Armando Zerolo
Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas. Profesor de Filosofía del Derecho y Política. Autor de los libros "Génesis de Estado Minotauro" y "La monarquía constitucional. Los orígenes del Estado Liberal según Chateaubriand".
Después de dos años solo puedo decir que he rodado por el río turbulento de la opinión, que la piedra se ha hecho canto, y el canto, oración.
Detrás del ruido que deshace el mundo y que incrementa el caos, bajo la queja, el lamento y el resentimiento, suenan nuevas melodías para las fiestas de siempre. Tenemos poetas, como Josep María Esquirol, que saben ponerle letra a la canción.
La retirada de Afganistán tiene un significado que va mucho más allá de la coyuntura geopolítica particular. El idiota es como un niño, el imbécil es un intelectual. Uno sale de sí mismo a través de su propio sacrificio, el otro implosiona reduciendo el mundo a su propia estupidez.
Lo interesante no es ni el éxito ni la caída. Lo interesante es el rescate. Uno cae por sí solo, y uno solo tiene éxito. Pero el rescate depende de otro, y aquí es donde se encuentra la gracia del asunto.
La realidad es que justicia y perdón nunca debieron separarse, porque el perdón injusto es la mayor ofensa que se puede hacer a las leyes de la ciudad y, por tanto, al orden que se pretende defender.
Los topillos han asomado con su viveza habitual, y verlos emerger de la tierra, de lo profundo de sus madrigueras, y trazar sus caminos, como el de las raposas por la ribera, causa en el anonadado observador una sensación de vuelta a un tiempo denso, un amable recordatorio del ciclo de la vida.
El divorciado ha visto una muerte que es peor que la ausencia física. No ha enterrado a sus muertos porque ha visto apagarse una vida de un modo aun más destructor que la enfermedad o el accidente.
Entre los falsos aprobados y las violencias auténticas, nacionalistas, xenófobas y separatistas hay una relación directa que nuestros gobernantes maternalistas no quieren asumir, pero es su responsabilidad.