María Rodríguez Velasco | 16 de enero de 2019
El Instituto CEU de Estudios Históricos estrena el documental Augusto Ferrer-Dalmau, pintor de batallas, prosiguiendo así con un proyecto audiovisual dirigido por Alfonso Bullón de Mendoza. Esta propuesta trata de acercarnos a la historia combinando fuentes documentales, textos y testimonios con el rigor histórico de las imágenes, aunando las especialidades de los grados en Historia, Historia del Arte y Comunicación Audiovisual de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo.
Augusto Ferrer-Dalmau, pintor de batallas comienza recordando la importancia que el género histórico ha tenido en la historia de la pintura como signo de erudición o espejo de príncipes, destacando el programa iconográfico de Velázquez para el Salón de Reinos de Felipe IV, la implicación política de Jacques-Louis David o la renovación de Delacroix al abordar en La matanza de Quíos (1824) el dolor anónimo del pueblo. En esta línea, se apunta cómo, desde el Renacimiento, las galerías de batallas se convirtieron en estancias principales de palacios, como el del Escorial o Versalles. Este contexto introductorio nos conduce a Augusto Ferrer-Dalmau quien, a partir de varias entrevistas, nos explica aspectos técnicos e iconográficos de su pintura, así como su conciencia de pintor comprometido con la sociedad.
hay cuadros que cuando los pinto, me trasladan en el tiempo y su espiritualidad… este es uno de ellos pic.twitter.com/mfADqxOJTY
— A. Ferrer-Dalmau (@DalmauFerrer) December 8, 2018
El documental Augusto Ferrer-Dalmau, pintor de batallas no pretende ser un catálogo audiovisual de su trayectoria pictórica, sino presentar a su protagonista en la estela de maestros dedicados a temas militares, como Jean Louis Ernest Meissonier (1815-1891), Édouard Detaille (1848-1912), Alfonso de Neuville (1835-1885), y, más concretamente en España, Josep Cusachs (1850-1909).
Este recorrido permite observar que Augusto Ferrer-Dalmau ha venido a llenar un vacío actual en lo relativo a temas militares en España, pues, desde que el militar Josep Cusachs pintara las campañas en las que él mismo participó, ningún maestro se había dedicado en exclusiva a este género. Así lo pone de manifiesto el testimonio del comandante Segura, gran conocedor de la obra de Cusachs, quien en el Archivo Histórico Militar (Segovia) nos mostró el expediente de este militar-pintor, donde consta la licencia que solicita para viajar a París en 1882.
Augusto Ferrer-Dalmau recoge con sus pinceles los principales hitos de la historia de España a partir del importante papel del ejército, desde la batalla de Covadonga hasta la actualidad. En sus trabajos más recientes esta visión histórica traspasa nuestras fronteras, como se aprecia en La despedida, conmovedora imagen de la guerra civil rusa.
una de las escenas que mas me han gustado pintar, del cuadro " ПРОЩАНUЕ " (La despedida)https://t.co/usi5ukeH0v pic.twitter.com/PKIGYEiqEl
— A. Ferrer-Dalmau (@DalmauFerrer) July 1, 2018
La contemplación de las pinturas de Ferrer Dalmau, que empezó su trayectoria pictórica como paisajista, permite advertir su valía técnica y, a la vez, su minuciosidad en la documentación de los hechos históricos que recrea. Así lo constata el testimonio de Pedro Ramón y Cajal, coleccionista de pintura de batallas y propietario de la Batalla de Pavía. Para transmitir el realismo de cada contienda, Augusto Ferrer-Dalmau se asesora con historiadores, literatos, uniformólogos y, sobre todo, militares, como nos cuenta en el documental el general Varela.
En su modo de abordar las distintas temáticas, Ferrer-Dalmau funde los grandes protagonistas y la heroicidad de soldados anónimos que nos hablan de la intrahistoria del ejército. Para poder reflejar en sus pinturas el verdadero sentir de los soldados (fuerza, valor, miedo, dolor…), Ferrer-Dalmau ha querido viajar a las misiones internacionales del Líbano, Afganistán y Siria, donde ha tomado numerosos apuntes y vivir como “soldado entre soldados”. A este respecto, el documental recoge las palabras de Lucas Molina, editor de la revista Ares, y testigo de cómo se fraguó La patrulla en la aldea de Zat Nasir.
Ferrer-Dalmau combina paisaje y figuras en total armonía, mostrando su capacidad para captar distintas atmósferas, desde las olas y brisa marítimas, representadas magistralmente en El último combate de El Glorioso, hasta el polvo que levantan sus caballerías, donde los animales se convierten en protagonistas de las composiciones. De hecho, desde sus muchos bocetos, Ferrer-Dalmau ya se revela como gran animalista, especialmente en el tratamiento de los caballos, que transmiten la violencia de los combates, a partir de un gran dinamismo, o la solemnidad de los soldados, en imágenes de reposo o mayor estatismo.
Todo en la pintura de Ferrer-Dalmau, lenguaje formal y significado, busca honrar a los soldados y concienciar de su importante papel en la historia de España, desde su compromiso social como pintor: “Yo intento recuperar, recuperar la memoria histórica de los tiempos pasados, de cosas que no se pudieron fotografiar, de cosas que nos contaron, o incluso cosas que no sabíamos. Entonces resucitar la historia del pasado, nuestra historia, y que a la gente futura quede una imagen como referencia”.