Violeta Fajardo | 25 de mayo de 2020
Las buenas prácticas de manipulación son esenciales para protegernos del posible contagio de agentes patógenos presentes en los alimentos (bacterias, virus, parásitos, etc.). Aplícalas al preparar tus comidas, al igual que te proteges al salir de casa.
Las enfermedades transmitidas por alimentos son cada vez con mayor frecuencia causadas por virus. Dada la situación emergente de la crisis sanitaria originada por la pandemia de COVID-19, hasta el momento no existen evidencias de que los alimentos puedan ser una fuente o una vía de transmisión probable del patógeno causal, el coronavirus SARS-CoV-2.
Como cualquier agente vírico, su principal vía de transmisión es de persona a persona, en particular, a través de aerosoles producidos por los infectados al estornudar, toser o exhalar. Sin embargo, no hay que olvidar que todos los virus se transmiten también vía fecal-oral, a través de las heces, pudiendo llegar a las manos si no existen unas adecuadas prácticas de higiene personal. Por ello, cualquier persona infectada, con o sin síntomas de COVID-19, puede contaminar alimentos durante su manipulación.
Los virus solo son capaces de multiplicarse en el interior de una célula hospedadora sensible, no pueden hacerlo en los alimentos. Estos, en consecuencia, podrían actuar como vehículos pasivos de transmisión de coronavirus como cualquier otro objeto receptor contaminado, por ejemplo, la manilla de una puerta.
En seguridad alimentaria, la medida higiénica básica de lavarse las manos puede evitar la mayoría de los riesgos provocados por enfermedades de origen alimentario. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva décadas impulsando campañas sobre esta sencilla medida de educación en higiene alimentaria, destacando que un incorrecto lavado de manos es la vía más importante de transmisión de patógenos a los alimentos.
El simple gesto de limpiarse las manos, con agua caliente y jabón, de forma eficaz y frecuente, en momentos claves del día como antes de comer, después de ir al baño y antes de preparar alimentos, se trata, por tanto, de una de las maneras más efectivas y baratas de prevenir enfermedades transmitidas por los alimentos, ya que evita la contaminación cruzada entre manos, superficies y alimentos.
En el hogar, al igual que en la industria alimentaria, para minimizar cualquier posible riesgo de transmisión del virus responsable de la COVID-19 a través de los alimentos, es fundamental que se apliquen estrictamente las normas de higiene que protegen habitualmente contra las enfermedades de origen alimentario, que incluyen mantenimiento de buenas prácticas higiénicas durante la preparación de los alimentos.
En este sentido, aplicar a los alimentos un adecuado tratamiento térmico, asegurando un cocinado completo, elimina los posibles patógenos presentes en los mismos. El coronavirus SARS-CoV-2 se ha demostrado que se destruye fácilmente por calor, en minutos a 65ºC. Luego es recomendable evitar el consumo de carne, pescado y huevos crudos o semicrudos.
En productos como frutas y hortalizas, que vayan a ser consumidos en crudo, hay que realizar un lavado sistemático con agua limpia bajo el chorro del grifo, siendo aconsejable sumergir estos alimentos en una solución desinfectante de uso alimentario, de acuerdo a las instrucciones del fabricante, para después aclararlos con abundante agua corriente. Consumir la fruta sin piel y desechar de los vegetales de hoja las partes externas son también medidas de prevención.
Asimismo, evitar la posible contaminación cruzada resulta vital durante la elaboración de los alimentos como protección frente a la infección de coronavirus SARS-CoV-2 u otros patógenos alimentarios, realizando acciones tales como evitar cualquier contacto durante el almacenamiento entre alimentos cocinados y no cocinados; utilizar utensilios diferentes (cuchillos, platos, etc.) para ingredientes alimentarios distintos; y desechar el embalaje exterior de los productos alimenticios antes del almacenamiento, ya que este coronavirus puede persistir en superficies inanimadas como metal, vidrio o plástico varios días, y veinticuatro horas sobre el cartón.
Mantener una limpieza y desinfección rutinaria y frecuente de los equipos, superficies y utensilios de cocina que estén en contacto con los alimentos es, en estas circunstancias, extremadamente importante. Los coronavirus se inactivan con etanol, agua oxigenada o hipoclorito sódico en pocos minutos de aplicación. El empleo del lavavajillas es, igualmente, una buena opción cuando se utilizan altas temperaturas para la desinfección de los útiles de cocina.
Lavarse las manos con frecuencia proporciona más protección frente al contagio de la COVID-19 que usar guantes de gomaOrganización Mundial de la Salud, OMS
Además, recordar que la aplicación de tratamientos de conservación de alimentos como la refrigeración y la congelación no aseguran la destrucción de posibles patógenos presentes en los alimentos. Al respecto, la OMS declara que, en general, los coronavirus son muy estables al frío.
La higiene de los alimentos y las buenas prácticas de seguridad alimentaria son primordiales a la hora de realizar una correcta manipulación de los alimentos en el hogar. Recordando que la higiene de las manos, el hecho básico de lavarse las manos en los momentos adecuados y de la forma eficaz, puede salvar vidas.
La pandemia del coronavirus puede ser una oportunidad para adquirir buenos hábitos alimentarios, cuidar la dieta y mejorar nuestro estado nutricional y, por tanto, nuestra salud.
Los expertos se afanan en descubrir la razón por la que dos personas de la misma edad y estado pueden seguir cursos tan diferentes en la enfermedad.