Miguel Ángel Solana Campins | 15 de marzo de 2017
El grupo de ingeniería y energía Abengoa, con más de 70 años de experiencia en el mercado, atraviesa la situación más crítica de su historia. El año pasado registró unas pérdidas de 7.629 millones de euros, seis veces más que en 2015. El resultado bruto de explotación fue negativo –241 millones, frente a los 343 millones positivos de 2015–, mientras que las ventas se redujeron un 58,6%.
La dirección de Abengoa ha señalado que estos resultados deben ser contemplados en el contexto de la reestructuración de la compañía, que ha culminado con éxito tras el compromiso de inyección de 1.100 millones de euros por parte de los acreedores.
La situación de Abengoa solo tiene dos salidas posibles: o se trocea y se venden activos para intentar repagar la deuda o se sigue acudiendo a la financiación bancaria haciendo la bola más grande
Los datos negativos responden, según la empresa, a la aplicación del plan de viabilidad a través del reconocimiento de pérdidas derivadas del deterioro de determinados activos: plantas de bioenergía, líneas de transmisión en Brasil, plantas de generación en México y Chile y créditos fiscales, que suman 6.036 millones. También por la ralentización del negocio, que ha motivado la dotación de provisiones de coste de construcción por 245 millones y los altos gastos financieros, 521 millones por ejecución y provisión de avales e intereses de demora.
Según Abengoa, estas pérdidas se compensarán con el impacto derivado de las quitas y ampliaciones de capital previstas. Y el plan de viabilidad consistirá en una reestructuración tras el respaldo de los acreedores a la modificación del mecanismo de desembolso de nuevos fondos planteada por el grupo andaluz.
No obstante, y ante su negro panorama económico, resultan curiosas las sucesivas declaraciones políticas en favor del rescate de la empresa. En especial, la de la Junta de Andalucía, con el Partido Socialista a la cabeza. Lo que llama la atención por la oposición de este partido a rescatar empresas privadas.
Abengoa es una de las mayores empresas andaluzas y siempre ha tenido especial relación con la Junta de Andalucía, que la ha regado en muchas ocasiones de dinero público. Durante la época de Manuel Chaves como presidente de la Junta, la firma recibió más de 170 millones de euros en licitaciones, más otros casi cuatro millones en ayudas.
La época en la que más ayudas recibió coincide con la etapa en la que la hija pequeña del expresidente estaba asociada a la empresa. La extraña relación entre la Junta y Abengoa también es un tema que ha sido llevado al Parlamento andaluz. Podemos solicitó la comparecencia del consejero de Empleo, Empresa y Comercio en el Parlamento para que explicara qué había pasado con todas las subvenciones de dinero público que le han sido concedidas.
La crítica situación de las cuentas de Abengoa hace que necesite continuamente realizar emisiones de deuda para garantizar su funcionamiento. El estado de flujos de caja muestra que sus ingresos no sirven para invertir sin tomar deuda ni tampoco es capaz de devolver los miles de millones que debe. La situación solo tiene dos salidas posibles: o se trocea y se venden activos para intentar repagar la deuda o se sigue pidiendo financiación bancaria con ampliaciones de capital y otros recursos haciendo la bola más grande.
Decisiones como la subida del salario mínimo interprofesional o el fin del diésel han provocado un incremento de costes laborales, superior al 20%, que acaban pagando los más débiles.