Fernando Bonete | 20 de junio de 2020
Yuko Tsushima, por primera vez en español gracias a Impedimenta. El futuro del padre, a debate en un interesante ensayo de la editorial Didaskalos. Nuestro listado quincenal de novedades editoriales y el Cuestionario Proust con la poeta Carmen Palomo.
No es hermenéutica, son los hechos. La ausencia del padre marca la vida y la literatura de la escritora japonesa Yuko Tsushima (1947-2016). No hace falta bucear en su obra en busca de significados ocultos ni símbolos, basta con un leve repaso a su biografía. Su padre, el influyente novelista Osamu Dazai –Shūji Tsushima– se suicidó cuando ella tenía un año. Su marido se separó y la dejó a cargo de su hija.
Territorio de luz
Yuko Tsushima
Impedimenta
200 págs.
20,50€
La primera de estas ausencias queda recogida en The Watery Realm (1982) –El reino del agua–, relato inaugural de la serie Of Dogs and Walls, no traducida todavía al español. La segunda, en Territorio de luz (1979), novela que también recoge, desde la autoficción, la huella de la tragedia paterna. Para muestra, esta sobrecogedora afirmación: «Fui una niña que nació para sustituir la existencia de su padre» (p. 151).
Es esta última obra la primera de la sobresaliente escritora nipona en llegar a nuestro idioma, directamente del japonés, de la mano de Impedimenta, con traducción de Tana Oshima.
Como dejan entrever sus títulos –y en ello abunda su contenido–, los elementos de la naturaleza son esenciales en Tsushima, continuadora en este punto de la tradición literaria japonesa. El agua, la luz, el fuego, la flora y la fauna se manifiestan en su narrativa como un personaje más. En Territorio de luz, la iluminación, sus tonos, su brillo, su intensidad y sus juegos con otros elementos de la naturaleza acompañan y modulan el estado de ánimo de la protagonista, y dialogan con ella en la vigilia y en el sueño.
Es en esta última dimensión, de importante presencia en la novela, donde se expresan con nuevos símbolos buena parte de los traumas de la protagonista, una mujer, una madre de nombre desconocido, convertida en culpable y vergüenza para otros, que deberá afrontar sola –o casi, hay una abuela, aunque no un abuelo– una separación impuesta por su marido que pone patas arriba su vida y la de su hija de tres años.
Otra constante, in crescendo según avanza el relato, es el instinto de muerte: «Por esa época me encontraba a menudo con la muerte de otra gente. […] Y no podía evitar preguntarme qué era lo que me quería transmitir esa muerte que aparecía una y otra vez delante de mí» (p. 164). Es misión del lector descubrirlo; quizá una invitación abierta y permanente a ese estado inorgánico donde las penas acallan, donde la protagonista podría deshacerse de todas las tensiones que bullen en su vida; quizá un opuesto a la vida y la esperanza representadas por la maternidad y su hija.
Sea como fuere, las doce escenas de las que se compone esta novela íntima, a ratos pesimista, a ratos esperanzadora, ofrecen un fidedigno retrato psicológico de las ambivalencias que se manifiestan en la soledad del abandono, la culpabilización social de la víctima y el peso tremendo que la mujer debe soportar por todos. Es otra de las notas distintivas de Tsushima, su discreto, pero firme activismo social, que en su prosa no ha perdido ni un ápice de actualidad.
Eliminar al padre
La editorial Didaskalos no para de publicar ensayos interesantes. Desde aquí les aceptamos el reto y seguimos dando cuenta de todo lo bueno que sale de su proyecto editorial. El futuro del padre. ¿Reinventar su lugar?, del psicoanalista francés Jean Pierre Winter (1951-), es de lo último que han publicado.
El futuro del padre
Jean P. Winter
Didaskalos
200 págs.
18€
Se da una curiosa, aunque nada sorprendente coincidencia temática con la recomendación anterior. Curiosa, porque no ha sido buscada –aquí se leen y se recomiendan libros, si procede, según llegan–. Nada sorprendente, porque la figura paterna está en claro peligro de extinción, y no es extraño que obras pertenecientes a nuestra época aborden desde distintos géneros y perspectivas esta preocupación.
Un primer motivo de esta ausencia se nos ofrecía en la novela de Yuko Tsushima, de la que hablábamos más arriba: el hombre huye de sus responsabilidades, su familia y la paternidad, para ir por libre y dar rienda suelta a sus deseos y, en definitiva, encerrarse en sí mismo –un Narciso suicida, por utilizar la cosmovisión psicoanalista del propio Jean P. Winter–.
