Jorge Solana | 03 de julio de 2020
Vega de Acusa, un vino que nace en las faldas de la montaña de Gran Canaria con las variedades de uva Listán-Negro, Vijariego y Tintilla.
Las Montañas Sagradas de Gran Canaria fueron centro del fuego que se produjo hace casi un año y que arrasó más de 1.500 hectáreas de los municipios de Artenara, Tejeda y Gáldar. Una tragedia medioambiental en medio de un paisaje declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
La elección del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria no se trata solo de un reconocimiento al patrimonio canario y sus antiguas culturas amazighes, sino al conjunto de la civilización amazigh «premonoteísta» y sus creencias religiosas.
Vega de Acusa
Vino Tinto DO Gran Canaria
Bodegas Ventura
Variedades: Listán-Negro, Vijariego y Tintilla
11€
El espacio reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad abarca una superficie de 17.704 hectáreas y reúne en su seno yacimientos arqueológicos como El Almogarén del Bentayga, Las Cuevas del Rey, Cuevas del Caballero, Cueva de Los Candiles, Acusa, Risco Caído, Tirma, entre otros.
En medio de la tragedia medioambiental provocada por ese fuego, algunos parajes se libraron de ser absorbidos por las llamas, entre ellos algunos campos de la meseta de Acusa. Es aquí donde se localiza este viñedo casi ‘sagrado’ con el que se produce el vino Vega de Acusa.
La Mesa de Acusa se eleva desde el fondo de la cuenca de Tejeda como un gigantesco altar pétreo, hasta alcanzar los 990 metros sobre el nivel del mar. La extensa planicie que conforma esta vega sostenía hasta mediados del siglo XX campos de trigo y cebada. La recolección de los cereales convertía a la Mesa en un bullicioso trasiego de familias campesinas.
El paisaje es espectacular. La silueta de los roques en el cielo azul, que muchos días se encuentra adornado por pequeños algodones que parecen las nubes. Todavía recuerdo asomarme a la Caldera de Tejeda y ver el infinito agujero provocado por una rápida erupción volcánica. Todo el paisaje parece tallado a mano.
Como la etiqueta de este vino, escrita con tipografía de escritura trasladando visualmente lo que se quiere mostrar conceptualmente sobre el vino, esa elaboración cuidada y manual. «En la falda de las Montañas Sagradas de Alta Vista se encuentran los viñedos de Eduvigio García, donde cultiva manualmente y de forma ecológica las variedades Listán-Negro, Vijariego y Tintilla. Dichas variedades son recolectadas y seleccionadas a mano, produciendo este exquisito vino», se indica.
Los cultivos escaparon milagrosamente del incendio producido en la cumbre grancanaria el verano de 2019. Se quemaron las tierras más cercanas, pero los viñedos se salvaron. «Gracias a Eduvigio García, que mantiene limpio de pasto sus cultivos», señala Javier Ventura, de Bodegas Ventura.
Las variedades de uva están relacionadas directamente con las islas Canarias, sobre todo en el caso de Vijariego. Además, si algo caracteriza a este cultivo es que los viñedos se sitúan en esa Mesa de Acusa, a una altitud de unos 960 metros sobre el nivel del mar, al lado de las Montañas Sagradas de Gran Canaria. Aunque su elaboración se realiza en las instalaciones de Bodegas Ventura.
El municipio de Santa Brígida, centro de la Denominación de Origen Gran Canaria, también alberga la propiedad de Bodega Ventura. Una propiedad familiar cuyas modernas instalaciones se integran con el paisaje, haciendo compatible el desarrollo sostenible con la práctica cultural del viñedo y la elaboración de vinos.
En los límites del antiguo Monte Lentiscal, sobre las laderas de picón y entre reductos de palmeras, crecen cepas octogenarias y de nueva plantación, distintas a las de las cumbres, pero que matizan de verde el paisaje. Cepas con 80 años o más a pie franco, una práctica exclusiva de zonas libres de filoxera en las que se produce una combinación entre modernidad y tradición. En sus parcelas armonizan viñas rastreras, a faz del sustrato de picón, con el sistema en espalderas, elevadas del suelo para facilitar su cuidado, todo ello sin ningún tipo de mecanización.
Un lugar muy especial desde el punto de vista medioambiental, Patrimonio Mundial de la Humanidad y, además, sagrado para las civilizaciones que, a lo largo de los siglos, han sabido vivir en un entorno natural que ahora nos parece privilegiado. Aquí también se elabora vino. Ya no sé en qué lugar de la tierra no se elabora buen vino.
La Fillaboa 1898 es un vino exclusivo de una cosecha determinada. Un vino con historia que mantiene la frescura de los albariños jóvenes y la complejidad y elegancia de los grandes blancos.
Casa Cisca es un vino de uva monastrell cuyos sabores y aromas balsámicos y especiados podrían trasladarte a otros tiempos, pero no a otros lugares.