año 2000 y que ahora ya recoge más de trescientas especies, principalmente mediterráneas.
Desde la propiedad matizan que “todos los vinos producidos en Dominio Valdepusa se sitúan regularmente en concursos, guías y artículos de expertos nacionales e internacionales en el cuadro de honor de los grandes vinos españoles”. De este paraje de los Montes de Toledo siempre me quedó en mente con su Emeritus. Un vino elaborado a partir del viñedo pionero de cabernet sauvignon en Castilla-La Mancha y de los primeros viñedos de syrah y petit verdot plantados en España, en torno a 1991. Es un vino de guarda, que se mantiene en crianza en barricas de roble de 20 a 24 meses.
Un vino que mantiene todos sus honores, como emérito que es. Una recompensa para el que lo disfruta por los méritos y cualidades que ha acumulado con el tiempo. Un homenaje del marqués de Griñón a la calidad, la innovación y el vino como cultura de España.
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