Un segundo motivo –que es en realidad uno con el anterior– es cultural. La sociedad quiere prescindir del padre a toda costa. Para sustituirlo por ella misma, para sustituirlo por un encuentro in vitro entre espermatozoide y óvulo, para sustituirlo por un «progenitor», sea del sexo que sea –relativismo de la diferencia entre los sexos–. ¿Y por qué prescindir del padre? Esta es quizá la aportación más sugerente de Winter: eliminar al padre supone cargarse toda la sucesión de padres anteriores, hasta el primero de ellos, el Padre con mayúsculas. En sus propias palabras:
Eliminar al padre de la historia de un niño es hacer opaca toda la sucesión de padres que se ha sedimentado a lo largo de la historia para llegar hasta aquel que una mujer reconocerá como un posible padre para su hijoJean P. Winter, El futuro del padre, p. 139
Hemos hablado del qué, pero no del cómo. Poco que descubrir: Jean P. Winter es psicoanalista, y su método es el del psicoanálisis. Las figuras del padre, su simbolismo y el ataque sufrido por la sociedad son desentrañados a través del comentario de casos clínicos tratados por él mismo, la presencia simbólica de los mitos en los constructos sociales y la hermenéutica lacaniana aplicada al cine –la inolvidable La vida es bella de Benigni–, la literatura –Los jardines de la memoria de Nicolas Quint– y al libro de memorias Un padre de Sybille Lacan. Hay partes sobresalientes, otras mejores, y otras peores, pero todas tienen su interés.
A destacar el esclarecedor prefacio del padre José Noriega, que indaga en las diferencias entre la ausencia del padre y un padre ausente; también el añadido final, Entre ética y práctica, de la ginecóloga Gemma Durand.
Cuestionario Proust, con Carmen Palomo
Carmen Palomo es profesora de Derecho Romano en la CEU USP. Compagina su labor universitaria con la poesía. Ha obtenido numerosos premios de creación literaria: «Miguel Hernández» de poesía (1998); «Ángel Herrera» de poesía (2001), Premio de Poesía Universidad CEU San Pablo (2002 y 2003); Internacional «Memorial Bruno Alzola» de sonetos (2006); Internacional de Poesía «Francisco de Aldana». Su libro Las costuras del hambre fue merecedor del II Premio Esdrújula de Poesía. Acaba de ser anunciada finalista en el VII Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador.
Tu momento y lugar para escribir.
Poco poético, pero suelo escribir mucho camino a la universidad, en el metro o en el autobús. Casi siempre apunto los versos en el móvil, que es lo que tengo más a mano.
Y para leer…
El salón de casa, el jardín, el campo, una biblioteca… Para mí cualquier sitio es bueno si hay un mínimo de silencio.
Tu «top 3» literario: un novelista, un poeta, un ensayista.
Los que se me vienen ahora mismo a la mente son: Chaim Potok, René Char, Jean-Luc Marion.
¿Te gusta prestar libros?
Sí, mucho. ¡Y que me los presten! Me encanta. Leer el mismo libro que un amigo y después comentarlo es uno de los mayores placeres que podemos encontrar en esta vida.
En la lectura, ¿subrayas y haces anotaciones?
Más bien, dejo que los libros hagan anotaciones en mí, dejarme traspasar y cambiar por ellos. Me gusta pensar que los libros que leemos nos escriben.
La lectura que tienes ahora entre manos.
Verónica. Diálogo de la historia y el alma carnal de Charles Péguy. Muy poco a poco, El ídolo y la distancia de Jean-Luc Marion. Unas cartas de acompañamiento espiritual, escritas por Lanspergio, cartujo del siglo XVI. Acabando Descendimiento de Ada Salas.
Un clásico pendiente
Los novios de Manzoni. En poesía, deseando sumergirme en Inger Christensen.
Un libro sobrevalorado.
No me acabó de llenar 2666 de Roberto Bolaño.
El libro que no pudiste acabar.
Absalón, Absalón de William Faulkner.
El último libro que te han regalado
Una antología poética bilingüe de Mallarmé. Mi regalo de aniversario en pleno confinamiento.
El libro que te gusta regalar.
Intento pensar en la persona que va a recibir el regalo, en qué le puede gustar a ella. El último que he regalado a una amiga es Clarissa de Stefan Zweig. También regalaría cualquier libro de Christian Bobin.
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