Jorge Solana | 25 de septiembre de 2020
Un vino monovarietal nacido en el seno de una bodega que lleva años innovando en la elaboración de caldos con distintas variedades de uva.
Este verano ha supuesto, en muchas ocasiones, por la situación que vivíamos, una vuelta al origen para muchos de nosotros. Hemos disfrutado de días de vacaciones en el pueblo o en lugares que nos recordaban a épocas pasadas.
La vuelta al origen se ha convertido en algo necesario o, por lo menos, deseado y muchos de nuestros pueblos, de esa España vaciada, que algunos dicen, se han llenado y han visto cómo se rehabilitaban sus casas. Al final nos llama la atención el sitio de donde venimos, las tradiciones que teníamos, los paisajes que veíamos, los amigos con los que compartíamos nuestras vacaciones. Todo aquello que nos recuerda el origen.
Bancal del río
Vino tinto de Castilla-La Mancha
Bodegas Pago del Vicario
Variedad: petit verdot
13€
Cuando todo esto lo hablamos de un vino, surge la historia del Bancal del Río. Un vino creado entre amigos que pensaron que lo mejor era volver al origen. La bodega y los viñedos de Pago del Vicario se sitúan a escasos 10 kilómetros de Ciudad Real. Unas instalaciones que llaman la atención.
Por una parte, la bodega con forma de catalejo e inmersa en la naturaleza que la rodea. Una construcción pensada para la mejor forma de trabajo y elaboración de vinos. Por otra, el edificio que alberga el hotel y los jardines aledaños, un espacio en el que disfrutar de los vinos en un entorno privilegiado de naturaleza y descanso.
Alrededor de todo esto surge el Bancal del Río. Los puntos clave son: la procedencia, una parcela de viñedos especialmente cuidados que dan al río Guadiana; la variedad de uva, la petit verdot, una variedad utilizada en Burdeos para los grandes ensamblajes o coupage, pero con unas características especiales por este lugar donde tan bien se ha aclimatado y con la vista puesta en el rosado que tantos premios ha recibido; un vino monovarietal, cuando la bodega ha innovado, y mucho, en vinos realizados con distintas variedades (coupage o blend), vuelve a realizar una elaboración con una única uva; y las personas, esa reunión de amigos, de prestigiosos hacedores del vino, de escritores del vino, de enólogos y enólogas, que llevó a una vuelta al origen.
El gerente de Pago del Vicario, Ignacio Barco, me cuenta, en uno de los viajes en tren de Madrid a Ciudad Real, cómo fue aquel día en el que se juntaron, entre otros: la enóloga Susana López; el periodista y escritor de vinos José Manuel Fernández Cuesta; el ingeniero agrónomo José Ramón Lissarrague, vinculado a muchos proyectos vitivinícolas a nivel nacional e internacional; y algunos de los responsables de la bodega y allegados.
Una reunión de amigos que empezó al lado del río Guadiana y que, tras un paseo por las diferentes parcelas de variedades de uva y situaciones del viñedo, terminó en el origen. La parcela de petit verdot y el pensamiento puesto en elaborar este vino tinto monovarietal con el cariño y dedicación para hacer un vino especial.
La bodega fue fundada en el año 2000 por los hermanos Antonio e Ignacio Barco Fernández, empresarios que proyectaron estas instalaciones poniendo el alma en lo que habían vivido a lo largo de su vida. Una familia vinculada siempre a la viticultura, la agricultura y la ganadería. Hoy ya es la segunda generación la que dinamiza y pone en valor a nivel nacional e internacional los vinos de este pago.
En el caso de Bancal del Río, este año 2020 se lleva elaborando cinco años y la evolución, según sus creadores, «ha sido muy positiva y ha mejorado mucho». En estos momentos se comercializa la añada de 2017. El Bancal del Río es un lugar para visitar, después de hacer noche en el hotel de la bodega, y es un vino para disfrutar pensando en una vuelta de todos al origen. Lo que hoy es un sentimiento y una experiencia necesarios.
Señorío de Nevada, edición plata, es un vino tinto de corte moderno, elaborado a través de un coupage con variedades de syrah, merlot y cabernet sauvignon. Está sirviendo de estudio en uno de los centros enológicos más prestigiosos de Burdeos.
Dos barriles de 250 litros de Amontillado Viña AB navegan en el buque escuela. Un vino singular, que combina la crianza bajo velo de flor, propia del Fino y la Manzanilla.