Andrea Reyes de Prado | 15 de enero de 2018
Morir cuando se ha sido personaje público tiene en la retaguardia de la mudez un billete de regreso al mundo. Sin fecha ya de caducidad, cada diez, veinte, cincuenta o cien años –según surja–, dicho billete se extrae de la oscuridad y el olvido para hacer relucir de nuevo un nombre. Publicaciones, artículos, documentales y exposiciones se crean cada año en torno a los aniversarios más destacados, bien sea por nacimiento, defunción o acontecimiento relevante. Durante 2017, por ejemplo, dentro del mundo de la cultura han resurgido figuras históricas como el cardenal Cisneros (1436–1517), se han reeditado voces como Vicente Blasco Ibáñez (1867–1928) o especialmente Gloria Fuertes (1917-1998), se han revisionado clásicos del cine como El graduado (1967), La vida es bella (1997) o Titanic (1997) y se han conmemorado icónicas obras de arte como el Guernica de Picasso (1937) o lugares que las albergan como el Museo Guggenheim de Bilbao (inaugurado en 1997). Arte en 2018
Cisneros: gran cardenal, reformista, impulsor de la cultura y fundamental hombre de Estado
Ya sea por un sincero deseo de recuerdo y homenaje, ya por la “excusa” desde instituciones y medios de tener algo seguro con lo que rellenar contenido (o, también, por poder hablar con libertad y disfrute de quienes llevan un tiempo lejos de la actualidad, ya que parece necesitarse siempre un motivo o “percha”), lo cierto es que las efemérides son un frecuente y útil recurso para traer desde el silencio letras, melodías o pensamientos que han dejado una necesaria y/o hermosa huella en nosotros como sociedad. Arte y literatura son sin duda las dos estrellas de este tipo de conmemoraciones, en ocasiones muy necesarias pero, en otras, sobreestimadas y sobreexplotadas (cuidado con pasar, de forma tan veloz, del vacío al empacho y otra vez a la nada: con tanto ajetreo se corre el riesgo de convertir a los pobres humanistas, poetas o pintores en mera mercancía flotante de quita y pon). Arte en 2018
Casi 36.000 personas han pasado ya por la exposición 'Murillo y los capuchinos de Sevilla' en el Museo de Bellas Artes de Sevilla #MBASE desde su apertura el 29 de noviembre pic.twitter.com/T6G2HWmnXf
— Consejería Cultura (@CulturaAND) December 18, 2017
Algunos de estos últimos, artistas de carboncillo y pincel verán este año su legado de nuevo en boca de la actualidad. Entre todos ellos, el nombre que con más fuerza ya comienza a resonar es el de Bartolomé Esteban Murillo (1617–1682), nacido justo en la frontera entre el “7” y el “8”. Perteneciente al estilo barroco, y conocido principalmente por su extensa obra de carácter religioso, fue uno de los mejores retratistas de su época y uno de nuestros mayores representantes. Si 2014 fue el año de El Greco y 2016 el de El Bosco, el que entra estará lleno de eventos en torno al pintor sevillano con motivo del cuarto centenario de su nacimiento. Fue «no solo favorecido del cielo por la eminencia de su arte, sino por las dotes de su naturaleza, de buena persona y de amable trato, humilde y modesto», en palabras del biógrafo de pintores españoles Antonio Palomino; algo que aumenta y enriquece la curiosidad hacia su persona. Arte en 2018
Su ciudad natal, como no podía ser de otra forma, será el núcleo del centenario: más de 600 obras, entre las ya “locales” y las traídas de toda Europa, darán lugar a exposiciones como Murillo y los Capuchinos de Sevilla. Reconstrucción en el Museo de Bellas Artes (hasta el 1 de abril) o Murillo y su estela en Sevilla en el Convento de Santa Clara (hasta el 8 de abril), que restaurarán y recordarán su obra, al igual que interesantes y bonitas iniciativas como los itinerarios que siguen los pasos del pintor a lo largo de su vida y de las calles que le vieron formarse y forjarse. Y aunque fuera el lienzo su principal formato de creación, la huella de Murillo ha llegado mucho más lejos: arquitectura, cerámica, música, gastronomía e incluso el mundo de la publicidad también explorarán, revivirán y compartirán su visión a lo largo de todo el año 2018, que ya ha sido bautizado como el Año Murillo.
#ObraComentada: "Sagrada Familia del pajarito", de Murillo pic.twitter.com/wftbf1rczQ
— Museo del Prado (@museodelprado) September 16, 2017
Nuestra gran pinacoteca, el Museo Nacional del Prado –que cobija importantes obras del artista andaluz–, será el segundo gran foco de atenciones. Aunque aún falten muchos meses para que dé comienzo oficialmente el homenaje (concretamente el 19 de noviembre de 2018), el programa se presentó y aprobó el pasado mes de junio de 2017. El motor de este gran encuentro será “promover una reflexión sobre el pasado y presente de la institución, pero también una propuesta de futuro a través de actuaciones concretas, como el nuevo proyecto arquitectónico del Salón de Reinos, concebido por Norman Foster, con el que el museo culminará su Campus del Prado”. Junto a novedades en el seno de su colección permanente (como la apertura de la Galería Jónica con escultura clásica) y a las exposiciones temporales que coincidirán con el periodo de celebración (Rembrandt, Fra Angelico, Sofonisba Anguisola, Pieter Brueghel el Viejo), innovadoras muestras como Prado 200, Circa 1819 o Efímera contarán historias de la fundación, historia y futuro de la pinacoteca bajo inesperados puntos de vista.
