Antonio Olivié | 27 de julio de 2020
Las religiosas de la red internacional Talitha Kum tienen el objetivo de recuperar la dignidad de las personas que se han convertido en víctimas de explotación y abuso sexual.
Roma (Italia) | Las religiosas que luchan contra la trata de personas en la red Talitha Kum han sido testigos de un cambio de tendencia durante la pandemia. La escasa actividad económica ha impactado más en quienes viven al límite, con pocos recursos, facilitando que caigan en redes de explotación. La diferencia es que antes era posible detectarla en las calles y ahora ha crecido mucho en internet, con la dificultad que supone para generar relaciones de confianza que permitan el rescate. Todo un desafío internacional.
Según Gabriella Bottani, coordinadora de Talitha Kum, en el ámbito de la prostitución «ha habido un descenso drástico, con el abandono de estas personas a su propia suerte, que las deja en estado de indigencia». Por contra, en el caso de abusos en el entorno familiar y en internet, «se ha dado un aumento y es especialmente preocupante el aumento de casos de abuso sexual de menores, adolescentes y mujeres en la red».
Bottani asegura que en este auge de la explotación ha contribuido el consumo de pornografía durante el confinamiento, «con ofertas de acceso gratuito por parte de algunas páginas web que han tenido un gran éxito». Uno de los sitios web pornográficos más conocidos en todo el mundo ha experimentado crecimientos del 57% en Italia, del 61% en España y del 95% en India.
El hecho de que los lugares de abusos sexuales pasen de la calle a entornos privados, entre los que se incluye internet, «dificulta el proceso de identificar a las víctimas de abuso y acercarse a ellas por parte de los agentes pastorales». Por este motivo, los responsables de Talitha Kum animan a cambiar el modo de actuar, centrándose en las redes sociales e internet, así como en promover la prevención.
A juicio de Anne Victory, responsable de las Religiosas de Estados Unidos contra el Tráfico de Personas, la pornografía en internet «es una adicción, es un tema muy complicado porque no dan ninguna importancia a las personas que salen en esos vídeos». Y aquí nos enfrentamos al problema de vacío moral por parte de quienes consumen pornografía, la falta de respeto por la dignidad de la persona.
En tiempos de coronavirus, las víctimas de explotación son vistas como criminales, más que como víctimas. Se trata normalmente de personas vulnerables que en muchos casos no tienen ni el permiso de residencia, lo que facilita el chantaje por parte de sus explotadores.
De cara a afrontar esta lacra social, la coordinadora internacional de Talitha Kum, Gabriella Bottani, insiste en la necesidad de dar a conocer la realidad. «Es necesario hablar más de este problema, porque hay que preparar a la gente a través de la educación. Cuanto menos hablemos, más ganan los traficantes o las organizaciones criminales que se lucran de ello».
Por eso, frente a los grandes negocios económicos que se lucran gracias a la pornografía en internet, las religiosas de Talitha Kum recomiendan reforzar la información y la formación en parroquias, colegios y centros sociales. Organizar conferencias, grupos de oración por las víctimas y colectas para quienes trabajan contra este drama son elementos que ayudan a sensibilizar y combatir el problema.
Hay que preparar a la gente a través de la educaciónGabriella Bottani, coordinadora internacional de Talitha Kum
Mientras tanto, las religiosas que trabajan contra la explotación de personas en Talitha Kum no han dejado de responder a las necesidades esenciales: distribución de alimentos y mascarillas a las víctimas, así como soporte económico para pagar alquileres o tasas escolares. Y todo ello en un momento en el que las donaciones para causas que no sean estrictamente sanitarias han descendido.
Con pocos recursos, pero con preparación profesional y sin miedo al contacto personal, las religiosas tienen claro que el objetivo es recuperar la dignidad de las personas, sea en la calle o en la red. Y no van a darse por vencidas.
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