Ricardo Calleja
Me pregunto si realmente es el liberalismo lo que queremos conservar, y si es el liberalismo la solución única o principal a nuestros problemas.
Ayuso y Madrid no son el Mesías y la Tierra Prometida. No nos engañemos. Pero era necesario encastillarse frente a Sánchez y sus aliados. Y ha dado resultado.
En un claro del bosque, al resguardo del acantilado que forma una garganta, arde cada noche un fuego de campamento guerrillero, donde se congregan las diversas milicias de la batalla cultural.
Ser padre o madre es una respuesta, que solo puede ser libre y compartida con otro/a, a una llamada originaria. Y que transforma toda la existencia. Pero es la única respuesta coherente al don de la vida que hemos recibido.
Los financieros tienen una mutación genética por la que no saben decir basta: jamás se sienten satisfechos con lo que tienen, siempre quieren más.
La maternidad numerosa -para el ethos que va consolidándose en nuestra sociedad a golpe de decreto y con la corriente de la liquidez posmoderna empujando- es un capricho.
Hemos de considerar que si «los otros» han «ganado la batalla cultural» es precisamente porque han elegido el campo de batalla, el escenario que conviene al despliegue avasallador del expresivismo individualista.
El único fundamento para una alegría que resista a la tragedia es un amor más fuerte que la muerte. Vale la pena vivir, y por tanto sufrir, incluso ese padecer supremo del fallecimiento de un padre.