Renoir en el Thyssen: inmortal y rosa
Y, al igual que sucede con Murillo, como no podía desaprovecharse una ocasión semejante, los actos que rendirán homenaje al Prado no se quedarán en lo meramente pictórico: las letras, inevitables e inseparables testigos de la historia y sus sucesos, se materializarán en una nueva colección de publicaciones centradas en la historia de la institución y saldrán a la luz dos curiosos proyectos: el cómic Historietas del Prado, por Vicent Josep Llobell Bisbal “Sento”, y el volumen colectivo Retratos anónimos, coordinado por Luis Alberto de Cuenca.
Dos artistas fundamentales, cada uno en su lenguaje, para el arte de los siglos XIX y XX, tendrán también su hueco en un gran año de la pintura: Gustave Caillebotte (1848–1894), de cuyo nacimiento se cumplen 170 años, y René Magritte (1898–1967), que celebra los 120. A Caillebotte, realista y concéntrico impresionista, pudimos acercarnos recientemente en la exposición que el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid le dedicó en 2016 bajo el título de Caillebotte, pintor y jardinero. Absorbió la esencia de Millet, Courbet o contemporáneos como Renoir, Pissarro y Degas, aportando a su propio estilo los acentos de quienes admiraba y dejó como principal legado sus agudas panorámicas y perspectivas que influyeron no solamente a pintores posteriores, sino también a la fotografía o el cine.
El mundo de Giorgio de Chirico . Potencia inquietante en un universo metafísico
Entre cielos que llueven figuras, una interesante apuesta teatral, Nubes, conmemoró a uno de los artistas más misteriosos y atractivos del siglo XX: René Magritte. Desde 2009, la compañía Aracaladanza, que también ha cantado a El Bosco o Miró, revivió este espectáculo creado para todos los públicos y nacido desde una inquieta y poética puesta en escena que persigue a su artista por recovecos surrealistas, silenciosos y melódicos. Influido por el cubismo o el futurismo, fascinado por la obra de De Chirico y jugando siempre con la realidad entre sus dedos, Magritte creó un irónico universo onírico donde dicha realidad se cuestiona constante y secretamente. En 2017, la editorial Turner publicó René Magritte, una “biografía-objeto” que dialoga con y sobre el artista desde seis puntos de vista diferentes; y, por su parte, SM, en clave juvenil, sacó a la luz La manzana de Magritte, un álbum ilustrado que recorre las principales claves pictóricas del hombre oculto tras la famosa fruta.
Viajando a la Viena fronteriza entre el XIX y el XX, cuatro grandes nombres de las artes coincidieron en morir el mismo año que terminó la Primera Guerra Mundial: 1918. Cien años después, se recordará de manera especial a Gustav Klimt (1862–1918), Egon Schiele (1890–1918), Otto Wagner (1841–1918) y Koloman Moser (1868–1918). La ciudad honrará a sus cuatro hijos y al movimiento que les unió, la denominada Secesión: la vertiente artística de una Edad de Oro iluminada por Freud, Olbrich, Loos, Wittgenstein, Zweig o Mahler, entre otros. Exposiciones, talleres, visitas guiadas y un sinfín de actividades, abordando el origen, vida y legado de toda una cultura revolucionaria y moderna, se convertirán en la ocasión perfecta para visitar una hermosa ciudad que viste de gala a sus más famosos representantes. Entre todo el mapa de acontecimientos, destacan las muestras Klimt no es el final. Resurgimiento en Europa Central y Egon Schiele. Caminos de una colección en el Museo Belvedere; una exclusiva reunión de fotografías, documentos y obras de Shiele –junto a las ya presentes de forma permanente– en el Leopold Museum, y la también monográfica Otto Wagner en el Wien Museum Karsplatz.
2018 just keeps on giving & it's only January! Next up in the 'book tickets now' category from #TateModern The EY Exhibition: Picasso 1932 – Love, Fame, Tragedy (Mar-Sept 2018) Work from one of his most prolific periods #Picassoexhibition #Londonart https://t.co/hasepiJw5O @Tate pic.twitter.com/DD4iHPw4ZH
— ArtingAbout (@artingabout) January 5, 2018
Tan señalado es el aniversario, y tal la estela que histórica y culturalmente aquella época dejó, que hasta el MET de Nueva York exhibirá, entre julio y octubre, una selección de desnudos de Klimt, Schiele y Picasso pertenecientes a la Scofield Thayer Collection. Colándose entre bambalinas, será Picasso, ya fuera de las efemérides, quien tendrá su primera muestra monográfica en la Tate Modern de Londres, bajo el título de Picasso 1932 – Love, Fame, Tragedy. Y, para culminar con los principales escenarios artísticos que se avecinan, Rubens, el gran pintor de la escuela flamenca, se dividirá en tres a lo largo y ancho de 2018: tanto el Museo del Prado como el Städel de Fráncfort y el Boijmans van Beunigen de Róterdam dedicarán sus salas a su versátil y sobria obra. No estarán los próximos meses exentos de ineludibles citas para honrar luces de la historia del arte. Disfrutemos de ellas, procurando que no se conviertan, como con frecuencia ocurre, en intensas y violentas estrellas fugaces.