El Debate de Hoy | 30 de junio de 2020
La periodista reconoce que el objetivo diario durante una pandemia empapada de incertidumbre ha sido el de «dar al espectador una información rigurosa».
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Sonsoles Ónega es una de las periodistas que han vivido la pandemia al frente de un programa diario y en directo. En el pódcast «Y, ahora, ¿qué?» comenta la reconversión de Ya es mediodía en un monográfico sobre el coronavirus, las dificultades para encontrar información rigurosa en momentos de tanta incertidumbre, y no se olvida de su faceta literaria y de la necesidad futura de novelar todo lo que hemos pasado.
A continuación, puedes leer un extracto de la entrevista, que encontrarás completa en los canales habituales: iVoox, Spotify, Apple Podcast, Google Podcast y YouTube.
Pregunta: Y, ahora, ¿qué?
Respuesta: Ahora deberíamos abrir un cuaderno en blanco y empezar a pasar a limpio todo lo que hemos vivido. Un cuaderno de todos, del PSOE, PP, Ciudadanos, Vox, Podemos… todos. Y empezar a compartir responsabilidades y todo lo demás. Todavía no ha pasado el tiempo suficiente para saber el «y, ahora, ¿qué?». A veces veo prisas por volver a lo de siempre y ansias por acelerar, cuando realmente no hemos salido todavía de todo esto. Se ha aprobado un decreto de «nueva normalidad» que no supone nada a la hora de diseñar el futuro. Si esta «nueva normalidad» fuera realmente capaz de acabar con el peligro real que seguimos teniendo y que se llama coronavirus estaría muy bien, aunque te acabas dando cuenta de que no se pueden legislar la normalidad ni el riesgo.
Todavía estamos dentro del paréntesis y yo reclamaría a todos los que tienen responsabilidad y capacidad de hacer algo que se sentaran y asumieran el riesgo como lo hicieron aquellos que construyeron este país hace un par de generaciones, que desactiven el «modo electoral» y vean qué pueden hacer por su país.
P.: ¿Cómo se afronta el reto de un programa diario con diferentes secciones que, en estas circunstancias, tienen que reinventarse?
R.: Durante los meses de la pandemia nos empapó el miedo de contagiarnos y el de contagiar a alguien al llegar a casa. Hay imágenes que no se nos olvidarán, como las autopistas vacías, comercios cerrados… Desde un punto de vista profesional, la sección “fresh”, la más distendida de Ya es mediodía, se acabó y el programa ha sido monográfico de la pandemia durante mes y medio. Lo más difícil era equilibrar lo más dramático de la pandemia, darlo sin cebarte con el dolor, sobre todo porque hemos tomado nota de aquellos espectadores que convivían con mayores y nos decían que tuviéramos cuidado al hablar de una muerte despiadada a la que hemos condenado a nuestros mayores en residencias y en no residencias. Porque recordemos que ha muerto gente sola, cuando no estamos programados para morir solos. Y, por otra parte, combatir los bulos y las informaciones espectaculares que llegan desde las redes sociales y desde las aplicaciones de mensajería. Siempre tienes el miedo de equivocarte con estas falsas informaciones, porque hay bulos evidentes y otros más camuflados. Por eso, dar al espectador una información rigurosa ha sido el objetivo diario. Y es que, aunque ya se nos ha olvidado, hubo un tiempo en el que no teníamos ninguna certeza, y hemos estado empapados de incertidumbres, mientras que la televisión ha estado encendida 24 horas. Por eso, ese ejercicio de buscar la información más rigurosa, cada uno con su estilo y según el programa, ha sido el objetivo diario.
P.: La ultima encuesta de Digital News Report muestra una pérdida de confianza en los medios por culpa de la polarización y constata que entre los jóvenes esta falta de confianza es aún mayor. ¿Dónde está el problema? ¿Cómo hacer ver a las nuevas generaciones que no todo es crispación?
R.: Los jóvenes se han desconectado de los medios tradicionales. El problema es que todavía no hemos dado con la clave para informar a los jóvenes, no hemos dado con el formato. Ellos están formándose opiniones de lo que leen en Facebook, de lo que circula en Twitter y también de lo que circula por WhatsApp. El WhatsApp es un terreno en el que no entra el periodista, donde no se puede controlar la difusión de bulos y donde el impacto es directo en el lector, que al final es el votante.
P.: En su faceta como escritora acaba de publicar Mil besos prohibidos. ¿Este tiempo ha sido de inspiración? ¿Veremos próximamente novelas, obras y otras expresiones culturales con el coronavirus como telón de fondo?
R.: Sin duda, lo veremos. Veremos trabajos literarios y otras expresiones artísticas inspiradas en todo esto. Ya hemos visto mucha música, improvisada y con mucho talento. El sector de la cultura es uno de los que han estado en la primera línea, aportando su granito de arena y regalando su talento. Creo que para escribir aún nos falta tiempo y perspectiva. Yo lo he hablado con mis editoras de Planeta, especialmente al principio, cuando todo nos llamaba la atención, cuando recibíamos cientos de historias a cual más conmovedora y que te apetecía convertirla en novela, pero creo que todavía hay que esperar. Pero hay que escribir sobre esto, no solo ensayo, hay que recrear literariamente lo que nos has pasado.
La periodista cree que será necesario «reorganizar muchas cosas en la vida» para aprender a vivir en el mundo que deje el coronavirus.
La periodista de El Mundo recuerda que la labor de los medios no puede limitarse a «coger tres tuits y hacer una noticia».